Después de haber soportado una campaña mediática tendiente a instalar en la sociedad la idea de una “inseguridad descontrolada” y planteada como consecuencia de lo que no se hizo en años anteriores, la Ministra Bullrich habilitó a las fuerzas de seguridad a utilizar cualquier medio para combatir “semejante estado de desorden”, incluyendo la posibilidad de disparar por la espalda a los ciudadanos si así se considera necesario.
Como si no fuera violento propiciar el hambre, la pobreza y el desánimo en la sociedad, el Gobierno Nacional entiende que la única forma de revertir la situación gravísima en la que se encuentra la Argentina es con ajuste y balas hacia adentro del país y con fastuosas fiestas y muestra de opulencia hacia el resto del mundo.
Para ayudar a la confusión, los mismos medios de comunicación agitadores, ahora y en cadena nacional cuestionan la medida de “gatillo fácil” y muestran una preocupación ante su posible aplicación. Antes comparaban Argentina con Venezuela, ahora la comparan con Brasil.
La idea es siempre la misma, que la Argentina no sea soberana ni siquiera en sus políticas de seguridad. Y para rematar, en las propias filas del macrismo, comienzan a formar su propia oposición a partir de las críticas realizadas por Vidal y Carrió.
La realidad es que estamos entrando a la más profunda crisis planteada en los últimos años, que poco se está haciendo para revertirla y que se pretende que los argentinos en 2019 tengamos que optar entre Cambiemos o Cambiemos a riesgo de perder hasta la vida en manos del “mejor equipo de los últimos 50 años”.