La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, afirmó este martes que quien la juzga es «corrupto», mientras contra ella no pesa ninguna acusación por haber recibido dinero procedente de corrupción.
«Todo el mundo sabe que tiene cuentas en el exterior y que está acusado por el Ministerio Público (Fiscalía)», señaló Rousseff durante un acto en Salvador, capital del estado Bahía, mientras los presentes coreaban «Fora Cunha» (Fuera Cunha).
La mandataria sostuvo que es víctima de una «gran injusticia» e insistió en que no cometió ningún «crimen de responsabilidades» que argumente la apertura de un proceso de destitución en su contra.
Según comprobó el Tribunal de Cuentas, el gobierno atrasó en 2014 y 2015 el envío de recursos a los estatales Banco do Brasil, Caixa Económica Federal y Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), supuestamente para pagar programas sociales en año electoral.
En la práctica, esas instituciones realizaron préstamos al Estado, lo que está prohibido por la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF) y, según la oposición, constituye un «crimen de responsabilidad».
La presidenta aseguró que está siendo acusada por practicar «maniobras» cometidas desde 1994 por todos los gobiernos que la precedieron y subrayó que eso demuestra que en Brasil «hay dos pesos y dos medidas».
Volvió a calificar el proceso de golpe al considerar que ella nunca cometió un «delito» e instó a sus adversarios a presentarse a unas elecciones si quieren ocupar su «silla».
«Es golpe porque no hay crimen; yo nunca, nunca recibí dinero de sobornos, yo no tengo cuentas en el exterior, yo no estoy acusada de corrupción», dijo. Y añadió: «Ellos me acusan de `pedaleada fiscal´ pero, ¿Qué diablos es eso de pedaleadas?».
Rousseff entregó en Salvador más de 700 unidades del programa Minha Casa, Minha Vida (Mi Casa, Mi Vida), una iniciativa gubernamental para ofrecer vivienda a bajo costo a personas de escasos recursos.
La mandataria afirmó que «ellos», en alusión al vicepresidente Michel Temer y su eventual Ejecutivo, quieren reducir las partidas destinadas a los programas sociales, la salud y la educación si suben al poder.
Temer, primero en la línea de sucesión, reemplazará a Rousseff durante 180 días si el Senado decide que existen méritos jurídicos para iniciar el juicio político con miras a la destitución de la jefa del Estado.