Para comenzar la jornada, no hay como leer un buen diario. Parafraseando una frase de Paulo Freire, que dice: “Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión”.
Yo creo que se podría añadir “una forma de hacerlo es interactuar con la lectura de un buen diario”. Recuerdo que lo hacía cuando, a mis 12 o 13 años, el viejo diario MENDOZA que compraba mi tío «El Negro Fernandez» para leer los deportes mientras esperaba que se levantaran de dormir la siesta. Nunca he podido desprenderme de esa costumbre… Y, desde luego, los leo de tinta y de papel, y las versiones digitales también.
Leer varios periódicos, como le dicen en Perú, es la única manera de saber lo poco serias que suelen ser las informaciones, condicionadas como por la ideología, las fobias y prejuicios de los propietarios de los medios y de los periodistas.
Reconocemos la importancia central que tiene la prensa en una sociedad democrática, es más algunos la llaman el “cuarto poder”, pero probablemente muy poca gente advierte que la objetividad informativa sólo existe en contadas ocasiones y que, la mayor parte de las veces, la información está deseosa de ser puesta a disposición del subjetivismo, pues las convicciones políticas, religiosas, culturales, étnicas, etcétera, de los informadores suelen deformar sutilmente los hechos que describen hasta sumir al lector en una gran confusión, al extremo de que a veces parecería que noticiarios y periódicos han pasado a ser, también, como las novelas y los cuentos, expresiones de la ficción.
¿A qué viene todo esto? A que estuve en una capacitación de la seguridad vial, adonde ya no llega la prensa, tratando de averiguar qué había pasado exactamente con la accidontología el año pasado, y lamentablemente notamos cierta manipulación que hacen que no sean de todas creíbles, por lo cual esperaré en darles hasta poder cotejarlas con mis propias proyecciones y los guarismos que nos vayan dando las distintas empresas privadas.
Nunca hemos tenido tantos medios de información a nuestro alcance, pero, paradójicamente, dudo que hayamos estado antes tan aturdidos y desorientados como lo estamos ahora sobre lo que debería hacerse, en nombre de la justicia, de la libertad, de los derechos humanos, en buena parte de las crisis y conflictos que aquejan a la humanidad.
Cada año mueren cerca de 1,3 millones de personas en las carreteras del mundo entero, para que podamos cuantificarlo en forma didáctica algo así como que se estrellaran 5.200 aviones de pasajeros en un año y entre 20 y 50 millones padecen traumatismos no mortales, y algo así como 200.000 aviones de pasajeros con sobrevivientes lesionados gravemente.
Los traumatismos causados por los accidentes de tránsito constituyen la principal causa de defunción entre los jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 44 años.
El 90 % de las muertes en carretera se producen en los países de ingresos bajos y medianos, a los que sólo corresponde un 48 % del parque mundial de vehículos matriculados.
Se incrementa cada vez más los siniestros a los más vulnerables
Aproximadamente un 46 % de las personas que fallecen en el mundo a consecuencia de accidentes de tránsito son peatones, ciclistas y conductores o pasajeros de vehículos de motor de dos ruedas (colectivamente denominados “usuarios vulnerables de la vía pública”). Esa proporción es mayor en los países de ingresos bajos que en los de ingresos altos.
Las altas velocidades protagonista principal
El control de la velocidad es un instrumento importante para reducir los traumatismos por accidentes de tránsito, sobre todo entre los peatones, ciclistas y motociclistas. Menos de una tercera parte de los países han adoptado las medidas requeridas -por ejemplo, la creación de zonas de velocidad reducida- para aminorar la velocidad en las vías urbanas.
Alcohol
Conducir bajo los efectos del alcohol incrementa el riesgo de sufrir un accidente y también las probabilidades de defunción o traumatismo grave. La OMS recomienda que el límite máximo de alcoholemia se fije en 0,05 gramos por decilitro (g/dl) para los conductores adultos, una norma que por ahora se ha implantado en menos de la mitad de los países.
Un mejor casco
La utilización de un casco de buena calidad puede reducir las probabilidades de morir de resultas de un accidente de tránsito en casi un 40 % y el riesgo de sufrir traumatismos graves en más de un 70 %. Sólo un 40 % de los países tienen en vigor leyes sobre el uso del casco, aplicables tanto a los conductores como a los pasajeros y exigen el cumplimiento de rigurosas normas de calidad para estos dispositivos.
El viejo y querido cinturón de seguridad
Abrocharse el cinturón de seguridad reduce el riesgo de defunción entre los pasajeros de los asientos delanteros en un 40 % – 65 % y puede disminuir el número de muertes entre los ocupantes de los asientos traseros en un 25 % – 75 %. Sólo el 57 % de los países exigen la utilización del cinturón de seguridad tanto en los asientos delanteros como en los traseros.
Innovadores dispositivos de retención para niños
En caso de accidente, la utilización de dispositivos de retención para niños (sillas para lactantes o niños, y elevadores) pueden reducir el número de defunciones infantiles entre un 54 % y un 80 %. Menos de la mitad de los países cuentan con leyes que exijan la utilización de este tipo de dispositivos en los vehículos.
Atención médica previa al primer nivel hospitalario
La rápida atención prehospitalaria de calidad puede salvar las vidas de muchas víctimas de accidentes de tránsito. Alrededor de los 76 % de los siniestrados se salvan con sistemas de atención prehospitalaria, aunque éstos pueden estar dotados de personal altamente cualificado o, en el extremo opuesto, depender de la intervención de quienes se encuentran en el lugar del siniestro. Existen a nivel mundial unos 90 números de teléfono diferentes para llamar a los servicios de atención prehospitalaria: es necesario sustituirlos por un número único válido en el mundo entero o reducirlos a unos pocos números de uso regional.
Posibilidades de avance
Los traumatismos por accidentes de tránsito pueden prevenirse. Varios países, en su mayoría pertenecientes al grupo de ingresos altos, han logrado en las últimas décadas importantes avances en la reducción de las tasas de mortalidad atribuibles a esta causa. Pero aún queda mucho por hacer en este ámbito.
Es hora de actuar
Se prevé que los traumatismos por accidentes de tránsito se convertirán de aquí a 2030 en la quinta causa de defunción más importante, con una tasa anual de mortalidad de 2,4 millones de personas, debido por, una parte, al incremento de las defunciones por accidentes de tránsito y, por otra, a la disminución de las muertes.
Fuente: OMS sede Uruguay