En otra polémica medida, el Parlamento de Hungría aprobó ayer una serie de leyes que permiten emplear al Ejército en la vigilancia de las fronteras durante la actual crisis de los refugiados.
La ley, aprobada en coincidencia con una campaña del gobierno para disuadir a los refugiados sirios en el Líbano a viajar a Europa, contempla que los soldados podrán utilizar armas no letales y métodos coercitivos, comprobar la identidad y participar en el control fronterizo, así como bloquear carreteras o limitar el tránsito.
La ley autoriza a los soldados el uso de material antidisturbios como pelotas de goma y gas lacrimógeno, pero sólo podrán utilizar las armas de fuego si su vida corre peligro.
Pese a la amplia mayoría con que cuenta el gobierno conservador y nacionalista del primer ministro Viktor Orban en el Parlamento, el oficialismo necesitó el apoyo de la extrema derecha del Jobbik para lograr los necesarios dos tercios de los votos, mientras que la oposición de izquierda votó en contra o se abstuvo.
La ley también determina que el Ejército podrá ser movilizado en las áreas donde el gobierno húngaro ha declarado el estado de crisis, actualmente en seis provincias en la frontera con Serbia, Croacia y en parte con Austria, informó la agencia de noticias EFE.
Aunque es ahora cuando el Legislativo autoriza el uso del Ejército para vigilar la frontera, los soldados llevan más de una semana patrullando la valla que Hungría ha levantado en su frontera meridional con Serbia.
Otro aspecto de la nueva normativa autoriza a la policía a realizar, en colaboración con los servicios de seguridad nacionales, investigaciones en el extranjero en relación con los traficantes de personas y con el terrorismo en general.
El pasado 15 de septiembre se aprobaron una serie de leyes en Hungría que prevén penas de hasta tres años de cárcel por cruzar de forma ilegal la frontera y de hasta cinco años si se realiza armado o dañando las vallas erigidas para frenar la entrada de migrantes.
Las autoridades húngaras han interceptado en lo que va de año a más de 220.000 refugiados provenientes de países en conflicto de Medio Oriente. A contramano de Europa, Orban asegura que la mayoría de los recién llegados no son refugiados de guerra, sino migrantes económicos que buscan una vida mejor.
Ayer, la policía húngara dijo que interceptó un total de 18.757 refugiados por cruce ilegal de la frontera entre el viernes pasado y el domingo.
La gran mayoría de los refugiados entró en el país desde Croacia y fueron luego trasladados por las autoridades húngaras hasta cerca de la frontera austriaca, desde donde siguieron a Austria, agregó la policía.
El 15 de septiembre, Hungría cerró su frontera con Serbia, donde ha construido una alambrada de cuchillas y una valla de malla, para detener los inmigrantes que optaron por seguir rumbo a Austria y Alemania, a través de Croacia y Eslovenia.
En la frontera con Croacia, Hungría también elevó una valla con cuchillas y se ha iniciado la construcción de la segunda, más alta.
En su discurso en el Parlamento antes de la votarse la ley que autorizó el despliegue el Ejército, el premier Orban aseguró que la valla levantada en la frontera con Serbia «funciona» y aconsejó a otros países que sigan el ejemplo magiar.
«El tratado de Schengen (de libre circulación comunitaria) obliga a defender las fronteras y si para esto hay que construir vallas, que todos las construyan», dijo.
En tal sentido, subrayó que la valla en la frontera serbia detuvo la inmigración ilegal y agregó que su gobierno «defenderá también la frontera con Croacia y Eslovenia», motivo por el que solicitaba al Parlamento que apruebe la ley de envío de más soldados a la frontera.
Orban explicó que, hasta que no haya una solución conjunta europea, Hungría tendrá que defenderse y afirmó que el continente «es incapaz de registrar a los inmigrantes ilegales».
También ayer, el gobierno húngaro buscó disuadir a los refugiados sirios asentados en el Líbano de que no busquen entrar en su territorio, mediante una advertencia a través de anuncios publicados en árabe y en inglés en periódicos libaneses.
Publicado a página completa en los diarios libaneses, el anuncio del gobierno magiar puntualizó que «los húngaros son hospitalarios pero se tomarán acciones severas contra aquellos que tratan de entrar de modo ilegal en Hungría».
Líbano, país vecino a Siria, acoge a más de un millón de refugiados sirios que están intentando llegar a Europa en busca de un futuro mejor, y se encuentra prácticamente colapsado ya que más de un cuarto de su población (cuatro millones de habitantes) son refugiados.
El texto agrega que «el cruce ilegal de las fronteras del país es un delito castigado con la cárcel» y pide a los refugiados «no escuchar a los traficantes».
«Hungría no permitirá a los inmigrantes ilegales cruzar por su territorio», advirtió en forma amenazante.
La semana pasada, el gobierno danés publicó un anuncio similar en cuatro periódicos libaneses en un intento de convencer a los refugiados sirios de que no emprendan un viaje a Dinamarca para pedir asilo político.