Sally Lockyer trabajaba como abogada en un estudio en el centro de Londres en 1990. Se casó con Steve Clark, también abogado, y se mudaron a Manchester. Allí nació Cistopher, el primer hijo de la pareja. Fue el 22 de septiembre de 1996. Menos de tres meses después, el 13 de diciembre, Sally llamó a una ambulancia en un intento desesperado por salvar la vida de su hijo. No alcanzó. Cuando los paramédicos llegaron a su casa, Christopher ya estaba muerto. Sally era la única que estaba con el niño en ese momento. Los médicos que revisaron el cuerpo de la criatura no lograron descubrir nada significativo y consideraron que la muerte había sido por causas naturales (hubo incluso alguna evidencia de una infección respiratoria) y ningún signo de falta de cuidado o atención por parte de la madre. El matrimonio Clark volvió a tener otro niño, Harry, que nació prematuramente a menos de un año de la muerte de Christopher: el 29 de noviembre de 1997.
Pero ¿Por qué estaría escribiendo yo una nota de estas características si no se esperara algún hecho sorprendente? ¿Qué tiene que ver este hecho social con la seguridad vial?
Y bien, menos de dos meses más tarde, el 26 de enero de 1998, Harry murió repentinamente también, y una vez más, Sally era la única persona que estaba con el bebé en su casa en el momento de la tragedia.
Ambos fueron procesados por dolo y pronto el papá del fallecido obtuvo la libertad. Sally quedaba bajo rejas y en silencio por consejo de sus abogados.
Sintetizando, aparece en escena un pediatra y también nombrado `caballero´ por la reina, Sir Roy Meadow, aprovechando los datos conocidos en un reciente estudio sobre el SMSL, usó la teoría de probabilidades para “demostrar” que ese síndrome no pudo haber sido la causa de la muerte y por lo tanto, desechada esa posibilidad, ¿Qué otra alternativa quedaba de que no hubiera sido la madre?
Contextualizando, Dr. Meadow, se entiende la repercusión que tuvo su trabajo científico en Inglaterra. Fue él quien describió en 1970 un trastorno psicológico en algunos padres (en general, la madre) que consiste en llamar la atención simulando o `causando´ la enfermedad de uno de sus hijos. La carrera de Meadow se transformó en una suerte de cruzada para proteger a los niños de las enfermedades mentales de sus padres y los abusos psicológicos de padres a hijos.
Meadow fue un testigo clave para el fiscal ya que él sabía que los datos conocidos en ese momento decían que la probabilidad de que un niño muriera de SMSL según su cálculos y artilugios estadísticos matemáticos era de uno en 73.000.000 (aproximadamente). Por lo tanto, concluyó Meadow, la nula probabilidad de que dos niños murieran de SMSL en la misma casa. Y agregó: eso solamente podría pasar en la Gran Bretaña una vez por siglo. Ese fue la estocada final para que Sally Clark fuera condenada a prisión perpetua.
Allí fue donde el propio presidente de la Real Sociedad estadística de Inglaterra le escribió al presidente de la Cámara de los Lores y jefe de la Administración de Justicia en Inglaterra (y Gales) y le dijo escuetamente: “El número `uno en setenta y tres millones´ es inválido”.
Finalmente, en el año 2003, luego de varias demostraciones matemáticas que todo el proceso del famoso pediatra, era ya gran error. Se pudo en la segunda apelación, cuando ya se había montado una campaña en toda Gran Bretaña para liberarla, Sally Clark fue dejada en libertad. Eso no fue obstáculo para que cuatro años más tarde, con su condición anímica totalmente deteriorada, ella misma se quitara la vida.
Y así vemos que se hacen obras faraónicas, inversiones en tecnología informática que no sirven para prevenir un accidente, una muerte… Todo es con el fin del vil metal, recaudar…
Desde Clases de Manejo San José Obrero –hacé clic acá para contactarnos en Facebook– decimos que merece una reflexión final: las profesiones son indispensables hoy para avanzar en casi cualquier campo, elija el que elija. Pero con un papelito que certifique la idoneidad en algún campo, no significa nada, porque no garantiza buenos resultados, debemos ponernos a trabajar en mejorar la seguridad de nuestras rutas, autopista y calles de nuestra bendita Provincia.
Pero juntar datos es insuficiente: después hay que saber interpretarlos, y para hacerlo es necesario convocar a personas que estén acostumbradas y entrenadas. No se trata de que sean personas especiales sino personas que tengan la humildad política para que la mano invisible de Adam Smith no haga de las suyas….