La ola de violencia que viven israelíes y palestinos parece encaminarse a un escenario más cruento en Medio Oriente, tras fracasar la misión que encabezó a la región el secretario de estado norteamericano, John Kerry.
Aunque reconoció el derecho de Israel a defenderse, el diplomático trató de convencer al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, de que vuelvan a sentarse a la mesa de negociaciones de paz.
Pero a pesar de sus esfuerzos, Kerry volvió a fracasar en este objetivo que es una asignatura pendiente del gobierno de Barack Obama, más preocupado en la actualidad por la irrupción de las milicias del Estado Islámico (EI) que por este antiguo conflicto de Medio Oriente.
Por esa razón, algunos analistas temen que la violencia pueda derivar en una nueva Intifada (sublevación) palestina, tal como ocurrió en 1987 y entre 2000 y 2005, bajo el liderazgo del fallecido Yasser Arafat.
La crisis se inició a principios de octubre con una serie de ataques con cuchillo que hasta el momento han causado la muerte de por lo menos 97 palestinos (la mitad de ellos acusados de ser los agresores) y 18 israelíes.
A esta modalidad se sumó también el uso de automóviles para arrollar a soldados israelíes, tal como ocurrió el viernes en Cisjordania.
Los primeros focos de violencia ocurrieron en torno a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén Este, considerado un lugar santo tanto para judíos (que lo llaman Monte del Templo) como para musulmanes.
Para Netanyahu, la crisis actual es consecuencia de la instigación al odio religioso que impulsan las autoridades palestinas y el Movimiento de la Resistencia Islámica, Hamas, que controla la Franja de Gaza.
Pero los palestinos consideran que la creciente ola de violencia es el resultado de la frustración de 50 años de ocupación ilegal israelí, tras la Guerra de los Seis Días en 1967 en la que Israel cuadriplicó su territorio.
«La violencia no es denominada como Tercera Intifada, sino como una `rebelión limitada´ por parte del ejército israelí, que paradójicamente recomendó adoptar una actitud moderada hacia el gobierno palestino (sugerencia que probablemente no será adoptada mientras la violencia continúe, creando un siniestro circulo vicioso)», dijo Arie Kacowicz, profesor en Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
«A diferencia de la Segunda Intifada, la postura del «security establishment» en Israel es más moderada que la de sus políticos, ya que la intención es mantener la violencia en forma limitada, pero en un proceso que puede prolongarse durante mucho tiempo», señaló el analista.
Sin duda, la situación preocupa a Estados Unidos luego del fracaso de un plan de paz impulsado por Kerry que finalizó en abril de 2014 que, entre otros puntos, contemplaba la proclamación de un Estado palestino.
Para la Administración Obama, este conflicto continúa siendo un fracaso de su política exterior después de llegar a un acuerdo con Irán por su programa nuclear, el pasado 14 de julio, bajo la gestión del Grupo 5+1, formado por Washington, Francia, China, Rusia y el Reino Unido, más Alemania.
Para algunos expertos, las guerras de Irak, Siria, Yemen y Libia, junto la irrupción de los fundamentalistas del EI, están creando una nueva situación en Medio Oriente.
A este cuadro se suma el incidente protagonizado entre Rusia y Turquía, luego de que Ankara derribara un avión ruso que había entrado en su línea fronteriza, el 24 de noviembre.
Los recientes atentados de París, atribuidos al EI (Daesh por su acrónimo en árabe), y el creciente papel que ha tomado Rusia para defender al gobierno sirio de Bashar Al Assad y atacar a los yihadistas, han eclipsado el conflicto entre israelíes y palestinos.
Hoy, se estima que unas once millones de personas viven bajo la tiranía del EI, que ha autoproclamado un califato entre las ciudades de Damasco y Bagdad, para aplicar la versión más primitiva de la Sharia, ley islámica.
Sin embargo, Hamas y el grupo libanés Hezbollah condenaron los atentados parisinos que dejaron por lo menos 130 muertos y más de 200 heridos.
Más allá de analizar el fenómeno del EI, los expertos se preguntan de dónde viene la actual ola de violencia palestina que parece anunciar el fin de la era del presidente Abbas, debido a la popularidad del líder de Hamas, Akram Haniyeh, de 62 años, según un informe del diario israelí Yediot Aharonot.
La crisis actual no tiene líderes como sí lo tuvo en su momento en Arafat, durante la Primera y la Segunda Intifada palestina. Tampoco nadie sabe hacia dónde se dirige la violencia que recrudece ante la represión ejercida por el gobierno de Netanyahu.
Por el contrario, la tensión aumenta día a día entre los israelíes y palestinos, y los analistas no son para nada optimistas en cuanto al futuro de la región.
«Mientras que el gobierno de Netanyahu no sugiera una nueva avenida política, no se ve la posibilidad de un horizonte que aplaque esta ola de violencia que puede escalar en una etapa todavía mucho más cruenta», concluyó Kacowicz.