San Luis (LaNoticia) 25-11-15. Días antes del balotaje hubo hechos que anticiparon el editorial del diario La Nación que intentó poner en agenda mediática y política el cese de los juicios por delitos de lesa humanidad. La pintada anónima en la Casa de la Memoria, el ex centro clandestino Mansión Seré, en Morón: «después del 22 se acaba el curro de los derechos humanos», retomando palabras que, como se sabe, pronunció el ahora electo presidente Macri.
De la misma manera, las palabras de odio desenfrenado pronunciadas por el inefable novelista Marcos Aguinis, adscripto al macrismo. Insultó irrespetuosamente a Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto, llamándolas «mujeres despreciables». El epíteto lanzado por este vocero de la peor derecha revanchista, no se condice con las promesa de alegría, esperanza y sueños del «mundo Macri».
La decisión popular, que en democracia eligió por escaso margen, una propuesta que lleva a la tan mentada alternancia podrá o deberá responsabilizarse a partir del 10 de diciembre, de la ausencia de Cadenas Nacionales, tan criticadas por molestas por algunos sectores sociales. Quizás tampoco habrá reflexiones críticas para con los sectores poderosos de la economía, las finanzas y los medios masivos de comunicación que alteren la “convivencia republicana”. La llamada “grieta” será disimulada para lograr una falsa unidad, ahora solicitada a quienes han recibido insultos e injurias durante más de diez años.
Hay que recordar que unidad o unión no es lo mismo que uniformidad.
Desde el 10 de diciembre “no estaremos más aislados del mundo”, porque el país, dijo el presidente electo, abrirá sus negocios y sus relaciones, otra vez, a los poderosos del mundo. Se acabarán los gestos severos y ceñudos en los medios hegemónicos, porque estarán gratificados y realizarán mucho esfuerzo para imponer su postura. Ya no estarán enojados los patrones rurales, tampoco los buitres, ni los grandes empresarios y los exportadores, mucho menos los especuladores y los privatizadores seriales. Ellos, los poderosos dicen, van a ayudar, alegrar y amar, mientras lenta pero firmemente, reduzcan la planta de empleados estatales, congelen jubilaciones, liberen el dólar, abran las importaciones y eliminen las retenciones.
Y hasta quizás, querrán hacer creer al pueblo argentino que no habrá más pobres en el país; cuando en realidad será porque no estarán en los títulos y las tapas de los medios.
Quien tenga un poco de memoria, reconocerá que el país ya estuvo allí; ése que nos empujó al desastre de 2001, abandonando la soberanía, la dignidad y el bienestar. La sociedad requerirá entonces que cada uno y cada una se haga cargo de sus actos electorales.