El Gobierno ruso rechazó este jueves enérgicamente las acusaciones de su par estadounidense, que aduce supuesta injerencia del Kremlin en sus elecciones internas, como basamento para sancionar nuevamente al país europeo.
«Rechazamos enérgicamente las declaraciones y acusaciones infundadas presentadas contra la parte rusa» por parte de Estados Unidos, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Este jueves el presidente saliente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó un decreto que establece nuevas sanciones contra Rusia, en específico a personas y cinco organizaciones rusas, entre los que se encuentra el Servicio Federal de Seguridad.
Además, el Gobierno estadounidense expulsó este jueves a 35 diplomáticos rusos y cerró dos complejos del país europeo en Nueva York y Maryland.
La respuesta oficial será decidida por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, informó el portavoz del Kremlin.
«De momento no puedo decir cuál será la respuesta, aunque como bien se sabe, en estos casos se aplica de forma inequívoca el principio de reciprocidad», apuntó Peskov a los periodistas.
Sumado a esto, expresó que las acciones tomadas por Obama corresponden a una intención de vulnerar las relaciones existentes entre ambos países y perjudicar las relaciones exteriores contempladas por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
Las sanciones impuestas por «la Administración saliente, a la que, por cierto, solo le quedan tres semanas de trabajo, tienen dos objetivos: dañar definitivamente las relaciones ruso-estadounidenses, ya de por sí precarias, así como asestar un golpe a los planes de la política exterior de la futura Administración del presidente electo de Estados Unidos», acotó Peskov.