San Luis (LaNoticia) 28-03-16. Estuvo a cargo de una reconocida dirigente puntana de los DDHH quien sufrió la persecución de la dictadura.
Ana María Garraza, junto con su familia, sufrió en carne propia la persecución despiadada que realizaron los genocidas que gobernaron nuestro país en general y San Luis en particular, durante la dictadura cívico-militar más sangrienta y oscura que azotó nuestra Nación.
Garraza conoció la detención ilegal, la tortura que lo único que buscaba era ejemplificar sobre los que los ciudadanos no debían hacer en esos oscuros tiempos, como era debilitar al ciudadano que luchaba por sus derechos.
A continuación publicamos textual el discurso pronunciado por Ana María Garraza el 24 pasado en la vigilia y homenaje al ex Rector Mauricio Almicar López:
El 24 de marzo de 1976, comenzó una de las épocas más trágicas de la historia argentina, que dejó miles de desaparecidos y asesinados; un país devastado económicamente y un pueblo envuelto en la miseria, el miedo y el terror.
Los que tenemos Memoria afirmamos que la construcción de la Democracia y la Paz germinan en la Justicia, que se ampara en la Verdad y ésta se nutre de la Memoria.
Decía Don Arturo Jauretche: “Interrogamos el pasado para obtener la respuesta del futuro, no para volver a él en melancólica contemplación o para restaurar formas abolidas, sino para que nos enseñe cuáles son los métodos con que se defrauda el presente e impedirlo”. Lo que ocurre en el pasado vuelve a ser vivido en la memoria y ésta permite patentizar las injusticias presentes que tuvieron su origen en el ayer y continúan en el hoy y así volver a hacer nacer las utopías que los terrorismos de estado intentaron asesinar y no lo lograron. Por eso volvemos a la memoria de tantos compañeros que nos precedieron y dieron la vida por una sociedad más justa y equitativa no sólo para visibilizar sus sueños y valores personales sino para vivenciar un proyecto político que optó por los más débiles y oprimidos y juntos con ellos comprometer nuestra vida para una sociedad distinta.
La historia oficial que escriben los vencedores construye “héroes”, “patriotas”, semidioses e intocables. El recuerdo y los homenajes a los protagonistas de las luchas populares como nuestro Rector Mauricio Lopez, deben trascender los monumentos, deben constituir la concreción de proyectos políticos que contengan el espíritu con el que ellos actuaban. De nada serviría recordarlo, si no se recupera su filosofía política, su vocación de servicio, su respeto por el aporte de sus colaboradores, su opción ideológica y política para hacer una Universidad abierta, plural y comprometida con la sociedad y un Estado presente como defensor de los más desvalidos.
Mauricio López fue hacedor de una Filosofía, cuyos criterios de verdad surgen desde la sabiduría popular y cuya eficacia se mide por la claridad estratégica que integra dicha filosofía en la praxis de resistencia y emergencia transformadora de la realidad. Dejaba atrás el academicismo y se internaba profundamente en la historia de la filosofía universal como crítica, como lucha, como peligro y riesgo. Entendía al Sócrates asesinado, al Aristóteles perseguido, al Agustín sitiado, al Tomás que perece camino a las grandes disputas, al Marx que nunca pudo ser profesor universitario, al Husserl expulsado por el nazismo de la Universidad. La praxis política no sólo «da que pensar» sino da entendimiento de la realidad. Perteneció a una generación que aprendió a pensar la realidad en el ritmo que cada semana imprime la praxis comprometida con un proceso popular. La filosofía no se hace sólo desde los libros, sostenía, sino desde la realidad de un pueblo oprimido. El intelectual es real cuando está integrado orgánicamente con el pueblo.
Los que tenemos Memoria manifestamos que la ausencia de Mauricio Amílcar López no puede ser en vano. Las Universidades, proveedoras de conocimiento deben recoger ese dolor, no como un comentario ético secundario, sino como el arranque mismo de un discurso estrictamente filosófico, crítico, mundial, sostenido en un pensamiento y en una acción entrelazada con los procesos populares.
Los que tenemos Memoria advertimos que vivimos en la actualidad una embestida peligrosa de los sectores que hoy están en el poder, muchos de los cuales fueron partícipes responsables de muertes, desapariciones y violaciones a los derechos humanos de toda índole, que intentan permanentemente invisibilizar los esfuerzos de un pueblo por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Se proponen banalizar la lucha de las utopías con el mote de “venganza”. Estamos convencidos de que la memoria es una lucha por la justicia; no, por la venganza. Incitan con frases y actitudes a dejar atrás el pasado o efectúan actos oficiales tendientes a reinstalar la teoría de los dos demonios.
