«Digo mejor tarde que nunca, pero lamento que Cunha haya conseguido, muy caradura, presidir mi proceso, que es golpista, en la Cámara de Diputados», afirmó Rousseff al inaugurar la operación comercial de la central hidroeléctrica de Belo Monte, en el estado amazónico de Pará.
El juez del máximo tribunal Teor Zavascki suspendió a Cunha del cargo de diputado por considerarlo incompatibles con las acciones de obstrucción en la justicia para las cuales usó la presidencia de la cámara baja durante 2015.
En su primera reacción, Rousseff sostuvo que Cunha actuó como «chantajista» porque abrió el juicio político en su contra luego de que el gobernante Partido de los Trabajadores, el 3 de diciembre, se negara a proteger al diputado de un proceso por falta de decoro -por omitir cinco cuentas en Suiza- en la comisión de ética de la cámara baja.
«Mi juicio político fue un chantaje, una venganza. Es un desvío de poder para vengarse», dijo sobre la decisión cautelar del magistrado, que demoró más de cinco meses en tomarla luego de un pedido hecho por el fiscal federal, Rodrigo Janot, en diciembre.
La decisión sobre Cunha llega cuando la próxima semana el pleno del Senado debe votar la suspensión o no de Rousseff del cargo por 180 días por supuestos delitos al alternar las prioridades en el presupuesto 2015, proceso que según la magistrada «es más una elección indirecta que un impeachment».
«El gran juez de nuestra democracia es el pueblo brasileño», afirmó Rousseff, quien acusó sin nombrarlo al vicepresidente Michel Temer de «cuestionar el gasto de los pobres» y reducir a 10 millones de personas la ayuda del plan Bolsa Familia que hoy reciben 46 millones de personas.
«Ellos quieren tirar en un rincón a 36 millones de brasileños. Y lo quieren hacer con un golpe porque si lo dicen en una elección no tendrían los votos. La democracia no es algo meramente formal, es algo conquistado con muertos, torturados, presos y exiliados. No es posible tirar a la basura esta conquista», sostuvo.
Ellos, dijo sobre Temer y los opositores, «hacen un golpe porque no tienen los votos suficientes» para ganar las elecciones presidenciales.
Según Rousseff, «la democracia es el lado correcto de la historia y no habrá perdón para los golpistas en la historia».
«Nosotros tenemos inmenso orgullo de las decisiones que tomamos. Siento orgullo de Belo Monte y de llevar desarrollo a regiones que los demás olvidaron. Esto es un patrimonio para que volvamos a crecer»
El proyecto de Belo Monte, que es la tercera central hidroeléctrica del mundo detrás de la brasileño-paraguaya Itaipú y la china Tres Gargantas, es uno de los proyectos más defendidos por Rousseff y el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que lo enfrentó con ambientalistas, por realizarse en el Rio Xingú, del Estado amazónico de Pará.