El cargamento fue descubierto por la Prefectura Naval de Paraguay sobre un terreno selvático ubicado a orillas del Río Paraná, frente a la localidad misionera de Ayolas. Según los investigadores, la droga viajó por tierra desde el norte y fue acopiada en ese lugar por diferentes organizaciones narcos. Es el segundo mayor secuestro de la historia.
Sobre las espaldas de Amado Villalba, de 54 años, pesaba una orden de captura desde el 29 de mayo del año pasado, cuando la Fiscalía Antidrogas de Paraguay encontró en su casa de Ciudad del Este casi 6.000 kilos de marihuana prensada y unos gramos de hachís.
Una rápida intervención del fiscal Raúl Agüero y la Armada paraguaya lograron dar, luego de penetrar a los tiros durante cuatro días la espesa selva misionera, con el segundo mayor secuestro de marihuana de la historia del vecino país. Se trata de 16.733 kilos empaquetados que se presume ingresarían a nuestro territorio en diferentes viajes.
Cerca de las 10:00 del domingo, el fiscal Agüero ordenó la detención de Villalba y decidió ir por el botín más importante: solicitó el apoyo de la Prefectura General Naval con base en el Municipio de Ayolas, en el Departamento de Misiones, en cuyas cercanías se suponía que los narcos tenían su principal campamento como asiento previo al traslado de la droga hacia Argentina.
La Subprefectura de Ayolas puso a disposición sus seis lanchas patrulleras y pidió refuerzos de sus colegas de armas de Itapúa, ubicados unos kilómetros aguas arriba, que aportaron dos patrullas más. Además, decenas de efectivos armados con fusiles FAL argentinos y otros tantos pertenecientes a la Agrupación de Comandos Anfibios se sumaron al operativo.
Un alto mando de la marina paraguaya detalló que esas horas se convirtieron en días, de pura adrenalina en la selva. «El domingo al mediodía iniciamos los patrullajes fluviales. Comenzamos en Ayolas y nos trasladamos 13 kilómetros aguas abajo, ya en la localidad misionera de Curateí. Es una zona de muchos riachos, donde no es fácil hacer pie porque son tierras inundables y deshabitadas», contó la fuente que pidió reserva de su identidad.
Al mismo tiempo que la Armada avanzaba sobre el Río Paraná y sus afluentes, los agentes les iban advirtiendo a los pescadores argentinos, paraguayos y brasileros que estaban apostados en las costas, o en barcazas, que se alejaran de la zona porque de un momento a otro sus vidas iban a correr serios riesgos.
«Hicimos todo el despliegue de fuerzas y tuvimos que esperar hasta el amanecer del lunes para seguir adelante con el rastrillaje. Al entrar a uno de los riachos, seguimos por uno de sus brazos y nos dimos cuenta de que estábamos bien orientados, desenfundamos armas y abrimos fuego ante el peligro de ser emboscados», continuó el vocero, quien precisó que algunas de las lanchas patrulleros debieron volver al campamento que habían montado, a unos 10 kilómetros río arriba, para recargar las municiones de los FAL.
En ese punto, a unos tres kilómetros riacho adentro, los efectivos dieron con indicios de la pista narco. Sobre una de las costas había unos 7 bidones de 60 litros con nafta y, lo que más llamó la atención, dos lanchas con sus motores fuera de borda que estaban bajo el agua.
«Fueron hundidas de manera intencional. Una de las lanchas logró ser reflotada durante las primeras luces del martes. Ese día nos dedicamos prácticamente a mantener el control de las costas. El miércoles, enviaron un aparejo especial y pudimos emerger la segunda de las embarcaciones, que fueron trasladadas a Oyolas», indicó el jefe de la Armada consultado.
Después, los prefectos se prepararon para el asalto final y continuaron su viaje unos kilómetros más hasta llegar al próximo brazo del riacho. «Allí escuchamos algunos movimientos y todas las patrullas descargaron su poder de fuego para intimidar y no llevarnos sorpresas. Nadie respondió a nuestros disparos. Llegamos a una costa, aseguramos la cabecera de playa con más ráfagas de disparos y al atravesar unos matorrales, dimos con el cargamento más importante», añadió el vocero.
Las casi 17 toneladas de marihuana se encuentran al resguardo en la denominada «Mansión Stroessner», situada a orillas del río Paraná, a unos ocho kilómetros del lugar del secuestro. Esta residencia fue construida por el dictador Alfredo Stroessner poco antes de ser derrocado, en 1989.
Ahora, los investigadores paraguayos están abocados en seguir el origen de la droga, mientras que la marihuana secuestrada será incinerada a principios de esta semana.
Un paraíso narco muy cerca de la Represa Hidroeléctrica de Yacyretá
La investigación de este secuestro récord de marihuana estuvo a cargo de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) de Paraguay, que fue tras los pasos de Amado Villalba, logró su detención, y ahora sigue la pista de los narcos. Las fuentes consultadas por este diario aseguraron que el selvático lugar donde estaban los 16.733 kilos de marihuana era una especie de acopio de la droga donde varios grupos narcos confluían para estoquearse e ir trasladando, en diferentes viajes, las cargas hacia distintos puntos de las provincias argentinas de Corrientes y Misiones.
«Establecimos que almacenaban en este lugar la marihuana prensada durante unos cuatro o cinco meses. Luego, realizaban tres o cuatro viajes bien cargados a través de algunos pasos argentinos liberados y el resto es llevado por los paseros en menores proporciones», analizó uno de los investigadores.
Desde la Senad consideran que la droga secuestrada tiene varios dueños y proviene desde diferentes puntos del norte paraguayo hasta confluir en este punto, a la espera de cruzar el delgado Río Paraná. Las fuentes señalaron que cada banda narco tiene sus sellos propios para reconocer sus cargamentos: «Algunos paquetes tenían símbolos como estrellas, mientras que otros tenían botellitas de cerveza. Así son más fáciles de identificar, ya sea por su calidad o a quién le pertenece», agregaron los voceros.
El sitio del hallazgo se encuentra en la densa selva entre dos ciudades poco pobladas, cuyos habitantes se dedican a la pesca y actividades vinculadas con la Represa Hidroeléctrica de Yacyretá. A unos pocos kilómetros río arriba se encuentra la Isla de Yacyretá, en Paraguay, donde está el tapón de la represa. Numerosas investigaciones judiciales y periodísticas dan cuenta de que se trata de un paraíso narco de unos 500 metros de largo por 50 de ancho.