El Gobierno Nacional aplica medidas que nos llevan directamente al desastre y en medio de los sobresaltos económicos, dando golpes de timón y recurriendo al “nuevo” Fondo Monetario, ensaya alguna estrategia política para conseguir aliados que le permitan mantenerse a flote.
En esta improvisación permanente de la política de Cambiemos, uno de los territorios en los que han plasmado sus internas y debilidad política, es San Luis. En la Provincia donde Macri ganó en 2015 cómodamente ya se pueden ver los posicionamientos de algunos en la carrera hacia 2019.
La supuesta interna de los hermanos Rodríguez Saá genera confusión entre sus filas y la oposición lejos de llevar adelante una construcción política en serio, está pensando en conservar lugares ínfimos de poder en la Provincia y para ello se sirven de las disputas internas entre los máximos cerebros de Cambiemos.
Desde que Marcos Peña señaló a Claudio Poggi como el candidato en San Luis, Frigerio comenzó a reforzar la imagen del Intendente Ponce para tener una referencia que haga de contrapeso y así poder sumar en su armado una figura que ocupa un lugar importante en el mapa local.
Desde el oficialismo provincial se pretende agotar todas las instancias para conservar el poder con una gran convocatoria en donde la puerta está abierta para todos aquellos que quieran sumarse, casi que con indulgencia y con amnesia temporal, los más altos representantes del Modelo San Luis se reúnen con todos los actores de la política, aún con los que mantenían diferencias casi irreconciliables.
Los diálogos “institucionales” que el Gobernador de San Luis y el Senador Rodríguez Saá han mantenido con el gobierno de Cambiemos, planteados como necesarios para la gestión provincial, son para el público solo acercamientos para conseguir los recursos y garantizar el supuesto “bienestar” de los puntanos, y así no naufragar en sus aspiraciones políticas.
Las muestras de acompañamiento por parte de los opositores locales al gobierno de Cambiemos no han tenido ni la más mínima actitud de preservación respecto del destino político de la Argentina, por lo que se podría entender que no les preocupa el hecho de tener que terminar en un bote cuando el barco, que ha ratificado su rumbo, se hunda más tarde o más temprano.