Alemania expulsó a 18.363 solicitantes de asilo durante 2015, lo que constituye casi un 70 % más de las expulsiones registradas el año pasado -10.994-, según datos del Ministerio de Interior.
El número de solicitudes de asilo aumentó también significativamente y ya superó el millón en la primera economía europea, que se convirtió este año en una de las metas principales de los refugiados que llegan sobre todo desde Medio Oriente, Asia, África y de los países balcánicos.
El Estado federado de Baviera, fronterizo con Austria y la República Checa, es la principal vía de entrada de los refugiados que llegan a pie, informó la agencia alemana de noticias DPA.
Sólo los bávaros expulsaron este año a 3.642 personas cuyas solicitudes de asilo fueron rechazadas por las autoridades alemanas, una cifra que triplica la de todo 2014, cuando Baviera expulsó a 1.007 solicitantes.
El Gobierno de Baviera -una próspera región donde gobierna el partido socialcristiano CSU, hermanado con los democristianos de Ángela Merkel (CDU) -presionó a la canciller para que ponga un tope al número de personas en busca de asilo que Alemania acepta cada año.
Merkel rechazó estas peticiones, pero el Parlamento federal (Bundestag) aprobó en octubre una restricción del derecho de asilo alemán, que acelera los trámites de asilo y facilita procesos de expulsión en caso de rechazo.
En este proceso, Albania, Kosovo y Montenegro fueron clasificados como «países seguros», lo que facilita la devolución de las personas de estos países balcánicos que no obtengan residencia legal.
Hoy, varios líderes del arco político germano pidieron que las autoridades europeas introduzcan nuevas medidas contra la amenaza potencial de que militantes de regiones en guerra ingresen en Europa con pasaportes falsos.
La agencia fronteriza europea Frontex (para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores de los Estados miembros) alertó de la posibilidad de que estos pasaportes falsos estén en manos de militantes del Estado Islámico (EI).