Luciano Sosto volvió a declararse inocente de la violación y el homicidio de su madre y aclaró que una serie de mensajes de texto que para la justicia supuestamente lo comprometían fueron enviados horas antes del crimen del que lo acusan.
En tanto, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 8 a cargo del juicio accedió a un pedido de la defensa y ordenó que Sosto sea sometido a una junta médica con una nueva batería de test y pericias para obtener su perfil psicológico y determinar si es compatible o no con la comisión del delito que se le imputa.
“Lo que menos quiero es que queden dudas hacia mi persona. Quiero que se esclarezca esto”, dijo el acusado cuando declaró por segunda vez ante los jueces Alejandro Sañudo, Fernando Larrain y Ricardo Basílico.
Sosto (37) pidió declarar luego de que se presentara a ampliar su testimonial el kiosquero Maximiliano Tapia, un joven que al momento del crimen de Estela Garcilazo (69), concurría al departamento de Sosto junto a otro amigo, Iñaqui Mugica Zabala -el otro sospechoso de la causa pero que terminó sobreseído-, para consumir cocaína y tener relaciones sexuales con el sommelier.
Tapia, quien la semana pasada dijo ante el TOC 8 que Sosto “vivía al límite” o regresaba “disgustado” cada vez que iba a visitar a su madre en el piso de abajo, fue interrogado sobre una serie de mensajes de texto que el 26 de diciembre de 2013, día del crimen, intercambió con el sommelier y que siempre fueron interpretados por la Justicia como comprometedores para el imputado.
Tapia dijo que por la manera de escribir los mensajes lo más probable es que no sea él sino su amigo Iñaqui, a quien le solía prestar el celular, quien le estaba escribiendo a Sosto, pero a pedido de la defensa se leyó su testimonial de instrucción y ahí recordó que la noche del 25 intentaron subir a lo del sommelier pero éste no los recibió.
En los mensajes, luego de tres llamadas perdidas, Tapia le pregunta a Sosto “¿Por qué no atendés?” y luego, en otros SMS le dice: “subimos un toque”, “por Navidad”, “tenemos planes”, “dale, que te quiero decir feliz Navidad nada más”.
El sommelier nunca contesta las llamadas entrantes realizadas desde el celular de Tapia y por SMS responde: “Estoy ocupado. Hablando por teléfono y enquilombado. Les aviso cuando libere o relaje”, “¡Feliz Navidad! Estoy ocupado amigo y con problemas. Respetá y avisá antes de pasar” y “estoy hablando, no puedo atender ahora”.
Por un error de la fiscal de instrucción 19, Graciela Bugeiro, que está plasmado en su requerimiento de elevación a juicio, siempre se interpretó que esos llamados y mensajes fueron enviados y recibidos entre las 12:18 y las 12:34 cuando, según forenses, Garcilazo ya había sido asesinada entre las 07:30 y las 11:30.
La fiscal Bugeiro usó en su acusación esos mensajes para sostener que a esa hora “Lucky” trataba de sacarse de encima a Tapia y a Mugica porque estaba con el problema de que había asesinado a su madre y no sabía qué hacer con el cadáver.
Sin embargo, Sosto se encargó de aclarar que esos mensajes no fueron a las 12 del mediodía, que serían las 12 PM, sino de la madrugada del 26.
Los jueces pudieron corroborar con el horario de los listados de los mensajes entrantes y salientes que los SMS eran de las 12 AM, es decir las 0 horas de ese 26, varias horas antes de que Garcilazo sea asesinada.
“Eso fue de noche, no al mediodía. Me los quería sacar de encima porque tenía otra conversación”, afirmó Sosto, quien luego explicó que en otros mensajes que él enviaba o recibía en forma simultánea se observa que en ese momento estaba charlando con un muchacho llamado “Gastón” que lo estaba invitando a “una isla en el Tigre”.
En la media hora que declaró, Sosto aprovechó la oportunidad para aclarar otras cuestiones mencionadas a otros testigos como el subinspector Rubén Banegas de la comisaría 23, quien en el juicio contó que Sosto estaba extraño y nervioso.
“Ellos, los policías, tuvieron conmigo un trato de compasión, de contención. Yo con ellos fui hostil, fui un anfitrión un poco áspero. Estaba afectado por la situación, había como diez personas en la casa de mi madre y todavía tenía droga en sangre”, dijo.
En relación a la pericia psicológica que lo comprometió en la causa, ya que establece que tiene un perfil de personalidad compatible con el de quien cometió este crimen, Sosto volvió a quejarse de las condiciones en las que llegó a la entrevista con la perito: “Esperé cuatro horas en el camión de traslados, subí once pisos por escalera, esposado”.
Aseguró que “estaba enojado, parco” y que si bien la licenciada le preguntó si estaba en condiciones, él aceptó hacer los test “para salir de eso lo antes posible”.
“Había perdido a mi madre, era el peor día de mi vida. Estaba bloqueado mentalmente”, comentó e incluso contó que cuando le pidieron dibujar el árbol él lo hizo “homenajeando al arquitecto Clorindo Testa» y no de la manera en la que él los hacía.
El viernes la defensa debe presentar a los peritos de parte para la nueva junta psicológica y el juicio al sommelier se reanudará el 18 de noviembre cuando se presenten y expongan en el debate las nuevas conclusiones.