Este viernes nos dejó de forma física, Carlos Rubén Capella, fundador y editor responsable de este medio.
Desde que tengo memoria, a mi padre, solo lo vi hacer una cosa con pasión, algo que heredó de su padre Enrique y de su tío Rubén Lavandeira, ambos periodistas de San Luis, desde pendejo, según me cuentan sus amigos, comenzó esta idea loca de hacer periodismo, pasó por varias radios, Nacional, Universidad, Sol, Libre y Municipal de San Luis, con distintas propuestas, música y deportes entre ellas, o por lo menos las que me contaba, también escribió para El Puntal e Impulso, fue corresponsal de Télam, donde también ganó mucha experiencia y reconocimiento.
Pero su despegue final, fue Periodistas en la Red, el primer diario digital de San Luis que creo juntó a su ex socio, le tocó vivir de cerca los años más oscuros desde la vuelta de la democracia, en San Luis, la “navidad sin Ponce y la división de la Ciudad”, las marchas de la “multisectorial” y la represión del 2004, la doble intendencia, en lo político, también uno de los pocos que nunca dejó de recordar que había un juicio de 13 como el de Freixes y Zavala.
Un viejo “loco y gruñón” como dicen sus amigas y colegas, pero con un corazón enorme a la hora de estar, quizá lo recordaré mucho más como padre, porque a mí y a mi hermanos nos dio todo, hasta lo que no tenía, sin embargo, desde que comenzó con este proyecto en 2015, lo empecé a conocer como el periodista, fue quien de a poquito me despertó esta herencia, y parece ir en los genes Capella y Lavandeira, porque lo hago con la mismas ganas y cada día sumándole un poco más de pasión, y por un tiempo seguramente mi hermana Zulema, se sume a este proyecto que nos dejó Carlos, porque ella también lo lleva en la sangre como él y como yo.
“Siento mucho la muerte de Carlos, siempre solidario, que es decir buen compañero. Tenía muchas actitudes que me recordaban al «Gordo» Enrique, su papá, con quien en mi adolescencia compartí redacción. De Carlos, me queda el recuerdo – por ejemplo- de algunas colaboraciones memorables: las explicaciones de por qué Adolfo trajo y se reunió con César Luis Menotti; o cómo en el gobierno de San Luis querían seguir en parte el modelo cubano de organización deportiva. Y cuando estábamos en esas cosas, se asoció a una cooperativa y se hizo remisero. Me juró que nunca más lo veríamos en el periodismo. Bueno, ya sabemos cómo fue después. Digo que para conseguir documentar hechos de estos lustros, no se pueden obviar contribuciones de Capella, por ejemplo, en radio Sol o en Periodistas en la Red. Carlos fue periodista y sólo periodista en sus entrañas. Por eso lo recordaré con consideración. Y con afecto por sus condiciones personales” no quería dejar de compartir este mensaje del colega Mario Otero, quien conoció parte de la labor de Carlos.
Y así como Otero, hay otros que también lo conocieron, este mensaje de Pablo Oro también se los comparto, para que quienes no lo conocieron, puedan saber y poco como era, “tu viejo fue una de los primeras personas con las que hable de periodismo. Yo era un secundario y el me hizo redactar noticias. Después las vueltas de la vida hizo que fuéramos vecinos. Gruñón pero un tipo entrañable que se va a extrañar. Te deja la semilla del periodismo a vos, seguramente el será tu gran referente”.
Sé que estos días, la palabras de los colegas que veo todos los días, serán de aliento para seguir y así será, es posible que también escuche otras cosas de mi viejo, que las guardaré para mí y para mis hijos, para que puedan saber cómo era el “Carlitos”.
Es difícil redactar esta edición, pero lo hacemos para decirles a ustedes, quienes nos acompañan día a día, que esto sigue, no con su inigualable “pluma”, pero con las mismas convicciones, contarles la verdad como pocos se animan.
Este medio contra viento y marea, y en medio del auge de la comunicación digital fue creciendo y se encuentra, gracias a ustedes, en los más consultados, por ello es que, solo por hoy le dedicamos una editorial a mi padre y fundador de este medio, para tomar esta posta y seguirla como él lo quería, quizá fue muy pronto, pero la vida es así.
Federico Capella
fefescapella@gmail.com