San Luis (LaNoticia) 29-10-15. Nuestra sociedad, permeada por las nuevas tecnologías y por la digitalización, reclama fuertemente un trabajo que vaya más allá de prácticas. Según estas apreciaciones, hacer “algo diferente”, generar mayores oportunidades de ser creativos, de expresar sus ideas, de imaginar. Y es cierto que cuando les brindamos la oportunidad de vivir nuevas experiencias en relación a las asignaturas que orientan el conocimiento, el interés hacia las consignas, desempeños, talleres o actividades se les vuelve más significativo.
La manera como hemos podido romper dicho esquema, es implementando en las planificaciones la fusión de dos enfoques de innovación pedagógica, como lo son la enseñanza para la comprensión y el enfoque de la enseñanza para la diversidad, sustentados por el concepto de saber que somos seres inacabados y heterogéneos
“La noción pedagógica que posibilita la implementación del nuevo paradigma de la diversidad y también la integración de los individuos a la sociedad es la del aula heterogénea. Ella es el núcleo básico de la organización de la escuela, en la que se producirán todos los procesos de aprendizaje de los alumnos.
El concepto de aula heterogénea no sólo apunta a tomar conciencia de las variaciones existentes en una población de alumnos en lo que respecta a su inteligencia y sus logros de aprendizaje, sino que incluye diferencias relevantes a la hora de abordar la enseñanza: origen, etnia, cultura, lengua, situación socio-económica, características personales, estilos de aprendizaje, inteligencias, inclinaciones, necesidades, deseos, capacidades, dificultades, entre otras” (Anijovich, 2004).
Según David Perkins (1999), la Comprensión “es un desempeño, la capacidad de pensar y actuar de manera flexible a partir de lo que uno sabe, es ser capaz de llevar a cabo una serie de acciones o desempeños que demuestren que uno ha captado un tópico y que al mismo tiempo se progresa en el mismo. Es ser capaz de tomar el conocimiento y utilizarlo en formas diferentes”.
Al hablar de seguridad vial normalmente nos centramos en ver cómo podemos evitar los accidentes, o por lo menos mitigar sus efectos. Y hay muy buenos motivos para que la prevención sea el tema primordial, está claro. Precisamente, por qué es importante circular de la forma más segura posible, a partir de hoy y durante las próximas semanas vamos a dedica un tiempo a aprender qué es lo que ocurre cuando todo va mal. Vamos a aprender cómo mata un accidente.
Durante las próximas semanas vamos a repasar los procesos físicos, biológicos y bioquímicos que ocurren en nuestro cuerpo desde la desgraciada colisión hasta el fatal desenlace. La idea es hacerlo siempre a nivel divulgativo, asequible a todo el mundo, en la medida de lo posible. Pero nunca renunciando a la rigurosidad necesaria.
Antes que nada, debo decir que, por mi formación controlo más o menos algunos principios físicos, pero no soy biólogo y mucho menos médico. Para suplir estas carencias, debo agradecer la inestimable y desinteresada ayuda a los distintos catedráticos de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas y Naturales. Agradecerle desde aquí su paciencia y entusiasmo en este pequeño proyecto.
Nuestros cuerpos, más allá de cualquier visión mística, no son más que máquinas biológicas. Unas máquinas extremadamente complejas, que se rigen según las mismas leyes Físicas que rigen el comportamiento de cualquier otro pedazo de materia del universo (aunque, honestamente, no es que las conozcamos todas… pero sí bastantes).
En este sentido, un cuerpo humano no es muy diferente al coche donde sufre el accidente. Pero en vez de bielas, engranajes y correas de transmisión el cuerpo humano tiene encimas, reacciones químicas y un montón de moléculas en danza. En este sentido, igual que podemos rastrear una avería del coche a una o varias piezas que no hacen su trabajo correctamente, cualquier disfunción del organismo tiene sus motivos últimos en los principios científicos de la vida.
Eso es precisamente lo que estudia la fisiopatología. La palabra de marras proviene de juntar fisiología y patología. La primera es la parte de la biología que estudia el funcionamiento de los seres vivos. La segunda es la parte de la medicina que estudia las enfermedades. Es decir, la fisiopatología, por muy impronunciable y temible que suene, no hace más que estudiar las causas últimas de las enfermedades. Y, para hacerlo, utiliza los conocimientos científicos (físicos, biológicos y químicos).
Es decir, es el eslabón que conecta los síntomas que observamos en el mundo macroscópico con el mal funcionamiento de alguna pieza en el mundo microscópico del interior de nuestros cuerpos. Obviamente, en el caso que nos ocupa sabemos la causa original de todos los males: el accidente de tráfico. Pero, una vez sufrido el accidente, ¿Cuál es el proceso que nos conduce a la muerte?
De alguna forma, el accidente produce ciertos cambios en nuestro cuerpo que pone en riesgo su capacidad para seguir funcionando correctamente. Pero, ¿Qué cambios tienen lugar exactamente, y por qué ocurren? Esa es la pregunta que intentaremos responder a lo largo de las próximas semanas. Aunque está claro que todos los accidentes son diferentes, nosotros intentaremos centrarnos en los casos más habituales y representativos.
El mayor beneficio de conocer las causas últimas por las que algo funciona mal es saber cómo (intentar) arreglarlo. Eso es precisamente lo que hace la medicina. Dado que el objetivo de estos artículos es entenderlos mecanismos que explican cómo mata un accidente, normalmente nos centraremos en el peor de los casos.
No obstante, a lo largo de nuestro viaje desde la colisión hasta el cese de las funciones vitales habrá una serie de etapas en que la intervención adecuada pueda interrumpir el proceso y salvar la vida. En este sentido, esta serie podría parecer un lugar natural donde introducir conceptos esenciales de primeros auxilios.
El problema es que, en muchas ocasiones, una mala actuación puede ser incluso peor que la inacción. En este sentido, intentar explicar primeros auxilios de esta forma, sin un entrenamiento real bien pautado, puede ser muy contraproducente y peligroso. La divulgación de la medicina es mucho más delicada que explicar los principios científicos subyacentes. No cualquiera está capacitado para practicar una traqueotomía con un bolígrafo, sobre todo si la primera vez que lo intenta lo hace con una vida en juego.
Por lo tanto, en cuanto a los primeros auxilios, vamos a intentar llegar al compromiso de explicar las técnicas más básicas que todos deberíamos conocer (y, sobre todo, intentar identificar cuándo es mejor no tocar nada hasta que vengan las asistencias profesionales). En realidad, poco más o menos lo mismo que todos aprendimos, supuestamente, en la autoescuela.
Por supuesto, los animo a aprovechar la ocasión para anotarse en algún taller de reanimación cardiopulmonar (RCP) o de primeros auxilios. Si esta humilde serie de artículos sirve de inspiración para que algunos aprendan de verdad cómo proporcionar primeros auxilios, y algún día se salva una vida gracias a ello, construyendo así un aprendizaje colectivo.
Continuara….