Alfredo Astiz tomó el micrófono al momento de decir sus últimas palabras en el juicio que investiga 789 crímenes de lesa humanidad. Además de revindicar el terrorismo de Estado, como suele hacer en sus alegatos, ensalzó a la Gendarmería por la supuesta amenaza de «movimientos secesionistas» en la Patagonia y minimizó la desaparición de Santiago Maldonado.
“La guerra contra el terrorismo es sin tiempo, únicamente se pueden ganar batallas”, aseguró el ex capitán de fragata, responsable de infiltrarse en la Iglesia Santa Cruz para secuestrar a las monjas francesas Alice Domon y Leonnie Duquet y a las principales referentes de las primeras Madres de Plaza de Mayo, entre otros delitos.
”Nuestro país no tenía riesgo de recibir ataques contra nuestra soberanía, sin embargo, últimamente han aparecido en el sur del país movimientos secesionistas que escudándose en ficticias reivindicaciones ancestrales pretenden crear una nación independiente apropiándose de nuestro territorio», expresó ayer Astiz ante el Tribunal Oral Federal 5 de Comodoro Py.
Según Astiz hay una supuesta influencia del Foro de San Pablo que “permanentemente reivindica los movimientos terroristas ocurridos en Sudamérica en los años 70”, y que “casualmente en su última reunión celebrada en Nicaragua recomendó potenciar en nuestro continente los movimientos indigenistas”.
Para el genocida “es contradictorio” el reclamo por la soberanía en el Atlántico Sur y que al mismo tiempo “ignoremos estos movimientos que pretenden apoderarse de una parte de nuestro territorio continental”. Y no dudó en afirmar que “los movimientos separatistas” pusieron “en evidencia” a “la clase política” por “los errores que cometió en el pasado en la política de defensa, persiguiendo a las instituciones armadas de nuestro país”. Lo cual llevó, según su análisis, a que esa clase política “esté tratando de disimular su negligencia y egocentrismo minimizando el riesgo de esos movimientos”.
Allí pasó a referirse al caso Maldonado, por omisión: «En los últimos graves hechos producidos por los movimientos secesionistas en la provincia de Chubut el principal tema de debate de los políticos en los principales medios no era cuál era el movimiento, ni cuál era su objetivo. El principal tema de debate era si un Gendarme tenía una piedra en su mano o no».
En su alegato, además de trazar una supuesta genealogía entre la guerrilla de los 70 y la resistencia mapuche, Astiz se encargó de decir que no pedirá perdón por los crímenes cometidos en la ESMA. «Los organismos de derechos humanos son grupos de persecución y venganza, nunca voy a pedir perdón», afirmó. También cuestionó la política de derechos humanos del kirchnerismo y afirmó que hubo «inseguridad jurídica».
El genocida, condenado en 2011 a prisión perpetua por los crímenes del grupo de tareas que integró, habló en el marco de la megacausa ESMA III. Es el tercer juicio por crímenes cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada y el primero que juzga los vuelos de la muerte. Astiz está acusado -entre otros crímenes- por el asesinato de la joven sueca Dagmar Hagelin, secuestrada en 1977 y por cuyo caso hasta ahora sólo fue condenado Emilio Eduardo Massera durante el Juicio a las Juntas. Hay 63 procesados ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5. Además de Astiz, figuran, entre otros, Jorge “Tigre” Acosta, Ricardo “Serpico” Cavallo (extraditado de México), Jorge Rádice, Antonio Pernías y Juan Carlos Rolón. Todos cumplen condena por el histórico juicio de hace seis años.
La ESMA fue el mayor campo de concentración de la dictadura. Por allí pasaron cerca de cinco mil personas, la mayoría de las cuales están desaparecidas. Además de torturas y asesinatos hubo violaciones, reducción a servidumbre y robo de bebés y propiedades de los secuestrados. La acción judicial contra los represores se continúa desde la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.