Por:
Johana Gómez.
Referente provincial del PTS / Frente de Izquierda.
Este 8 de marzo, a las mujeres nos sobran motivos para paralizar el país y hacer temblar la tierra. Como todos los años, volveremos a ganar las calles, para dar vuelta todo y decir bien fuerte que sobre nuestras vidas, nuestros derechos y nuestras familias: ¡no pasarán!
En lo que va de 2019, más de 35 mujeres y 20 personas trans y travestis fueron asesinadas por la violencia de género. La clandestinidad del aborto llevó a la cárcel a una joven en Santa Fe, obligó a ser mamá a una nena de 11 años en Jujuy y, ahora, se repite el caso con otra nena en Tucumán. También, otras tantas – niñas, jóvenes y adultas – perdieron la vida por la criminalización de esta práctica.
La crisis social que provoca el ajuste del gobierno de Macri, de los gobiernos provinciales, de los empresarios y del FMI, con tarifazos, inflación, despidos, suspensiones y cierres de fábricas y empresas es cada vez más aguda y recae con más fuerza sobre las espaldas de las trabajadoras y de las mujeres más pobres.
Por eso, muchas de nosotras – trabajadoras, estudiantes, amas de casa y jóvenes – estamos en la primera fila para enfrentar el ajuste, a pesar de las conducciones sindicales y de los centros de estudiantes que le dan la espalda a nuestros reclamos.
El 2018 fue el año de la marea verde. Pero, también de la avanzada de las iglesias con sus pañuelos celestes, que fueron minoría en las calles pero contaron con el apoyo de Cambiemos (UCR y PRO, entre ellos, Claudio Poggi) el Frente Renovador y todo el peronismo (entre quienes se cuenta a Adolfo Rodríguez Saá) e incluyendo a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien dijo que «no había que enojarse con la Iglesia» y llamó a unir los pañuelos verdes y celestes, de cara a las próximas elecciones nacionales.
Todos esos partidos, políticas y políticos defienden este sistema capitalista patriarcal. Y eso fue lo que mostraron ante millones de personas cuando se debatió nuestro derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Porque no podemos permitir que haya una muerta ni una presa más por aborto clandestino, no estamos dispuestas a que la lucha por el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito quede supeditada al apoyo de aquéllos partidos y de la casta política gobernante.
El 2018, también fue el año del acuerdo que selló el gobierno nacional con Christine Lagarde y con el FMI. Un acuerdo que se garantizó con el aval del PJ y el massismo en la Cámara de Diputados de la Nación. Entre cuatro paredes, votaron hipotecarnos la vida e incrementar el sometimiento al imperialismo en los próximos años, como pretenden hacer también en Venezuela y Brasil.
Pero, el macrismo no gobierna ni desarrolla estos planes en soledad. Sin el visto bueno del peronismo, de los mismos que hoy se postulan con el kirchnerismo y que presentan listas provinciales como si fueran «oposición», y sin el sostén de las burocracias sindicales – que no llamaron a una sola medida de lucha para frenar estos ataques – el PRO no podría haber aprobado ninguna de estas leyes ni imponer estos planes. Si seguimos pagando la deuda y no se tira abajo el acuerdo con el FMI, la miseria en nuestro país crecerá exponencialmente. Por ello, no hay que juntarse con Lagarde como hizo Kicillof, hay que movilizarse para repudiar y desconocer el acuerdo buitre.
¡Demos vuelta todo!
Estamos en un contexto mundial de crisis capitalista y de ofensiva imperialista en Latinoamérica, pero también de luchas históricas como la que en Francia protagonizan “los chalecos amarillos”. En Argentina, vimos que no bastó con las mareas verdes, pero aprendimos de dónde sacar la fuerza y comenzamos a ver quiénes son nuestros aliados y quiénes no.
En ese sentido, tenemos que redoblar la apuesta, la convocatoria en las calles y la organización, poner en pie Comisiones de Mujeres y de la Diversidad Sexual en cada lugar de estudio y trabajo, para potenciar nuestra energía de lucha y para construir un gran movimiento de mujeres y de LBGTTTIQA+, que abrace como propia la lucha contra toda forma de opresión y explotación. Un movimiento que se proponga acabar con el capitalismo y el patriarcado, y que se organice desde abajo, sin ataduras con las instituciones del Estado, la casta política que nos gobierna y “representa”o la jerarquía religiosa.
Para aportar a construir ese enorme movimiento, no alcanzan las fotos con el cartel de “Ni Una Menos” o con un discurso más o menos bonito. Tampoco alcanza con que nos digan que hay que conformarse con votar – cuando llegue el momento – a tal o cual variante político electoral, porque sabemos que ni el macrismo ni el peronismo se proponen cambiar el destino que nos espera con los planes del FMI, con la clandestinidad del aborto, y con la negativa a garantizar las medidas más elementales contra la violencia de género.
Por todo ello y con la perspectiva de darlo vuelta todo, este 8 de marzo, las mujeres de “Pan y Rosas”y el “Partido de Trabajadores por el Socialismo” en el “Frente de Izquierda y los Trabajadores” (PTS/FIT) salimos a las calles en todo el país y en la Ciudad de San Luis, llevando bien en alto las siguientes banderas:
1.- NO al ajuste de Macri, el FMI y los gobiernos provinciales.
2.- Basta de violencia contra las mujeres. Aborto legal, ya. Separación de la Iglesia y el Estado.
4.- Basta de explotación en el trabajo y opresión en el hogar.
5.- Fuera Lagarde y el imperialismo norteamericano de América Latina.
6.- Paro nacional activo contra el ajuste, los tarifazos, despidos, suspensiones y cierres de fábricas y empresas.