Los que tenemos Memoria… los organismos de DDHH, los sobrevivientes, los familiares de los compatriotas asesinados, torturados, violados, desaparecidos… no podemos ni debemos permitirlo.
Los que tenemos Memoria nos respaldamos en nuestra historia como Nación, para actuar con coherencia con la Declaración de la Independencia del año 1816, a pocos meses de su bicentenario. Y fundamentalmente en el párrafo referido explícitamente a la emancipación. Así nos manifestamos junto a los Congresales de Tucumán: “…una nación LIBRE e INDEPENDIENTE del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli y de toda otra dominación extranjera…”. Palabras que hoy deberían llamar la atención de funcionarios y legisladores cuando proponen o aprueban leyes que comprometen la independencia económica y la soberanía política de nuestro país. Celebramos la desclasificación de documentación que la Administración de EEUU aportaría para el esclarecimiento del destino de los detenidos desaparecidos y la localización de los hijos apropiados, pero la historia también nos enseña a ser incrédulos, entendemos que bajo el aparente gesto de gran humanidad, hay un aprovechamiento de este anuncio para permitir que el presidente de un país, comprobado partícipe de las Dictaduras Latinoamericanas, pretenda visitar los ex centros clandestinos de detención, torturas y exterminio de miles de personas. Ponemos en duda, por experiencia, que esta señal contribuya a la verdadera justicia en Argentina, mientras desde su administración se alienta visiblemente la caída de los Gobiernos progresistas y populares de América Latina y continúa con el intervencionismo militar provocando masacres en muchos pueblos del mundo.
Los que tenemos Memoria repudiamos la puesta en duda de la cantidad de compatriotas desaparecidos, por parte del ministro de cultura de la CABA, nos negamos a entrar en la discusión numérica que se pretende instalar, pero creemos que este tipo de declaraciones, entre otras denotan una apabullante ignorancia de los datos más elementales de la historia y la geopolítica; cuestionar el número de desaparecidos banaliza una de las páginas más negras de la historia argentina e incurre en el negacionismo, entendido como delito en otros países del mundo. Esta actitud está en sintonía con la inicial “falta de tiempo” del presidente de la nación para recibir a las organizaciones de DDHH…que finalmente se concretó para no quedar desairado ante la prensa mundial ante las visitas de los presidentes de Francia y de EEUU.
Los que tenemos Memoria queremos que se profundice la política de Estado respecto a los juicios por delitos de lesa humanidad, reiniciados en el año 2004, cuando se anularon y declararon inconstitucionales las leyes del perdón y los indultos.. Se acusó a 2.220 civiles y militares, y se condenó a 660 en los juicios por crímenes de lesa militares celebrados hasta el momento. En la actualidad hay 521 causas activas, pero existen otras 220 que fueron acumuladas a expedientes principales (en algunos casos, conocidos como Mega Causas) que se encuentran en distintas instancias de la investigación. El 33 % de los acusados fueron sentenciados, y 368 causas aún no obtuvieron sentencia. Un total de 243 acusados fallecieron o fueron declarados incapaces sin recibir sentencia y hay 58 prófugos de la Justicia. Estos datos se desprenden del último informe de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad, publicado en diciembre, cuando se celebraron 30 años de la histórica sentencia conocida como «el juicio a las Juntas», que condenó a los máximos jefes de la dictadura por las masivas violaciones de derechos humanos cometidas.
En San Luis, por la perseverancia de la APDH, de los familiares de las víctimas y con los testimonios de los sobrevivientes, se realizaron dos juicios emblemáticos… Quienes han presenciado las audiencias no tienen opción frente a las evidencias allí esclarecidas que confirmar que fue TERRORISMO DE ESTADO…
Los que tenemos Memoria estamos muy preocupados por el vaciamiento y la desarticulación de distintos programas de DDHH a nivel nacional, por el desfinanciamiento de oficinas y proyectos dedicados a amparar las víctimas del Terrorismo de Estado y de la Violencia institucional que ha continuado en democracia. Nos alarman los numerosos y muy graves casos de represión a trabajadores que defienden sus puestos de trabajo. Las balas de goma (y también de plomo), los camiones hidrantes, los francotiradores y fotógrafos, los retenes policiales, el autoritarismo de las fuerzas de seguridad, pidiendo documentos sin motivo… El encarcelamiento ilegal de la dirigente social Milagro Sala, agregando acusaciones cuando las anteriores no pueden ser verificadas. En palabras del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Perez Esquivel: “hay condena antes del juicio”… El lamentable protocolo de seguridad son algunos ejemplos de un autoritarismo muy grave, escudado en la llamada emergencia de seguridad que permite hasta pena de muerte sin juicio previo con la propuesta de “derribo”. A los que tenemos Memoria estas decisiones políticas nos trae el pasado y nos recuerdan amargamente las imágenes de la Dictadura Cívico Militar. Porque la memoria exige capacidad para leer en los acontecimientos de hoy las atrocidades del ayer y develar quienes siguen siendo los genocidas y quienes sus cómplices en nuestra patria y en toda nuestra América Latina. Es tiempo de testimonio y de denuncia…Es tiempo de rescatar el espíritu de los principios que guiaba la acción política de nuestro primer Rector Mauricio Amílcar López.
