El jefe de las fuerzas militares de Estados Unidos en Afganistán anunció que algunos de los militares relacionados más directamente con el bombardeo a un hospital de Médicos sin Fronteras (MsF) que dejó 30 muertos fueron suspendidos de sus funciones y podrían recibir algún tipo de sanción.
En rueda de prensa en Kabul, el general John Campbell no quiso identificar a los militares temporalmente removidos de sus puestos ni especificar cuántos eran, aunque sí dijo que se estudiaban medidas disciplinarias y administrativas contra ellos por el ataque en la norteña ciudad afgana de Kunduz.
El bombardeo ocurrió el 3 de octubre pasado cuando la aviación norteamericana apoyaba al Ejército afgano en combates con milicianos talibanes que días antes habían conquistado Kunduz, en su mayor victoria militar desde su derrocamiento por una coalición liderada por Estados Unidos, en 2001.
Campbell aseguró que el bombardeo fue causado por un error humano «trágico», debido a fallos en los sistemas y los procedimientos de actuación, y añadió que Estados Unidos tomará medidas para evitar la recurrencia de un suceso de este tipo.
«Ninguna nación hace más por prevenir las bajas civiles que Estados Unidos», afirmó Campbell al presentar las conclusiones de una investigación interna del Pentágono, aunque admitió también que las Fuerzas Armadas estadounidenses se equivocaron en el ataque al hospital.
La investigación interna dictaminó que los militares envueltos en este incidente no sabían que el edificio atacado era el hospital de MsF, ya que pensaban que estaban atacando un objetivo diferente situado a unos cientos de metros y donde se había reportado la presencia de combatientes.
Asimismo, la investigación sostiene que el personal encargado del ataque aéreo no adoptó las medidas adecuadas para verificar que se trataba de un objetivo militar legítimo.
El mes pasado, MsF, que hizo su propia investigación interna, puso en entredicho la versión estadounidense de que el bombardeo fue «por error» y dijo que esa noche «no había combates» en los alrededores y era la más tranquila en varios días.
La ONG afirma que trabaja, dadas las versiones facilitadas por las autoridades afganas, estadounidenses y la información de su equipo, con la presunción de que el bombardeo fue un crimen de guerra.
El presidente estadounidense, Barack Obama, pidió disculpas a MsF por el ataque, y la Comisión Internacional Humanitaria de Ginebra activó una investigación independiente a pedido de la ONG.
MsF asegura que el ataque continuó durante más de 30 minutos después de que informara a las fuerzas estadounidenses y afganas en Kabuk y en Washington que el hospital estaba bajo fuego.
También ha dicho que ya había facilitado, como siempre, las coordenadas exactas de la ubicación de sus instalaciones en Kunduz a las autoridades militares estadounidenses y afganas.