Poesía periodística (parte tres)
Dijo Guevara el humano
que ningún intelectual
debe ser asalariado
del pensamiento oficial.
Debe dar tristeza y frío
ser un hombre artificial,
cabeza sin albedrío,
corazón condicional.
Mínimamente soy mío,
ay, pedacito mortal.
Fragmento del poema “Tonada del albedrío”, Silvio Rodríguez
Con mucha vocación y alegría tratamos de aprender paso a paso, mientras convidamos memorias de escritoras y escritores que han sido “referentes” para quienes hacemos Vientos desde hace 15 años. En este caso compartimos un articulo que el poeta Marcelo Mangiante escribió sobre la vida, obra y militancia social de otro poeta: Tilo Wenner (ambos de la ciudad de Entre Ríos, Argentina) para que publicáramos en el número 78 de la Revista Cultural Latinoamericana (Guturalmente hablando) “El Viento”, publicación independiente de Juana Koslay, San Luis, Argentina.
Convidamos el trabajo de Marcelo, su poesía y la de Tilo Wenner.
poeta y periodista, desaparecido por la dictadura
tilo wenner. crónica y recuerdo de un libertario
Mi propuesta no es una politización de la disciplina. Somos en la política. Estoy proponiendo un intento de despolitización con el fin de alejarnos de una política de la hostilidad, el temor y las soluciones a medias.
Gayatri Chakravorty Spivak
El 20 de noviembre de 2014 cerca de las 11 de la mañana llego a la Biblioteca Provincial de Entre Ríos. Me esperan el director −un viejo amigo y colega, que me ha invitado− y un anciano que hará las veces de chofer: ex detenido por la dictadura cívico-militar 1976-1983, pasó ocho años preso y torturado; con él charlo por primera vez. Enseguida partimos hacia la Escuela Lomas del Mirador, situada en el muy pobre barrio paranaense del mismo nombre. Llegamos cerca del mediodía y veo unos chicos de secundaria pintando un mural, todos con remera del Movimiento Evita. El ex preso político me empieza a mirar cada vez desde más lejos: en el auto no me lo marcó, pero ahora noto que me toma por un infiltrado. Con mi amigo nos acercamos a un pequeño grupo, separado del de los pintores, y lo saludan con cariño y le convidan mate; yo que voy un poco a la zaga recibo sobrios saludos militantes, “buen día compañero”. Como no devuelvo la contraseña −sólo respondo “buen día”−, genero desconfianza y la ronda de mate nunca llega hasta mi. Inevitablemente, se evoca a “los gorilas”.
Mi amigo me había dicho que sería un acto sencillo, un homenaje, nada partidista, pero hay bastante gente teniendo en cuenta que las clases terminaron una semana antes. Y por el mismo motivo, uniformados o no, todos son militantes de la corriente kirchnerista mencionada. De a poco empiezan a caer autoridades municipales y provinciales, de educación, de derechos humanos y de ambas cosas a la vez. De pronto, sólo faltan la intendente y el gobernador. Los demás están todos. El gobernador anda en Buenos Aires “con Cristina”, así que no va a aparecer, pero la intendente “está viniendo”. Estoy rodeado. Un poco nervioso. Hay que ir al salón de actos para empezar. De reojo, miro las salidas.
Llega el móvil del canal que se ve en toda la provincia y muchos jóvenes con grabadores de periodistas. Admiro la capacidad que tienen de caer siempre un minuto antes de que todo empiece, no como yo que estoy hace una hora dale mirar el techo, dale mirar el piso, haciendo como que charlo. El rector de la escuela, como anfitrión, propone un orden de oradores; somos más de diez, tal vez quince. Si abandonan sus despachos para arriesgarse a venir a este barrio donde la noche anterior los narcos mataron un gurí y las balas silban todo el día no va a ser para sonreír en la foto nomás. Soy el anteúltimo. El cierre lo va a hacer mi amigo, que siendo director de una biblioteca es la única autoridad literaria presente, leyendo un poema de Tilo Wenner (que bajó del puñadito de poesías disponibles en internet).
