La organización denunció que el régimen aplicado a los presos, quienes son encarcelados a miles de kilómetros de sus familiares y allegados, atenta contra los derechos humanos.
La organización de apoyo a los presos vascos informó este miércoles de la muerte de Xabier Rey, quien se encontraba encarcelado desde 2008.
Este miércoles fue encontrado sin vida el etarra y preso vasco Xabier Rey, en una celda de la prisión de El Puerto de Santa María, en la comunidad autónoma de Andalucía (sur de España), informó el colectivo de apoyo a los presos vascos Etxerat, en una rueda de prensa.
En sus declaraciones, el colectivo alertó que el fallecimiento de Rey «se podía haber evitado», al tiempo que aseguraron que la responsabilidad de su muerte «recae en su totalidad en la política penitenciaria aniquiladora de excepción que mantiene el Estado español».
Los familiares aseguraron que las instituciones españolas no quisieron evitar la muerte de Rey, así como aseguraron que a seis años del cese definitivo de la violencia de la organización País Vasco y Libertad (ETA por su sigla en euskera), y un año después de su desarme, los presos continúan sujetos a «medidas de excepción de la política penitenciaria» que afectan tanto a los propios reclusos como a sus familiares.
De acuerdo con información del Ministerio del Interior, Rey fue encontrado con cortes de las venas a la altura de los codos y antebrazos, ante lo cual el juzgado correspondiente acudió a las instalaciones penitenciarias para hacerse cargo de las investigaciones.
La Audiencia Nacional condenó en 2010 a 26 años de prisión a Rey y su compañero Hego HaizeaAurken Sola por pertenencia a banda armada, depósito de armas y explosivos y tenencia de explosivos.
Durante su encarcelamiento, Rey denunció la aplicación de torturas en su contra, como golpes, asfixias y amenazas del uso de electricidad en su cuerpo.
Régimen cerrado
La muerte de Xabier Rey, quien llevaba 10 años encarcelado, se suma a la lista de presos vascos víctimas de la política penitenciaria.
A Rey le fue aplicada la política de alejamiento que, de manera automática, se les aplica a los y las presas vascas, siendo encarcelado a más de 1.000 kilómetros de su hogar.
Xabier pasaba 20 horas aislado en su celda y solo tenía cuatro horas de patio para compartir con el resto de presos. El aislamiento tiene consecuencias psicológicas y anímicas directas sobre el preso, llevándolo a situaciones extremas, han denunciado organizaciones vascas.