Las disposiciones sobre el bolsillo de los argentinos que se agregan a anteriores medidas sobre los mismos bolsillos, tienen repercusiones a altos niveles. Más concretamente, dentro de la cabeza de los argentinos. Dentro de este contexto y más allá de los números, todos los especialistas consultados por “Clases de Manejo San José” coincidieron en que aumentaron visiblemente la ansiedad, angustia, depresión, con úlceras, pánicos, hipertensiones y pesadillas varias. Todas vinculadas de una u otra forma a las decisiones del Gobierno.
Resulta interesante descubrir a qué asociaron los pacientes esos problemas: “El mantenimiento de la actividad laboral, la falta de trabajo, y cuestiones económicas en general, baja de ingresos, descenso de la calidad de vida”, ocupan al menos la mitad de las temáticas de diván.
Las distintas medidas -señalaron profesionales de la salud mental- “provocan la vivencia arrasadora de estar a merced de un otro arbitrario y para colmo ineficaz”.
Cuando las figuras de autoridad, los gobernantes, toman medidas no eficaces, genera una sensación de estar a la deriva que produce mucha ansiedad, mucha angustia. Cada uno reaccionará con sus recursos. Algunos quedarán paralizados, otros van a armar escándalo al banco, otros pedirán prestado. Lo que se nota es la sensación de desorientación. Hasta ahora se notaba la imposibilidad de los pacientes a programar a largo plazo. Ahora, esto produce la imposibilidad de programar a ningún plazo”.
Así mismo, se llega al desamparo y la desesperanza. “El desamparo -definió idóneos en el tema- es la vivencia de no poder controlar las cosas en el presente. La desesperanza, de no poder hacerlo en el futuro”.
Estimado Lector. Gracias por haber bancado que haya contextualizado desde este punto de vista, porque todo depende, según la ONG Luchemos por la vida. La posibilidad de sufrir accidentes dependerá, especialmente, de las condiciones emocionales y las actitudes al conducir.
Algunas personas piensan que una vez que se aprendió a conducir y se tienen años de experiencia en su haber, ya se es un conductor seguro. Sin embargo, no siempre es así. Es cierto que la experiencia de horas al volante aumenta la destreza y ayuda a conducir mejor. De hecho, en los primeros cuatro años de conducción las personas tienden a sufrir más choques que en los años posteriores. Sin embargo, también los conductores experimentados sufren graves accidentes.
Todo el proceso de la conducción, mientras el conductor atiende selectivamente a la situación del tránsito, la manera en que la percibe, el modo en que interpreta y juzga los hechos, hasta cuando decide cómo actuar y actúa, se encuentran influidos por su personalidad, el estado emocional, la autoconfianza, las preocupaciones, sus actitudes frente al riesgo, etc.
Por ello es importante reconocer en uno mismo, aquellas situaciones vitales, o circunstancias, que pueden, por razones emocionales, perjudicar un desempeño seguro en el tránsito. Y también estar atento para detectar estos problemas en los comportamientos problemáticos de los demás usuarios de la vía, para actuar en consecuencia y evitar accidentes.
Muchas veces los conductores inmaduros o agresivos se cruzan en nuestro camino y pueden ser la causa de un accidente que nos involucre.
Estar preparado para reaccionar adecuadamente puede evitarlo. Algunos consejos:
• No provoque. Ya sea, encerrando al sobrepasar, circulando más despacio por el carril izquierdo, pegándose atrás de un vehículo o haciendo gestos obscenos.
• No se enganche. Un conductor enojado no puede empezar una pelea a menos que el otro se enganche. Usted puede protegerse de los conductores furiosos evitando enojarse con ellos. No responda a una provocación. No lo provoque con la mirada. Si piensa que el otro conductor lo está siguiendo o intentando comenzar una pelea, pida ayuda, deteniéndose en un sitio con gente.
• Ponga distancia. Dele a los conductores enojados mucho espacio en el camino.
• No lo tome como algo personal. Manténgase sereno y no tome las acciones de los otros conductores como algo personal contra usted. Piense que el otro puede tener algún problema serio, que lo motiva a esa acción.
• No compita con los demás conductores. Usted no necesita demostrarle a nadie su valor o su razón. Su mayor éxito consiste en llegar a destino sano y salvo.
• Procure mantener la calma.
Finalmente, a la hora de subirse un auto, todo depende como nos sintamos emocionalmente, si a esto le sumamos que conducir atendiendo y viendo el teléfono, cuadruplica la posibilidad de tener un incidente vial… debemos ser honestos y evaluar que a lo mejor será, caminar…