LOS DUEÑOS DEL OLVIDO, VESTIDOS DE MEMORIA
Habla primero el rector, que da la bienvenida, felicita a los muralistas, menta lo significativo de la jornada, que es un día para la memoria y cosas así. Toman el micrófono tres o cuatro cargos y balbucean palabras de circunstancia: que no lo conocimos a Tilo Wenner porque no militó en Entre Ríos sino en la provincia de Buenos Aires, en Escobar, pero que lo admiramos como a los 30.000 desaparecidos por sus ideales, su lucha contra la dictadura; alguien menciona que dirigió un periódico pero no recuerda el nombre ni tampoco si era un diario o un semanario. Se menciona que escribió poesías. Después del rector, nadie ha podido hablar más de un minuto.
Llega la intendente. Todos la aplauden, incluido yo que sin embargo lo hago como en cámara lenta. Ella saluda a casi todos los que estamos al frente; soy uno de los que saltea. Ante Blanca Osuna, todos se apocan. Yo, recién en ese momento, sé que no me va a faltar coraje. El secretario de Derechos Humanos de la provincia es el único más o menos desenvuelto cuando agarra el micrófono: felicita a los militantes por el mural, habla más que los anteriores mas no agrega nada específico, sólo actualiza la empatía, el vínculo, la mística, “eso que nosotros los peronistas tenemos, lo que nos une, lo que sabemos que ellos no saben”. Flor de langa el flaco.
El ex detenido y torturado por montonero que me llevara hasta la escuela se dirige al público en nombre de la asociación de ex detenidos y familiares de víctimas de la represión, evoca el suplicio de los centros clandestinos de detención de Camps y Videla y dice que, sin haberlo conocido, siente a Tilo Wenner como un hermano. Es sincero y emotivo como nadie lo ha sido hasta el momento. Es el turno de Osuna, que no en vano alguna vez se recibió de docente: les habla a los alumnos como si fueran sus hijos, no les pide que estudien pero sí les sugiere que lean a Tilo Wenner porque tal vez (no es seguro) allí encuentren algo o a alguien con quien identificarse. Puntualiza que Wenner nació en General Galarza, cerca de Gualeguay. Se las rebusca para injertar al gobernador y a la presidente en su discurso, para agradecerles no se entiende bien qué y se llama a silencio. El rector recupera el micrófono para anunciar que el acto está llegando a su fin y que lo va a cerrar mi amigo leyendo una poesía del homenajeado. Hago un aspaviento para señalar que me ha salteado, pero no me mira; mi amigo le recuerda que aún falta mi palabra y me pasa el micrófono.
DEMASIADO CERCA, DESAPARECE
Mi alocución, casi textual:
¿Cómo contar una historia de tantos años y peripecias en cinco minutos? Intentemos. En mayo de 2001 yo estaba buscando tema para mi tesis de la universidad y encuentro en una revista literaria de Buenos Aires, que se llamaba La Danza del Ratón, un par de poemas sueltos de un escritor que yo no había oído nombrar pero me llamó la atención porque, según decía la publicación, tenía cuatro características que yo, en cierto sentido, también las tenía: era escritor, era periodista, era entrerriano, era desaparecido. Lo de desaparecido, por supuesto, en un sentido figurado y con todo respeto. Pero ustedes me entienden que en 2001 los jóvenes pudieran verse a sí mismos como desaparecidos en este país. Lo demás no hay que explicarlo: yo escribía, hacía algo de periodismo y habitaba esta provincia. Entonces lo raro era que teniendo contacto con periodistas, con escritores, con gente de los organismos de derechos humanos, viviendo en esta provincia, siendo lector de libros, revistas y diarios en esta provincia… nunca nadie me hubiera hablado antes de Tilo Wenner, que nadie lo conociera, que yo mismo no hubiera sabido antes de él.
