Lejos de querer comparar una esposa con otra, me propongo hacer un análisis de economía provincial a efectos de demostrar que la primera esposa de Adolfo, `el desahuciado´, nos costaba menos en términos económicos.
¿Se acuerda de la casa del perdón?
Tal vez Ud era muy joven, tal vez sufra amnesia o posiblemente no sepa de qué joraca escribo.
`El desahuciado´ había cometido -había sido descubierto en una de tantas- infidelidades matrimoniales que irían a dar por terminado su matrimonio con, digamos, una tal Marita (aclaro que todo parecido con la realidad es mera coincidencia).
Con el objeto de suavizar los comentarios de la plebe, el entonces “regidor” hoy `desahuciado en elecciones´, comenzó la tarea de construir una “casita” para la despechada.
La calle Mitre fue el punto geométrico elegido para llevar a cabo tal obra.
Y hasta ahí ¿Qué hay de anormal?
¡Bueno, no se apure hombre!
Déjeme terminar.
Por ese entonces en la provincia era muy escuchado un periodista opositor que se destacaba, como diputado, por caminar sobre las bancas.
Este mismo personaje, al descubrir el inicio de obra, no tardó en bautizarla como “La Mansión del Perdón”, cuyo costo fue en ese momento una cifra cercana al millón de dólares (penique más, penique menos).
La verdad que no recuerdo la cotización del dólar en ese momento, pero si lo trasladamos a hoy, esa casita costó 18 millones de mangos (austral más, patacones menos).
Por supuesto que el avalúo fiscal de la propiedad, reflejaba la realidad y mostraba una base imponible de 15 pesos (no sé si ley o moneda nacional).
Con el correr del tiempo todo cayó en el olvido; incluso de la despechada.
Hoy, muchos años después, vemos al `Regidor desahuciado´, entregarle a su nueva consorte, un chequecito de 80 millones de pesos.
Sí, sí, leyó bien 80 millones de pesos exactos. Pero claro, por supuesto no se los entregó a ella, sino a una fundación que ella preside. ¡Qué mal pensado che! a ver si va a encontrar corrupción.
¿Vio?
Por supuesto que el destino de estos milloncitos que salen de las arcas provinciales (esas que usted alimenta pagando inmobiliario, ingresos brutos, patentes etc) tienen un fin altruista: repartirlo entre la plebe en forma de electrodomésticos, juguitos “Baggio” y subsidios a mansalva con el fin de revertir el soplamocos recibido en las ultimas PASO.
Y es que para un ex líder que pudo haberse retirado por la puerta grande de la historia, perder por 20 puntos es, como diría Moria, too much (léase tu mach).
Así, sin ser Keynesiano, y con escasas luces, advierto que en términos de economía provincial, esta nueva Princesa Consorte del Jerarca Desahuciado, nos cuesta 4 veces y un poquito más que la despechada.
Seguramente es la inflación.
Pero hay algo que, pareciera, se empeñan en no entender.
La gente ya dejó de creer en espejitos de colores como La Pedrera, el autódromo y Maluma.
Cortar pasto y limpiar las veredas a cambio de una sub moneda, ya no surte efecto; la gente (la plebe entre la que me incluyo) ya sabe leer y escribir y sabe quién es el necesitado.
A ver, déjeme cambiar los términos en la ecuación.
Venga por caso: Yo no tengo un lavarropas cuyo valor, exagerando, ronda los 6 mil pesos; y viene Gisela (ups otra casualidad) y me lo regala al parecer solamente por simpatía; simpatía que oculta el trasfondo de todo y es que su marido necesita mi voto para seguir ostentando poder que, a esta altura, es solo ejercicio de poder psicológico sobre las masas.
¿El necesitado? Sí, yo necesito el lavarropas; pero si en la provincia hubiera puestos dignos de trabajo no sujetos a la voluntad del Jerarca, lo podría comprar honestamente y sin necesidad de sentirme un mendigo.
Hay varios aspectos a analizar: El momento, los resultados eleccionarios, y lo que nadie parece querer ver: Si esto sigue así, en el 2019 va a haber muchos Jerarcas desempleados.
O sea señora, señor: Acepte lo que le den ya que viene de ser comprado con su dinero; ellos intermediaron solamente con su necesidad, no le regalan nada.
A cambio ellos le exigen su voto.
Pero recuerde, en el cuarto oscuro nadie nos ve.