«Pegué una o dos patadas«, dijo Máximo Thomsen ante el tribunal y rompió así un silencio de casi tres años para ubicarse a sí mismo en la escena del crimen de Fernando Báez Sosa. En un relato de casi una hora, el principal acusado en el juicio pidió tomar la palabra al cierre de la audiencia y aseguró que acudió al lugar porque pensó «que se iban a pelear» y que empezó a «tirar patadas» cuando sintió un golpe, aunque no precisó a quién ni cómo le pegó las patadas. El joven de 23 años, que identificó como suya la zapatilla que dejó una impronta en el rostro de Fernando, negó haber premeditado el hecho al asegurar que «jamás en la vida tendría la intención de matar«. Antes, Juan Pedro Guarino, uno de los sobreseídos en la causa y entonces amigo de los ahora acusados, pidió «que se hagan cargo de lo que hicieron».
«Una o dos patadas»
El abogado Hugo Tomei se levantó de su asiento, se acercó al banquillo donde se ubican los ocho acusados y se inclinó hacia Máximo Thomsen. Hablaron algo en voz baja. El imputado ya se mostraba quebrado desde hacía minutos, cuando su madre, Rosalía Zárate, dijo al micrófono que “no puedo más de la angustia”. Desde la mañana se presentía que este lunes, fecha en que comenzaban a aparecer sus testigos, iba a ser el día elegido por la defensa para intentar dar un golpe de efecto en el juicio. La sensación se confirmó pasadas las 17.30, cuando Zárate se retiró de la sala y Tomei pidió la palabra para anunciar que Thomsen quería hacer una declaración.
«Quiero pedir disculpas principalmente, jamás en la vida se me hubiese ocurrido tener intenciones de matar a alguien. Escuché varias cosas sobre mí pero jamás en la vida tendría esa intención. Me lastima saber que estuve en ese lugar esa noche», dijo Thomsen una vez que la jueza María Claudia Castro le leyó sus derechos. El acusado dijo la primera parte entre lágrimas, en la segunda ya se mostró más recompuesto. Fue cuando sostuvo que iba a hablar porque «quería dar la realidad de lo que pasó ese día«. A diferencia de lo ocurrido la semana pasada con Luciano Pertossi, la declaración de Thomsen fue extensa y superó la hora de testimonio.
El joven de 23 años se ubicó a sí mismo en el lugar de los hechos, tanto en su relato como en videos. No negó haber estado ahí y hasta identificó a las zapatillas marca Cyclone como suyas. Se trata del calzado en el que se halló sangre de Fernando y que fue señalado por los peritos como el que le dejó a la víctima una impronta en el rostro. Sobre el momento del ataque, Thomsen aseguró que, al salir de Le Brique, «miro para la derecha y veo que uno de mis amigos se estaba por meter en una ronda de gente desconocida. Lo primero que hago es salir corriendo atrás de él porque pensé que se iban a pelear. Apenas me meto siento que me pegan una piña en la cara, lo primero que hago es tirar patadas. Una patada, quizás dos, he pegado, pero jamás en la vida con intención de matar a alguien».
Finalizado su relato fue el turno de las preguntas por parte de la Fiscalía, y el primero en tomar la palabra fue Gustavo García. El fiscal intentó ahondar primero en la identidad de las otras personas que aparecen en el video, aunque Thomsen dejó claro que «voy a responder siempre y cuando se me pregunte sobre mí«. Así, comenzó un largo listado de preguntas ante las que el acusado solo dijo «no voy a responder«. García le mostró entonces el video grabado por Lucas Pertossi, en el que se ve el inicio del ataque y cómo Fernando cae al piso. «A partir de que cae, ¿qué hizo usted?», preguntó. «Recibí el golpe y pegué una o dos patadas, no sabía a quién ni cómo, no sé… no sé si le pegué a la persona que está en el suelo«, sostuvo.
Durante su declaración, el acusado repitió en reiteradas ocasiones que nunca tuvo la intención de matar y que siempre pensó que se trató de una «pelea«. En los testimonios anteriores al suyo, de amigos de los imputados, Tomei había hecho hincapié en preguntar si creían que los acusados podían tener esa intención. La estrategia parece comenzar a inclinarse, así, a intentar demostrar la imposibilidad de probar que hubo premeditación en el hecho, uno de los dos agravantes del homicidio por el que los ocho están imputados en calidad de coautores.
«Pelea borracha»
También Thomsen remarcó con especial énfasis que el grupo había estado tomando alcohol desde temprano en la tarde y hasta refirió que antes de ir al boliche «estábamos medio mamados«. A los anteriores testigos, Tomei también les preguntó sobre la cuestión y Santiago Mazagli dijo que a su amigo Blas Cinalli le gustaba tomar alcohol. Antes, la querella le había preguntado a ese testigo si los acusados eran de pelearse en Zárate. Mazagli dijo que «han tenido problemas afuera de los boliches, peleas borrachas«. «Salen del boliche borrachos y se ponen a pelear por ningún motivo«, definió el joven a ese tipo de peleas. Acto seguido, Tomei preguntó si creía a Cinalli capaz de tener intenciones de matar. «No, tampoco sería mi amigo si él tuviera esas intenciones«, sostuvo Mazagli.
Ante la pregunta sobre los mensajes de WhatsApp, en los que Cinalli refiere «creo que matamos a uno«, su amigo sostuvo que «creo que él no estaba consciente de lo que decía en ese momento». Otra línea de defensa parece ir entonces hacia la idea de que los jóvenes no tenían consciencia de lo que hacían al momento de pegarle a Fernando. Cuando le preguntaron dónde estaba parado al inicio del ataque, Thomsen dijo en este sentido que no sabía precisar bien porque «me costaba mucho recordar, supongo que por el alcohol y por la asfixia«.