Me acordé al instante de Rodolfo Walsh, quien supo escribir que en 1956 en un bar de La Plata, compartiendo una cerveza, alguien le comentó: “hay un fusilado que vive” y él sintió que se habían robado un pedazo de historia, sintió que él era el que tenía que recuperarla, sintió que ese era un momento oscuro y luminoso a la vez, la punta de un ovillo que esperaba por él. Un año más tarde la publicación de Operación Masacre, de Walsh, cambió la historia de la novela y la historia del periodismo en la Argentina. La historia de Wenner era esa historia robada que a mí me tocaba reponer. Y me dediqué durante ocho años a recuperar todos los libros que publicó, que fueron trece: flor de desafío porque algunos los editó en los años 50, hace casi seis décadas, en tiradas artesanales que no pasaban de 150 ejemplares; sumado esto a que tener un libro de él pasó en los 70 a ser algo comprometedor y la gente quemaba o escondía los volúmenes. Muchos afirmaban que su obra ya estaba perdida, pero hoy por hoy está completa y digitalizada. Es una obra recobrada contra la dictadura. Y fui reconstruyendo, también, su vida en base a testimonios de familiares, vecinos, colegas. Presenté la tesis y me recibí en 2009. Pero pasaron muchas cosas antes.
REAPARECE QUE NO ES POCO
En 2003 publiqué una reseña de un libro de Tilo en El tren zonal. En 2004 la gestión de aquel momento de la municipalidad de Paraná convocó un concurso destinado a las escuelas secundarias de la ciudad de historias sobre desaparecidos por la dictadura de Paraná y de Entre Ríos. Había una nómina de desaparecidos. Wenner, claro está, no figuraba. Una profesora de educación cívica de esta escuela, Norma Mayorá, había leído mi nota en El tren zonal y le llamó la atención la ausencia de Wenner en el listado que daba la municipalidad. Me llamó por teléfono, me dijo que tenía dos excelentes alumnas de quinto y que querían presentar un trabajo sobre Tilo. Hace 12 años que doy clases y esa fue, hasta el día de hoy, la experiencia pedagógica más importante de mi vida. Guiar, junto a Norma, a las chicas en ese trabajo, fue increíble. Aparte del material específico sobre Wenner, que les apasionó, recuerdo que les presté el Nunca Más, que ustedes saben es un libro de consulta, un diccionario del horror, que no se lee de un tirón de principio a fin. Bueno, ellas lo leyeron de principio a fin. Hoy acá está una de ellas, Melisa, falta Cecilia; y falta Norma, la profe.
Las chicas de la escuela Lomas ganaron el concurso. Esta es una escuela humilde, periférica, y le ganó a las escuelas del centro que siempre tienen más recursos. Fue un orgullo para todos y un hito para esta escuela. Al punto que en noviembre de 2004, hace exactamente 10 años, me invitaron y estuvimos con Norma, Cecilia, Melisa y dos concejales de Paraná de aquel momento en este mismo salón descubriendo la placa que ponía el nombre de Tilo Wenner a la biblioteca de la escuela. No tuve ocasión de volver después de eso hasta el día de hoy. Y me han contado que hubo personas que quitaron la placa y la arrojaron no sé bien dónde. Pero la han encontrado y hoy vuelve a estar donde debe. Y si alguien la vuelve a quitar vamos a estar todos muy atentos para que rápidamente vuelva a su sitio.
Pero las repercusiones fueron más allá: en 2005 el nombre de Tilo Wenner fue agregado a uno de los dos monumentos que hay en plazas de Paraná que rinden tributo a nuestros mártires de la dictadura. Y desde 2006 ya hubo para las marchas del 24 de marzo una pancarta con la foto y el nombre de Tilo Wenner junto a las de los demás desaparecidos entrerrianos. O sea que esta escuela ha tenido y vuelve a tener un rol protagónico en el proceso de que paulatinamente el nombre de Tilo Wenner −y más adelante serán su historia y su obra− se vaya haciendo conocido en su tierra natal. No puedo terminar sin antes contar un poco quién fue este señor Tilo Wenner.
