El antropólogo Antonio Cerdeira Pilao, investigador sobre el poliamor de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), explicó que «Brasil históricamente no es un país monogámico, su sociedad era patriarcal esclavista y el hombre tenía acceso a esclavas y concubinas», y que a diferencias de otras relaciones no monogámicas, el poliamor se define en base a cuatro conceptos: amor (no solo sexo), libertad, igualdad entre hombres y mujeres y honestidad entre los practicantes
Pero también surgieron críticos en este país con la mayor cantidad de católicos del mundo y donde los evangélicos están en ascenso.
«Caminamos hacia el caos», vaticinó Euder Faber Guedes, presidente de la evangélica Visión Nacional para una Conciencia Cristiana. Guedes lamentó esta «aberración» que «se opone a la propia naturaleza establecida por Dios».
«Es del todo evidente que la monogamia está superada como principio jurídico. No cabe al Estado decidir cómo y de qué forma debe formarse una familia», eso «fulminaría la libertad», estimó por su lado el abogado Marcos Alves, del Instituto Brasileño de la Familia, que reúne a miles de abogados, psicólogos y asistentes sociales. Son tres, están enamoradas, comparten la misma cama hace tres años, desean tener un hijo y acaban de celebrar la primer unión civil poliafectiva de Brasil, desafiando a la familia tradicional en este país sumamente religioso pero donde la sexualidad se vive sin tapujos. Mientras el Congreso -quizás uno de los más conservadores de la historia del país- impulsa un proyecto de ley que define solo como «familia» la unión entre un hombre y una mujer, una empresaria de 32 años, una dentista de la misma edad y una gerente administrativa de 34 se juraron amor a comienzos de octubre en Rio de Janeiro, frente a la notaria Fernanda de Freitas Leitao. Las tres no están casadas, porque la legislación brasileña no reconoce el casamiento de a tres o más a raíz de la configuración de bigamia.