En la Capital y el conurbano, la principal región del país con casi 15 millones de habitantes, hay 89.009 pobres menos, pero 97.271 indigentes más. Esto significa que bajó el número de pobres, y entre los que permanecieron en la pobreza, hay más gente en condición de “pobreza extrema” porque no tienen ingresos que les permita comprar una canasta básica de alimentos, de acuerdo a los datos del INDEC difundidos el viernes.
Las cifras oficiales marcan que en CABA y GBA el número de pobres se redujo de 4.367.164 a 4.278.155 personas. Pero, dentro de esos pobres, los indigentes subieron de 950.881 a 1.048.152 personas. La proporción de indigentes en el total de pobres aumentó del 21,8 al 24,5%, en apenas 6 meses.
Estos números coinciden con la “sensación” o apreciación de buena parte de los porteños y bonaerenses de un agravamiento de las condiciones de vida de los pobres. Es que, según el INDEC, mientras en la Capital aumentó la pobreza (de 9,5 al 13,4%) y en el GBA se redujo 2 puntos (de 34,6 a 32,6%), en ambas zonas aumentó la indigencia. En Capital subió del 2,3 al 2,6% y en el GBA del 7,5 al 8,2%.
Esta situación, más agravada, se repite en Rosario porque el número de pobres se redujo en 4.213 personas y el de indigentes aumentó en 41.704 personas. En Rosario, hubo un salto de la “pobreza extrema” porque los indigentes representan ahora el 26,5% del total de pobres versus un 14,1% en el semestre anterior.
Corrientes es otro caso: la pobreza aumentó en 2.507 personas, con el dato adicional que hay 10.280 indigentes más.
Mendoza tiene 17.593 pobres menos, con 7.746 indigentes más.
Córdoba y San Juan presentan mejoras muy significativas de ambos indicadores. Pero el INDEC aclaró que los números de San Juan están “en revisión” y los de Córdoba cargan con las “dudas” de haber tenido un mayor número de pobres e indigentes en el segundo semestre de 2016, como señalaron las autoridades de esa provincia.
En las ciudades más chicas, de menos de 500.000 habitantes, la baja de la pobreza fue acompañada de una reducción de la indigencia.
Así las cosas, en los mayores centros urbanos, hay un doble proceso, con más o menos pobres, pero con un notorio avance de la indigencia.
A todo esto se agrega que también las cifras del INDEC para los 31 aglomerados dicen que aumentó la “brecha de indigencia”. Eso significa que los indigentes necesitarían tener más dinero para salir de esa situación.
”En promedio, los hogares indigentes tienen una distancia de $ 2.580 entre sus ingresos y el valor de la línea de indigencia. En términos porcentuales, ello implica que sus ingresos se encuentran 41,7% por debajo de la línea de indigencia”, explica el INDEC. En el segundo semestre de 2016 esa distancia era del 40,1%. O sea, se encuentran más lejos de salir de la indigencia. La “brecha de pobreza” también aumentó pero menos, del 37 al 37,7%.