LA DESAPARICIÓN LITERARIA DE TILO WENNER
Tilo nació en 1931 en un paraje rural cerca de General Galarza, bien al sur de la provincia. Vivió pocos años, once o doce, en Entre Ríos y se mudó a principios de los 40 al sur de la provincia de Buenos Aires, a General Pirán, donde siendo un niño todavía, con 12 o 13 años de edad, se le dio vuelta un tractor. No murió de milagro, pero perdió un brazo, el izquierdo: se lo amputaron. Siendo aún un adolescente se fue a vivir a la capital, Buenos Aires, y luego viajó por Bolivia, Chile y Francia, a principio de los años 50. Entre el 52 y el 55 está afuera. En el 52, en Bolivia, es testigo de un proceso tremendamente politizado, de asambleas multitudinarias en todo el territorio, donde triunfa una revolución obrera y campesina que inicia una reforma agraria inédita. En el 55 está en Francia, y en Francia las vanguardias literarias y artísticas están a pleno en los cafés de París, la capital cultural del mundo. Esas experiencias sin duda lo marcan a Tilo y ya de vuelta en la Argentina, en el 57, publica sus dos primeros libros de poesía. En el 58 vuelve a publicar y funda un movimiento artístico de vanguardia que no fue como los anteriores en este país −una copia o adaptación de lo que se hacía en Francia−, sino a la inversa: fue un intento de hacer algo distinto que después algunos copiaron en Francia. El movimiento literario que lideró Tilo tenía una característica: se dedicaba a cuestionar a la literatura más tradicional pero también a los otros movimientos de vanguardia. No fue el único movimiento de vanguardia que hizo eso, pero los demás lo hacían siempre un poco en broma. Para Tilo y sus compinches era muy en serio. Y quiero llamar la atención sobre esto, porque lo que todos sabemos es que Tilo Wenner fue un desaparecido político en los 70. Pero lo que nadie dice y de lo que hay que darse cuenta es de que primero fue un desaparecido en la literatura y en la historia de la literatura y el arte argentinos a finales de los 50. Me explico: las críticas de Tilo Wenner a los escritores burgueses de su tiempo eran totalmente intransigentes. Y a los escritores y a los críticos literarios, que alguna vez se atrevieron a comentar o interpretar los libros de Tilo, también les dio para que tengan. En la mitad de un libro de poesía de Tilo podía aparecer su respuesta, lapidaria, a una reseña desacertada de un libro suyo anterior, escrachando con nombre y apellido al comentarista. Entonces Tilo puso en evidencia todas las hipocresías, las miserias, los pequeños negociados de los escritores de su época; a los que más se la tiraban de no hacer negocios con la literatura los acusó de ser los más negociantes de todos. Y se la cobraron. Le hicieron el vacío. Lo fueron desapareciendo de a poco de la historia de la literatura argentina. Señalo esto para que se perciba que el problema no empieza el 24 de marzo del 76 y no termina en el 83 cuando vuelve la democracia. Empieza antes y hoy continúa aunque sea distinto o menos grave. Hay una matriz cultural violenta en la Argentina que segrega a los diferentes y busca exterminarlos.
LA DESAPARICIÓN FÍSICA Y POLÍTICA DE TILO WENNER
En 1964 Tilo se radica en Escobar, consigue una imprenta y se dedica a dirigir un semanario, El Actual, que va a salir ininterrumpidamente por casi 12 años, hasta el 24 de marzo de 1976. A lo largo de esos doce años, una y otra vez, Tilo denunció todos los actos de corrupción, todas las persecuciones y aprietes del estado y de las grandes fábricas del conurbano bonaerense hacia sus propios obreros, incluso asesinatos. También a él y a la gente de El Actual les tocó ser blanco de intimidaciones y de crímenes. En el 76, antes del golpe, es presumiblemente la Triple A la que mata a un cronista y a un repartidor del periódico, que se va a quedar con un plantel diezmado, pero que sigue saliendo a la calle cada martes. En la madrugada del 24 de marzo, a la misma hora en que se produce el golpe en Buenos Aires, se produce un ataque a la redacción de El Actual, que era a su vez la parte de adelante de la casa de Wenner en Escobar. No está claro si era una advertencia o si ya lo iban a buscar. Él escapa saltando una medianera, pasa la noche en lo de un vecino, pero a la mañana vuelve y al mediodía sale una nueva edición de El Actual denunciando, nada menos, y en primera plana, el atentado sufrido horas antes. Esto les dio la pauta a los sicarios del nuevo régimen terrorista de qué tan seriamente Tilo se tomaba el periodismo y lo que Walsh llamó “la obligación de dar testimonio en momentos difíciles”. La misma seriedad y compromiso con la que quince y veinte años antes se tomó la poesía.
