La Agencia de Investigación Criminal de Honduras reveló que Cáceres fue asesinada por su lucha medioambiental. El gerente de DESA habría pagado y ordenado el asesinato, según versiones.
El autor material del crimen contra la líder indígena hondureña Berta Cáceres, identificado como Edilson Duarte, de 25 años, confesó a las autoridades gubernamentales que disparó contra la dirigente.
Duarte fue capturado por agentes de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC) de Honduras, en la casa de sus padres ubicada en la colonia Miraflores. Fuentes extraoficiales aseguran que este joven se ha dedicado al sicariato desde hace algún tiempo.
Presuntamente fue el gerente de la empresa Desarrollos Energéticos SA (DESA), identificado como Sergio Rodríguez, contratante de los servicios del mayor de las Fuerzas Armadas de Honduras, Mariano Díaz, para iniciar la planificación del asesinato y quien fue detenido en la residencial Los Hidalgos de Tegucigalpa.
Por su parte, en entrevista con medios de comunicación, el director de la ATIC, Ricardo Castro, confirmó la causa del asesinato de Cáceres, aun cuando “las líneas se van a dar el viernes, sí le puedo decir que fue por su trabajo”.
La declaración del presunto homicida material será utilizada en la audiencia inicial para confirmar la acusación que realizó la Fiscalía con base en el trabajo de la ATIC.
El plan
Fuentes señalaron que el mayor Díaz fue contactado a petición de Rodríguez por el teniente retirado de las Fuerzas Armadas de Honduras, Douglas Bustillo, capturado en la residencial Los Molinos de Tegucigalpa.
Bustillo se desempeñó como subjefe de seguridad de DESA y, además, fue denunciado en varias ocasiones por el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) y la propia Berta Cáceres.
La tarea del Mayor de las Fuerzas Armadas era supuestamente dar sugerencias sobre el trabajo de inteligencia que se debía realizar para ubicar e ingresar a la casa de la dirigente indígena.
En contexto
Berta Cáceres fue asesinada en su casa el 3 de marzo. La activista había denunciado una semana antes de su muerte el asesinato de cuatro dirigentes indígenas de la comunidad lenca.
Según un informe del Equipo de Reflexión, Investigaciones y Comunicación (ERIC) de los jesuitas, la dirigente indígena había sido amenazada por policías, militares y paramilitares, cuando en abril de 2013 encabezó una serie de protestas engrosadas por indígenas lencas contra una empresa hidroeléctrica china que quería llevar a cabo un proyecto en el río Gualcarque.
Fuente TeleSUR