Al menos unas 350 ballenas piloto de las 650 varadas en las costas de Nueva Zelanda han muerto en las últimas horas, a pesar de los esfuerzos realizados por algunos voluntarios que intentan liberarlas aprovechando la marea alta.
La última marea alta permitió que al menos unos 200 cetáceos regresaran al océano, mientras que otras 17 fueron regresadas al mar por algunos voluntarios que permanecen en las costas, informaron medios locales.
El coordinador de la organización ecologista Project Jonah, Mark Rigby, apuntó que las ballenas “han tomado la dirección correcta. Estamos saliendo del peligro despacio pero de forma segura”.
«Teníamos 240 ballenas ayer (sábado) por la tarde y temíamos que termináramos con 240 ballenas muertas esta mañana (domingo)», apuntó Herb Christophers, portavoz del Departamento de Conservación.
Las ballenas liberadas de las costas se encuentran en la bahía de Golden Bay, pero la salida es relativamente angosta. Una vez superada esta barrera, los cetáceos tendrán la vía libre hasta el estrecho de Cook.
Como medida de protección, se han formado cadenas humanas dentro del agua para alejar a estos animales de las costas.