Y así como lo hicieron desaparecer de la literatura en la segunda mitad de los 50, lo hicieron desaparecer físicamente, del periodismo y de la vida, casi veinte años después, a 48 horas del atentado y del golpe, el 26 de marzo, a los 44 años, 1 mes y 23 días de edad. E insisto en que hay que ver la continuidad de una matriz violenta, intolerante con los diferentes, que atraviesa transversalmente nuestra historia y nuestra cultura. Porque, quien más quien menos, todos tenemos responsabilidades y deberíamos hacer el esfuerzo de empezar a ejercitar esa tolerancia que nos falta para vivir en una sociedad mejor.
MI LIBERTAD Y NINGUNA OTRA COSA
Lo último que me parece esencial contar sobre Tilo Wenner: Tilo Wenner era un libertario, un anarquista. ¿Y esto qué quiere decir? Me lo explicó una vez una de sus hijas en una entrevista: “Mi papá no tenía la cabeza de un militante, que tiene una apertura de 45 grados. Él tenía una apertura de 180 grados. Era un intelectual”. Así lo describe la hija. A la casa de Tilo, a su vez redacción de El Actual, la llamaban en Escobar en aquél tiempo “la jabonería de Vieytes”, en alusión al lugar donde se reuniera la intelectualidad porteña que discutía cómo hacer la revolución de mayo de 1810. Era un lugar adonde iba gente de distintas orientaciones políticas, de todas las organizaciones comprometidas con la transformación social y discutían muchísimo pero siempre con respeto. Y Tilo era un poco el que moderaba esas reuniones, que hoy son casi inconcebibles. Aquella revista que mencioné, La Danza del Ratón, afirmaba que Wenner era comunista, pero no lo era, les pasaron mal el dato. Hay quienes han dicho que era radical y quienes han dicho que era peronista, pero no era ni de uno ni de otro; tenía simpatía y respeto por los peronistas, de hecho dio empleo a varios cuadros de Montoneros en el semanario, pero él no lo era. Me lo ha ratificado Blanca Buda, quien pasó dos años en un centro clandestino de detención y que me dijo: “yo sí era peronista, a muerte, me tiraba al río por Perón, pero Tilo tenía otras ideas”. Era anarquista y de eso se da cuenta cualquiera que lea su obra, tanto sus libros como sus editoriales periodísticos. Pero más importante: era un hombre insobornable, abierto, solidario; alguien a quien hay que conocer, a quien está bien honrar y que puede ser, para cualquiera de nosotros, si lo queremos, un ejemplo. Gracias.
Hasta ahí, mi intervención.
Hace años que el PJ de Entre Ríos intenta apropiarse de la figura de Tilo Wenner, sumarlo a su lista de mártires. El “malentendido” que tanto han alentado había quedado aclarado.
Mi amigo lee un poema, el más alegre que encontró, según me comenta. Tres o cuatro manos (una de ellas, una de las mías) tironeamos las cintitas, la tela cede, la placa “Biblioteca Tilo Wenner” queda al descubierto. Aplausos. Fin. Disgregación.
NUNCA PERTENECERÍA A UN CLUB QUE ADMITIERA COMO SOCIO A ALGUIEN COMO YO
Los militantes no saben si felicitarme o agarrarme a trompadas. Unos pocos optan por lo primero, el resto decide que tiene otras cosas que hacer. Estoy a salvo. Idéntica reacción de los señores funcionarios: estrecho dos o tres manos; a una señora que cumple funciones de editora en el Consejo General de Educación le digo que me busque por facebook, si le parece, y que nos juntemos a charlar cuando quiera, sin plazos, sobre una eventual publicación de la obra completa de Tilo Wenner, algo que estaría bueno que pudiera llegar a todas las escuelas de la provincia. Se lo digo no para que me llame realmente, sino para que sepa que yo sé que podría llamarme pero que no lo va a hacer. Es quien más sonríe. Quien menos sonríe y de hecho parece enojada es la intendente, que se retira muy pronto. No soy una de las personas de las cuales se despide. A ella le ha quedado más en claro que a nadie que fue como frutilla del postre a un acto de militancia partidaria y que ese acto se convirtió en otra cosa: una clase de la que fue alumna, una crítica solapada a la militancia, una vindicación del anarquismo frente al peronismo… todo cuando de la nada apareció un don nadie que copó el micrófono, desvió todo e hizo que su autoridad y cometido pasaran a segundo plano.
