Con la media sanción del miércoles de la Boleta Única de Papel, los diputados y diputadas de la oposición celebraron la consolidación de una nueva (y circunstancial) mayoría legislativa que, sin embargo, tiene pocas posibilidades de replicarse en el Senado. Y es que, luego de haber sido aprobada con lo justo en Diputados, el giro de la reforma electoral a una cámara que se encuentra bajo el control del Frente de Todos abre un escenario incierto para la oposición. El ojo de Juntos por el Cambio estará puesto en una tríada de senadores oficialistas que en el pasado se han manifestado a favor de la boleta única y que están dispuestos a dar el debate. «Es complicado pero no imposible», repiten desde el interbloque cambiemita, algunos con más confianza que otros. En el oficialismo, mientras tanto, consideran que el tema no logrará superar ni siquiera el debate de comisión.
«Después de este largo proceso tal vez volvamos a toparnos con una mayoría oficialista en el Senado que se niegue a aprobar la boleta única. O podría pasar que consigamos los ansiados 37 senadores y el presidente lo vete», advertía ya la diputada Silvia Lospennato durante su discurso de cierre, minutos antes de la votación que terminaría aprobando con 132 votos a favor y 104 en contra el proyecto de boleta única que habían acordado varios bloques de la oposición. La legisladora del PRO vaticinaba un escenario que ya varios diputados de la oposición venían rumiando durante la sesión del miércoles, en la que el entusiasmo por marcarle la cancha al oficialismo era opacado por la desconfianza que generaba el panorama en el Senado.
Para que el Senado pueda darle sanción definitiva al proyecto de boleta única aprobado en Diputados -el cual dispone que toda la oferta electoral nacional este presente en una sola papeleta, emulando el sistema que se utiliza en Córdoba– se necesitan 37 votos, es decir una mayoría absoluta. Juntos por el Cambio cuenta con 33 senadores propios y lograría llegar a 35 votos sumando a la cordobesa Alejandra Vigo y al rionegrino Alberto Weretilneck (aliado habitual del oficialismo que, en este caso, apoya el cambio del sistema de votación). Todavía faltarían dos votos, por lo que la estrategia opositora es ir a la pesca de tres senadores del Frente de Todos que ya han apoyado la implementación de la boleta única en sus provincias: el jujeño Guillermo Snopek, el entrerriano Edgardo Kueider y el correntino Carlos Espínola. Tres senadores que, en el último mes, han declarado que estaban de acuerdo con «dar el debate».
Kueider, por ejemplo, impulsó la implementación de la boleta única en Entre Ríos cuando era jefe de Gabinete de Gustavo Bordet. La iniciativa no logró ser aprobada en la Legislatura –«Cambiemos nos la votó en contra con el kirchnerismo», recuerdan en su entorno, cuestionando la doble vara de JxC–, pero Kueider sigue considerando que es un buen instrumento de votación. El entrerriano, sin embargo, defiende el sistema que se utiliza en Santa Fe de una boleta por categoría y considera que el modelo cordobés «no es práctico» para aplicar a nivel nacional, especialmente si el mismo sistema luego se termina replicando en las elecciones provinciales (como resultado del cambio de sistema a nivel nacional). Por este motivo, difícilmente Kueider vaya a acompañar la iniciativa de la oposición. Lo mismo Snopek, quien presentó un proyecto de boleta única pero, enfrentado con el gobernador Gerardo Morales, le reclama a este por trabarlo en Jujuy cuando paralelamente lo está impulsando a nivel nacional. El senador jujeño tiene, además, algunas críticas al proyecto sancionado en Diputados y la expectativa es que no acompañe.
Más allá de la posibilidad o no de sumar dos votos más del oficialismo –ya que se da por descontado que la riojana Clara Vega y la misionera Magdalena Solari Quintana no acompañarán–, a la matemática del recinto hay que sumarle un capítulo previo: el tratamiento en comisiones. A diferencia de lo que ocurría en Diputados (en donde la paridad de fuerzas es mayor), el oficialismo cuenta con el control de las mayorías en gran parte de las comisiones y, si así lo desea, puede trabar el tratamiento antes de que llegue al recinto. La presidenta del Senado Cristina Fernández de Kirchner, que es quien decide a qué comisiones gira cada iniciativa, se opuso con dureza a la implementación de la boleta única: «Votás una lista de diputados como si fuera una ristra de ajos y chorizos», cuestionó durante el acto en Chaco. Ella tiene en sus manos la posibilidad de bloquear la avanzada opositora.
Modificaciones de medianoche
Un tiempo después de que se hubiera votado (y aprobado) la boleta única, cuando ya eran pasadas las 11 de la noche, les diputades de la oposición pasaron a describir algunas de las modificaciones que le habían hecho al dictamen de mayoría original. Una de estas consistió en establecer que el orden de las listas en la boleta de las PASO y las generales fuera definido por sorteo (antes solo el de las PASO era por sorteo). El desorden generalizado de las explicaciones, sin embargo, llevó a una escalada de gritos e insultos que no pararon hasta que Omar De Marchi –diputado del PRO que reemplazó a Sergio Massa en la presidencia debido a la ausencia del tigrense– dio por finalizada la sesión.