Los que tenemos Memoria estamos alarmados por las amenazas a la libertad de expresión y al derecho a la información, que significa el actual apagón informativo, con el que se proscribe la memoria y la historia de resistencia histórica popular. No se informa con veracidad cuando los medios de comunicación están en posesión de los dueños del mercado, monopolizados en pocas manos. O cuando se despiden comunicadores o se censuran programas. La verdad no es una imposición, la verdad debe ser construida colectivamente.
Los que tenemos Memoria no aceptamos la doble moral… mientras se llenan los medios estatales de mensajes sobre ceder la palabra, construir la tolerancia, la convivencia, el dialogo… los discursos oficiales contienen una violencia verbal y simbólica que habilita a grupos agazapados para provocar violencia real. Cuando se convalida una prédica que desvaloriza el rol del Estado como garante de la igualdad de oportunidades, cuando desde el poder se enuncia que hay que “limpiar la grasa militante” o que hay que expulsar a los por ellos llamados “ñoquis”, hay un permiso implícito para asaltar, quemar o balear locales partidarios.
Mauricio Amílcar López, como todos los detenidos desaparecidos que hoy homenajeamos, era un MILITANTE. No permitiremos la deslegitimación de la participación política; el pueblo argentino ha vivido muchos periodos de proscripción, de persecución, de represión y muerte…. La democracia no puede ni debe asentarse sobre actitudes autoritarias y de expulsión.
Los que tenemos Memoria sabemos de exoneraciones, suspensiones, derrocamientos, cárcel, tormentos, fusilamientos, eliminación y exclusión. La trabajadora de Prensa de la Secretaria de DDHH, Sol Giles revela: “No exagero: en casi dos meses, sólo una función me dieron. Una: que escriba una columna editorial -para que firme el Secretario de DDHH de la Nación- justificando la salida de prisión de todos los represores que están cumpliendo condena por cometer delitos de lesa humanidad, aduciendo que merecen la prisión domiciliaria debido a causales que yo debía inventar. Por ejemplo, que sufren violencia institucional o tienen riñas con quienes comparten celda y también secuestraron, torturaron, asesinaron, violaron, vejaron, robaron y se apropiaron de bebés durante la dictadura cívico-militar. Me despidieron luego de que me negara a hacerlo porque, en ese caso, estaría faltando a la ética y a la verdad histórica, manchando las conquistas y la lucha de todo un pueblo por 40 años, y pasando por alto convenciones de derechos humanos, tratados internacionales, leyes y hasta la propia Constitución”. Por defender, como militante, la verdad y la constitución, fue despedida.
Pero… los que tenemos Memoria no tememos los desafíos del presente. Las nuevas generaciones, con aciertos y errores, con aprendizajes y desaciertos no pueden ni deben permitir el regreso al pasado con políticas de olvido, indiferencia, desconocimiento e impunidad. Confiamos en la mirada de los jóvenes, sus interrogantes y propuestas que nutren nuestra propia perspectiva. Porque son la garantía de la continuidad y de la multiplicación de los lazos solidarios que nos permitan pensar y hacer juntos, militar políticamente, los proyectos colectivos. Es nuestro compromiso poner en valor estos lazos y reconstruir las tramas sociales que la dictadura fracturó. Los jóvenes son protagonistas de su época, construyen su propia agenda y nos incorporan a sus nuevas demandas. Debemos reafirmarnos en su vitalidad, sus propuestas y su compromiso, con la esperanza de que esos lazos quebrados se estrechen nuevamente, auténticos, conflictivos, valientes y fuertes. Honremos así a los ausentes, a nuestro Mauricio Amílcar López, no sólo los 24 de marzo o los 10 de diciembre; los que no están continuarán exigiéndonos cotidianamente la construcción de proyectos políticos que incluyan a las mayorías donde seguirán entretejiéndose historias; lazos que conjugan pasado, presente y futuro, con un mismo grito:
MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA
Carlos Rubén Capella
lanoticiaensl@gmail.com