Nos vamos. Le comento al ex preso político que sus palabras me llegaron. Hablamos sobre aquellos años tan duros. Pregunto cosas que siempre quise saber y nunca tuve oportunidad de preguntar. Me responde generosamente. Me deja en la puerta de casa. Cuando ya he bajado me dice: “La nuestra, AFADER, es la única asociación de ex detenidos en el país que no hace distinciones partidarias. En otros lados están todos reunidos por organización y no hay forma de juntarlos. Pero nosotros no le pedimos carnet a nadie”. Entiendo la indirecta, el reproche. Le digo que quiero volver a charlar con él, que gracias, que chau, que cuidate. El hecho de que no lo viera como al resto −es decir: como un burócrata oportunista, como un mercader de los derechos humanos−, el hecho de que me inspirara respeto, impidió que acudiera a mi boca la respuesta que habría sido consistente con mi discurso de un rato antes en la escuela: “Espléndido que no le pidan carnet a nadie. Pero si la gente lleva un carnet, tampoco hay por qué quitárselo”. Entré a casa.
POESÍA DE TILO WENNER
OCTÓGONO FOSFORESCENTE
De los cabellos pezuñas endiabladas,
corazones
configurados por la ausencia de los sonidos
en la flor azul sobre el tejado rojo
Los moribundos
no alcanzaron la altura del disco rayado
De los peregrinos
sobre
las huellas bajo los tallos gigantes
en las axilas de la mujer santa.
De los desfiladeros del perdón
en las fronteras
batidas por el avance
de los filos
de la consumación entre el hombre y la mujer
De los triángulos
consagrados al campo de descenso
para tempestades continuadoras invencibles
en el oficio
de lámparas de hacer la noche.
El mar
nunca tuvo en cuenta la odiosa plegaria
del fabricante de ataúdes.
De los condenados
en la cárcel octogonal
confundidos en la designación llaves de plata;
de los confinados en las islas
aparecidas
cuando la luna concluía la danza
de los peces
cuando ya nadie tenía corazón
para adquirir regalos de los fáciles adoradores
de la temprana llamada
a los oídos
de la italiana recién construida
De las arañas cortesanas
en la lengua tierna
de la novia en las mejillas del prometido
en las carreteras con bellos
refugios
para las ruedas detenidas en hacer
por fin
un minucioso análisis de las manos intrépidas
En los timbres de la selva
cuando
despierta de espaldas a las costumbres
aceptadas para todos
Pero
los fijados mueren de la mordedura
del musgo
en las paredes de sus casas
De los enviados inquietantes
cuando
la paz lograda es una cinta comestible
con la fosforescencia verdosa
en la melena
del asesino furtivo.
de la carrera libre
por los ascensos en la continuación del mar
Cuando imagina
es una piedra
Amanecer de la maniobra inevadible estallido
del trueno agudo
CORRESPONDENCIA DEL FUEGO
Mientras yo te miro, tú muestras tu alma.
Tus detalles más pequeños me conmueven;
por ejemplo, un cabello sobre tu frente, un
lunar en tu vientre.
Todos los días te descubro y describo;
al día siguiente vuelves a ser la desconocida.
Nunca faltaré a tus citas.
Nada me parece inútil en ti.
Lo revelador es el modo como compones tu
imagen.
Decir que eres la dueña de las nubes, es
apenas indicar uno de tus atributos.
Todo lo que tocas se convierte en correspondencia
del fuego.
Tus manos lucen mejores que las estrellas
en una noche de verano en el mar.
Estás llena de señales; eres como un mapa
de un país imaginario.
Eres transparente y sabia.
Tu sangre es mansa y volcánica.
