Sin acuerdo entre las facciones, el sector de la ministra amenaza con presentar lista propia y enfrentar la candidatura de Macri para presidir el partido. Las negociaciones continúan contrarreloj.
Mauricio Macri venía sin demasiadas preocupaciones camino a ocupar la presidencia del PRO, pero el último día antes de presentar las listas surgió un obstáculo en la forma de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Pese a que cerca del ex presidente estaban seguros de que iban a cerrar un acuerdo con su ex lugarteniente, del lado de Bullrich indicaban que no había acuerdo alguno e incluso amenazaban con presentar una lista propia que enfrente a Macri. «El problema es que Macri quiere un club de amigos», decían cerca de la ministra. El que encabezaría la lista bullrichista sería un intendente PRO (no quisieron adelantar el nombre, para no quemarlo). La tensión iba creciendo a medida que se acercaba la hora del cierre, aunque siempre puede que haya un acuerdo de último momento.
Como informó este diario, Macri venía trabajando en alinear a la tropa detrás de su candidatura con ciertas dificultades. Por un lado, Horacio Rodríguez Larreta se muestra cada vez más distante de la posición del ex presidente de acompañar todo lo que hace Javier Milei. En el otro extremo, Bullrich querría ir a una fusión o a un frente con La Libertad Avanza. La idea de Macri es esperar para algo así: no quiere quedar pegado a una eventual debacle del gobierno de La Libertad Avanza. Bullrich nunca quiso que Macri ocupara la presidencia del PRO.
La división entre Macri y Bullrich comenzó a fines del año pasado, cuando el ex presidente intentó negociar con Milei una suerte de gobierno de coalición, con el desembarco de cuadros del PRO en distintas áreas gubernamentales. Bullrich, en tanto, tuvo su propia negociación que Milei vio con mejores ojos y que dejó a Macri sin nada y a Bullrich, con dos ministerios: Seguridad y Defensa. Casualmente, son los dos que le habían prometido a la vicepresidenta Victoria Villarruel, y que le retacearon luego de que ella tuviera encuentros privados con Macri que no gustaron nada a los hermanos Milei.
Desde entonces, Macri viene presionando a Bullrich para que termine de entregar la presidencia del PRO, lugar a donde él mismo había ungido a su ex lugarteniente. Primero, le hizo mandar cartas firmadas por todos los titulares de PRO provinciales para que apurara la fecha de elecciones. Luego se puso al frente de la candidatura y descontó que nadie se atrevería a soñar con enfrentarlo. Pero, a medida que se acercaba el cierre de listas, las cosas se pusieron cada vez más difíciles.
El cierre
La discusión venía tironeada por los lugares desde la semana pasada. Bullrich reclamaba el 50 por ciento de los lugares y le dejaba la presidencia a Macri. Desde el macrismo, creían que era toda una bravata para luego negociar, pero este lunes todo se tensó al máximo. Mientras del lado de Macri advertían que el cierre venía dificil (pero todavía tenían esperanzas de llegar a una lista de unidad), del lado de Bullrich directamente lo daban por caído.
Del lado de Macri, imaginaban que Bullrich iba a aceptar quedarse con la conducción de la asamblea nacional del partido. En tanto, había un reparto en camino para gobernadores e intendentes del PRO. Jorge Macri se llevaba la vicepresidencia primera, que sería para la intendenta de Vicente López, Soledad Martínez. Y el jefe de gobierno porteño iba camino a encabezar el PRO de la Ciudad de Buenos Aires. A Bullrich le ofrecían la vicepresidencia segunda, que sería para su adláter Damián Arabia, pero el bullrichismo lo veía como migajas.
«No hay acuerdo», repetían los dirigentes cercanos a Bullrich que tenían contacto directo con la negociación. «Macri quiere un club de amigos. Que no cuente con nosotros», disparaban. La decisión era tensar la cuerda hasta el último momento, es decir, a última hora de este martes.
– ¿Qué pasará si no hay acuerdo?
– Vamos con otra lista y enfrentamos a Macri -aseguraban cerca de la ministra.
– ¿Y quién sería el encargado de enfrentar a Macri?
– Uno de los nuestros. Seguramente un intendente -afirmaban.
No quisieron dar el nombre para no quemarlo en caso de que las negociaciones se enderecen. Pero era un escenario todavía improbable al cierre de esta edición.