La CGT vive una crisis que se parece mucho a un momento de quiebre. Por caso, el plenario de secretarios generales que convocó para hoy el triunvirato, que como forma de recuperar protagonismo y oxígeno planea convocar a un paro para fines de septiembre, corre el riesgo de convertirse en la mayor expresión de su debilidad. Los setenta gremios que conforman el grupo Lezica decidieron hoy enviar solo una pequeña delegación al solo efecto de leer el documento acordado donde le reclaman a la cúpula de la central obrera un plan de lucha para confrontar las políticas del Gobierno nacional y la renovación de autoridades. Otro tanto realizarán los gremios que integran la rama industrial que anunció que sólo participará el petrolero Guillermo Pereyra para reclamar la realización de un congreso que elija una nueva conducción. En este contexto, el vaciamiento del plenario no sólo será una prueba de la fragilidad del triunvirato sino también que se parece mucho a una fractura de la CGT.
A la decisión de estos dos sectores hay que sumar la ya anunciada ausencia del Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA) que lideran el taxista Omar Viviani y Sergio Sasia de la Unión Ferroviaria, por lo que el vacío que sufrirá el triunvirato será mayor. Sobre todo si se tiene en cuenta que por lo general son 160 los gremios más activos que participan en los congresos y plenarios como el previsto para mañana. Por lo tanto, si la sumatoria de los que no serán de la partida se acerca a la centena mostrará el aislamiento del triunvirato y los gremios que le dan el sostén político como los enrolados en gordos e independientes.
El grupo Lezica, que toma su nombre de la calle donde está ubicado APLA, el gremio de pilotos que conduce Pablo Biró, reunió a setenta sindicatos y una docena de regionales de la CGT. El encuentro fue conducido, además del dueño de casa, por Ricardo Pignanelli, del Smata, y Hugo Moyano, de Camioneros, que participó personalmente por primera vez de estas reuniones. Hablaron casi la totalidad de los presentes, algo más de tres horas duró la reunión donde hubo coincidencia en criticar a los triunviros a los que le achacaron la incapacidad para confrontar las políticas de la Casa Rosada que se expresa en el diálogo y la cercanía que mantienen con el Gobierno.
Algunos de los dirigentes de la Corriente Federal de los Trabajadores se expresaron a favor de participar del plenario. Lo justificaron en la necesidad de dar el dabate y criticar al triunvirato en la cara. Pignanelli, en cambio, fue tajante al sostener que «no se debe participar» e incluso, usando otros términos, dijo que los triunviros deberían irse bien lejos.
A su turno, Moyano avaló la posición del líder de los mecánicos de no participar del plenario pero también la prueba de la complicidad del triunvirato con el Gobierno «es la inacción que tienen». Es más, sobre la reunión que éstos mantuvieron con la delegación del FMI dijo que «sólo se explica con el síndrome de Estocolmo». El camionero no hizo referencia a la posibilidad de una fractura en la CGT y se limitó a afirmar que la actual conducción «no sirve y por eso nos fuimos y venimos a este espacio que busca, desde otra óptica, defender y luchar por los trabajadores». A la salida, cuando todo terminó, Moyano dijo ante los periodistas su salida del Consejo Directivo de la CGT le recordó su renuncia en 2011 a la presidencia del PJ bonaenerense: «Me voy porque es una cáscara vacía».
Si bien los Lezica estaban mayoritariamente a favor de no ir al plenario, al final decidieron habilitar a un grupo de sindicatos, entre el que se encuentra la Asociación Bancaria, a participar de la reunión que se realizará en el teatro Empire propiedad del gremio de La Fraternidad. Eso sí, advirtieron que lo hacen al solo efecto de que reclamen al Gobierno el cambio del modelo económico y a la conducción de la CGT la elaboración de un plan de lucha y la convocatoria a un Comité Central Confederal para convocar a un congreso que renueve las autoridades.
En este escenario ni siquiera el paro general que los triunviros tienen previsto promover mañana parecerá suficiente como para lograr frenar el resquebrajamiento de la central obrera.