Es que el joven refiere haber vivido una situación violenta por parte de los empleados de seguridad del boliche Le Brique. Según su versión, adentro del local bailable no se produjo una pelea con Fernando. Thomsen aseguró, en cambio, que él se encontraba en la barra, hablando con un amigo y con una chica, cuando sintió un golpe por detrás. Relató que entonces se dio vuelta y vio que a otro amigo lo estaban agarrando los empleados de seguridad.
«Lo levantan del cogote y yo le digo al de seguridad que lo baje, pero se me tira otro encima. Me corro y se me empiezan a abalanzar y pido por favor que me expliquen por qué me sacaban a mí si no había hecho nada«, dijo y agregó que “sentí una presión muy fuerte, me estaba asfixiando”. Sobre ese momento, registrado por las cámaras de seguridad del boliche, Thomsen sostuvo que «trataba de hacer resistencia». «No podía respirar por la nariz, estaba buscando aire por la boca«, añadió. Según el relato del imputado, entonces, nunca se cruzó con Fernando hasta el momento del ataque.
Sin respuestas
Tras su relato y las preguntas de la Fiscalía, Thomsen se negó a responder preguntas de la querella encabezada por Fernando Burlando. «No me siento cómodo respondiéndole preguntas a una persona que me insultó mucho, que insultó a mi mamá y dijo muchas barbaridades sobre mí persona«, aseguró el imputado. Ante esto, la jueza Castro tomó la decisión de finalizar la declaración, la última de la audiencia del lunes.
Las disculpas pedidas más temprano no fueron oídas por los padres de Fernando: Graciela y Silvino se retiraron de la sala de audiencias antes de que comenzara a declarar la madre Thomsen.
Afuera de los Tribunales el abogado querellante consideró que el imputado “no puede inventar lo que quiere, lo que él dice no condice con lo que está en los videos. ¿O no vieron los videos o no leyeron la causa? Me parece la peor estrategia que vi”. El abogado defensor, en tanto, solo aseguró que la audiencia del lunes «es importante porque el tribunal ha escuchado a Máximo Thomsen».
Este martes el juicio continuará con los testimonios de otros familiares de los acusados. Se esperan las declaraciones de los padres de Matías Benicelli, de Enzo Comelli, de Ayrton Viollaz, y de Luciano y Ciro Pertossi. Para lo que resta del tramo de testimonios, que finaliza el miércoles, están previstas las declaraciones de peritos informáticos, forenses, psicólogas y psiquiatras. En todos los casos son testigos de parte de la defensa. Ante este escenario tampoco se descarta la palabra de algún otro acusado.
«Que se hagan cargo»
La audiencia del lunes comenzó con la expectativa de escuchar la palabra de Juan Pedro Guarino, uno de los jóvenes sobreseídos en la causa. Casi tres años después de su liberación, Guarino llegó a los Tribunales de Dolores asediado por la prensa y dejó una frase que dejaba entrever lo que sería el tono de su declaración testimonial: “Vengo a ayudar a la justicia por Fernando”. Ya dentro de la sala de audiencias sostuvo frente al tribunal haber presenciado uno de los momentos del ataque.
«Vi a Thomsen y a un chico tirado en el piso, que al otro día me enteré quién era. Cuando vi eso no lo pude creer, me enojó muchísimo y me fui para el lado de la casa«, dijo el testigo, que estaba de vacaciones con los acusados y había salido a Le Brique con ellos. Consultado por Fernando Burlando, Guarino dijo que no recuerda haber visto golpes y tampoco nombró a ninguno de los otros imputados en el momento del ataque.
El joven de Zárate contó que esa noche en Le Brique vio de lejos cómo «estaban discutiendo Thomsen y Matías Benicelli con uno o dos chicos«, lo que contradice el relato de Thomsen de que esa noche no tuvo ninguna pelea dentro del boliche. Ya afuera, contó Guarino, vio a Luciano Pertossi pelear con otra persona, antes del ataque a Fernando, aunque no precisó con quién. Guarino dijo que ya había vivido situaciones similares por parte del grupo que no le gustaban y que «había hablado con mi mamá y con mi novia que si volvía a pasar me iba a volver de las vacaciones«. Consultado por la querella, dijo que le da «vergüenza y mucho dolor» lo que ocurrió.
Al igual que el jueves pasado en la jornada de peritos, la Fiscalía y la querella le exhibieron a Guarino uno de los videos del ataque y le insistieron para que intentara identificar a una figura vestida de oscuro que se ve allí. Tras varias preguntas, el testigo terminó diciendo que «parece Luciano Pertossi«. «Primero parece que se agacha, después se levanta y lo pierdo«, dijo sobre la acción que se ve hacer a la persona en cuestión.
El video es importante porque hasta el jueves pasado Luciano Pertossi no había sido señalado como uno de los que golpeó a Fernando y, según la querella, allí se lo puede ver levantarse y pegarle a la víctima. La misma situación, aquella vez por parte de los peritos, hizo que Luciano Pertossi se transformara en el primer acusado en hablar frente al tribunal, para «aclarar» que «yo no estaba ahí».
Antes de finalizar su declaración, Guarino pidió un momento para dirigirle la palabra a Silvino y Graciela, los padres de Fernando: «Quiero darle mis condolencias a la familia, que nunca pude hacerlo. Fue por algo de respeto, quería que vean que ya no estaba en la causa y que es sincero. Todos los días desde que pasó me pregunto si podía haber hecho algo para que no pasara«, dijo. Al salir, el joven frenó para hablar con la prensa y aseguró: «Quiero que ellos se hagan cargo de lo que hicieron. Para mí, la verdadera justicia es que Fernando vuelva. Pero, gracias a ellos, eso no va a ser posible”.