San Luis (LaNoticia) 17-09-18. Pidió la renuncia de Spinuzza por fumarse un porro en forma privada, pero se queda callado cuando uno de los suyos es denunciado por violento.
Cuando los medios que le responden al senador nacional Claudio Poggi hicieron una operación mediática publicando un video tomado de manera privada que mostraba a la, entonces, ministro de Educación de San Luis, Natalia Spinuzza, contando que se había fumado un porro en Holanda; Poggi no dudó en utilizar su cuenta de Facebook para pedir la renuncia de Spinuzza.
En la edición del pasado viernes, nuestro medio dio cuenta de una denuncia judicial que realizó una mujer contra el diputado provincial de Avanzar y Cambiemos por San Luis, Walter Oio, por violencia de género, tras lo que una juez de Villa Mercedes ordenó la prohibición de acercamiento del diputado a esta mujer y su familia en un radio de 200 metros –clic acá para ver archivo-.
Durante todo el fin de semana esperamos infructuosamente que Poggi volviera a utilizar su perfil de Facebook para, esta vez, pedir la renuncia al diputado de su propio espacio, pero el pedido brilló por su ausencia.
Sería bueno que el senador nacional nos explicara si para él, fumarse un porro de manera privada, es mucho más grave que ser un violento de género, es decir un golpeador de mujeres, algo totalmente cobarde, como lo denunciado contra Oio; para que en un caso pidiera una renuncia y en el otro, optara por el silencio. Como si fuera poco, sus medios, los mismos que habían armado la campaña mediática contra Spinuzza, en este caso, al parecer no se enteraron de la orden judicial que existe contra Oio, porque no hicieron ningún tipo de publicación, demostrando que de periodismo, ni la `p´.
Si alguien dice que es representante del `cambio´, sería muy importante que demuestre ese `cambio´ con sus propios actos, condenando lo que quiera condenar, pero de todos los lados, no solo del espacio político al que se opone, porque de lo contrario Poggi está demostrando que es más de lo mismo, que aprendió tan bien lo que su maestro Adolfo le enseñó, que lo pone en práctica sin ningún tipo de `cambio´.
Como dice el saber popular, “la mujer del César no solo debe ser honesta, también debe parecerlo”. ¿O no don Claudio?
Carlos Rubén Capella
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