La familia de Cáceres responsabilizó al presidente de Honduras de los ataques que han sufrido.
Tras múltiples amenazas de muertes, agresiones verbales y atentados intimidatorios en contra de la familia de la líder indígena, temen que podrían llegar a tener el mismo desenlace fatal de la ambientalista asesinada en 2016.
La familia de la activista ambientalista hondureña Berta Cáceres, asesinada en 2016, denunció este miércoles que existe una «campaña de odio» en su contra después de que inversionistas europeos retiraran su apoyo definitivo al proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, al que se oponía la líder indígena.
Mediante un comunicado, la familia de la ecologista expresó su preocupación por la «campaña de odio ejecutada con más agresividad» en su contra luego de que el Banco Holandés de Desarrollo (FMO) y el Fondo Finlandés para la Cooperación Industrial (FinnFund) retiraran a inicios de julio su financiación al proyecto paralizado tras el asesinato de Cáceres.
Denunciaron que el pasado viernes Olivia Zúñiga, una de las hijas de la luchadora y defensora del ambiente en Honduras, y su nieto, fueron víctimas de un atentado, en el que fue impactado «por un disparo» el vidrio trasero de la patrulla que les brinda seguridad.
Asimismo, responsabilizaron de los «atentados intimidatorios» y de «seguimientos y chequeos permanentes» desde «vehículos polarizados tipo camionetas sin placas» al presidente del país, Juan Orlando Hernández, y a grupos «fácticos violentos y de respuesta que imponen su modelo extractivista minero energético».
Por su parte, la hermana de líder social, Agustina Flores, indicó que reciben amenazas de muertes desde las redes sociales y han sido víctimas de agresiones verbales, que «podrían llegar a tener el mismo desenlace fatal de nuestra amada Bertita ya que se está siguiendo el mismo patrón, ahora contra integrantes de su familia», advirtió.
Flores rechazó la «campaña que hace apología del odio contra nuestra familia y la lucha por la defensa de los derechos humanos», que incluso ha destruido varios murales dedicados a la memoria de Cáceres con «manchas obscenas».
Instó a la comunidad internacional y las organizaciones defensoras de derechos humanos a mantenerse «atentos y a condenar estos actos de persecución y criminalización», con el objetivo de «parar» la lucha por la justicia para Berta Cáceres e «imponer los proyectos extractivos de muerte en nuestros territorios».
Berta Cáceres fue asesinada en la madrugada del 3 de marzo de 2016, en la ciudad hondureña La Esperanza, por sujetos desconocidos que forzaron el seguro de la entrada a la vivienda de la activista.
A más de un año de su muerte, el crimen contra la luchadora y defensora del ambiente en Honduras continúa impune Y el proceso judicial contra sus asesinos avanza lentamente.
Las últimas evidencias sobre el asesinato de Berta Cáceres apuntan al Estado hondureño como responsable. Los tres militares implicados en el caso habrían recibido entrenamiento contrainsurgente de parte de Estados Unidos.