Eres tan cambiante como la permanencia.
Lo que reflejan tus ojos es lo distinto que
podría ocurrir.
Siempre estás abierta.
El magnetismo que irradias contamina a todos
los que se te acercan.
Escandalizas con tu inocencia al cielo y la
tierra.
Brillás más que una garza en un plenilunio
de otoño.
Eres como una lluvia imprevisible.
Amo cada uno de tus momentos.
Eres real, y sin embargo eres la ilusión
perfecta.
Eres niña como un gran pan de azúcar.
Cuando tú me miras callo y sonrío.
MALDICIÓN DEL MOLUSCO
Los muertos no dicen esta boca es mía
Sus dulces consecuencias no laten entre los pastos
No respiran
¡Reino incorregible!
Consume la vida no dice adiós
Todo resta entre nosotros
La gran voz de trueno cae con sus claves
¡Imposible cultivo del engaño!
Un avance sin ser.
La constancia consume su instancia
Tormento en la puerta atornillada
Sin brillo
Plata de pasar las manos
Cada noche la alegría suspira
Antes dormir a la caricia del sueño
Delicioso expirar del revólver
¿Quién llama a la llama?
El caracol: siempre el mismo atesorador
Del silencio.
POESÍA DE MARCELO MANGIANTE
MAÑANITA DE BAGDAD 2-0-0-3-2-0-0-3
“Se llama poesía todo aquello
que cierra la puerta a los imbéciles”
Aldo Pellegrini
Hoy le compré a Texaco
20.000 piernas de niño iraquí
mañana es el día mundial de la poesía
No preguntes por qué
una gota rebalsa 200.000 vasos
no preguntes por quién
se desintegran 200.000 campanas
dedícate a soñar esta noche
que nadie lo va a notar
Mañana llega la primavera a esos nortes
el invierno a tus hemisferios
mañana es el día mundial
En la tele hay un desfile
de modelos de primavera
hoy compré pedazos
Toda la noche voy a hablar spanglish
el idioma de los no deseados
delictivos, incesantes
e-mails en blanco
sin bandeja de entrada posible
como misiles de punta en blanco
dirigidos a nadie
sin blanco, de punta
como el grito de la moda
sin la moda del grito
Hoy soy profeta
mañana no sé
mañana es la noche mundial
ni Greenpeace va a proteger estos centauros
No preguntes por qué
se toman una dosis de PBI
subastan una sobredosis de PBN
no preguntes por qué soy piel roja
ni por qué te violan Bagdad
un dedo hace pedazos una mandarina
no preguntes por qué esa torres
no preguntes por qué esas
nunca hicieron bushhhh
A vos te quieren de paratexto
menos que eso
que no seas siquiera lunfa, margen, fracaso
que se callen los relatos
el uno y los mil
que tus noches, mudas
salgan a mendigar un dialecto
con el que sea imposible hablar
toda la noche voy a hablar
nunca el papa de escudo humano
mañana es el día mundial de la Texaco
hoy compré
pedazo
de imbécil.
NO VENTA VECES NO VENTA
hay que saludar a todo el mundo
hola, soy Prometeo
y prometo no tener nada que decir /
hola, soy Pilatos
y quiero recomendarles un nuevo jabón
verdaderamente revolucionario /
hola, soy Sade
y me cago en el Kama Sutra /
hola, soy la Reina de Inglaterra
y les presento mis toallitas íntimas
para que menstrúen azul /
hola, soy Umberto Eco
y la rosa no tiene nombre
pero tiene, eco, eco, eco /
hola, soy Van Gogh
y les pido que oigan a mi oreja
que no tiene oído /
hay que creer en toneladas de brillantina
ajustarse a los 90-60-90
y exclamar todo pasa y todo queda
pero lo nuestro lo nuestro es vender /
hay que comerse vértigo y dolor
hay que decir está todo conectado
y ser el dueño de la silla eléctrica.
HOGUERA DULCE… II
Mirá para arriba
así te transo la perita.
Ahora mirame a los ojos
así jugamos a las narices espadachinas.
Por último
mirá el suelo
así ves la mugre que hay
y limpias un poco, bicha.