El crecimiento del desempleo que informó el Indec la semana pasada no es el único indicador del mercado de trabajo que muestra un deterioro acelerado durante el gobierno de Mauricio Macri. La última encuesta del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló que el año pasado el 49,3 por ciento de la población activa se encontraba ocupada en el sector microinformal de la economía, un 1,4 por ciento que en 2017. Dentro de ese grupo, el 81,7 por ciento tiene un empleo de baja calidad, el 75,9 por ciento afirmó no tener aportes en el sistema de seguridad social y el 51,3 por ciento no posee cobertura de salud.
El Informe de la UCA destaca que «desde 2016 las medidas de ajuste macroeconómico, el contexto internacional adverso, la política anti-inflacionaria, la insuficiente inversión privada y la limitada inversión pública generaron un escenario todavía más recesivo y adverso en materia de empleo». El año pasado se sumó a esta situación estructuralmente adversa los efectos recesivos de la devaluación y la posterior aceleración de la inflación que generó perdida en los ingresos y en la capacidad de consumo de los hogares.
El grupo de trabajadores del sector micro-informal posee una mayor proporción de mujeres que el sector privado formal, un menor porcentaje de población de 35 a 59 años, una mayor proporción de trabajadores sin secundario completo y un mayor porcentaje de residentes en hogares de nivel socioeconómico muy bajo. A su vez, el 30 por ciento estuvo desempleado por lo menos una vez en el último año, el 13,2 por ciento declararon una antigüedad menor a un año y el 45,1 por ciento demanda más horas de trabajo.
Las condiciones psicosociales también son más endebles en los trabajadores del sector micro-informal: el 23 por ciento presenta malestar psicológico, en el 24,1 por ciento se observa un afrontamiento negativo ante los problemas y el 16,6 por ciento expresaron sentirse nada o poco felices.
El nivel socioeconómico del hogar es el factor que más incide en las limitaciones de inserción en trabajos de calidad. La probabilidad de ocuparse en el sector micro-informal aumenta 13,5 veces al comparar a los trabajadores de hogares de nivel socioeconómico muy bajo con los del nivel medio alto, anulando el efecto de las otras variables.
La región de residencia también genera situaciones diferenciales de inserción en la estructura productiva: los trabajadores habitantes del Conurbano Bonaerense presentan 1,8 veces más de probabilidades de encontrarse ocupados en unidades productivas del sector micro-informal que aquellos trabajadores residentes en la Ciudad de Buenos Aires
Por su parte, la Universidad Nacional de Avellaneda publicó un informe sobre la crisis laboral donde detalla que, además de la baja del 2,5 por ciento en el «empleo de calidad» durante el último año, se registró una reducción de 2,8 por ciento entre los independientes autónomos, y del 5,5 por ciento entre los monotributistas. «Solo repuntan las y los trabajadores de casas particulares, con una suba de 2,4 por ciento, en el marco del proceso de regularización iniciado en 2013», subraya el informe.