El hospital era el único con servicios de traumatología y cirugía en la región. Allí trabajaban 80 miembros de Médicos Sin Fronteras y se atendía a 150 pacientes. Para EEUU, era un refugio talibán.
Un bombardeo estadounidense sobre un hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF), en la ciudad afgana de Kunduz, sospechado de ser refugio del talibán, provocó la muerte de 19 personas e hirió a otras 37. El ataque, que según la Organización de Naciones del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se trató de un daño colateral, fue condenado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que afirmó que posiblemente se trató de un crimen de guerra.
El hospital bombardeado, el único con servicios de traumatología y cirugía en toda la región, y en el que trabajaban 80 miembros de MSF, atendía a 150 pacientes en el momento del ataque, el cual quedó parcialmente destruido. Según el último balance de la organización humanitaria, todavía provisional, 12 de los muertos son trabajadores de la ONG y siete pacientes, tres de ellos niños. Además, 37 personas se encuentran heridas de gravedad, la mayor parte de las cuales fueron trasladadas al centro de Puli Khumri, situado a dos horas de ruta de Kunduz. Las imágenes difundidas tras el ataque mostraban parte del austero centro sanitario calcinado por las llamas, mientras los sobrevivientes se amontonaban en las zonas que no habían sido dañadas.
El director de operaciones de MSF, Bart Janssens, explicó que ya habían brindado las coordenadas específicas del centro sanitario a todas las partes en conflicto, incluidos los talibán y las tropas afganas y estadounidenses. “Estamos profundamente conmocionados por el ataque, la muerte de nuestro personal y pacientes, y el enorme daño causado a la atención médica en Kunduz”, dijo. “El bombardeo continuó durante más de 30 minutos después de que las autoridades militares estadounidenses y afganas fueran informadas en Kabul y Washington”, denunció. “El ataque al hospital viola las leyes humanitarias internacionales. Le pido a la coalición internacional que tenga total transparencia en las investigaciones”, concluyó.
El gobierno afgano aseguró que el bombardeo fue obra de las fuerzas aéreas estadounidenses, luego de que entre 10 y 15 terroristas se ocultaran en el hospital. “Fue terrible ver la pérdida de vidas de médicos de MSF, pero lamentablemente los talibán decidieron ocultarse en el hospital”, afirmó el portavoz del Ministerio del Interior afgano, Seddiq Seddiqi. Asimismo, señaló que el ataque se cobró la vida de 10 insurgentes. En tanto, según la OTAN, Washington estaría detrás de este ataque aéreo. “Las fuerzas estadounidenses llevaron a cabo un ataque aéreo en Kunduz en la madrugada contra personas que amenazaban a las fuerzas de la coalición”, dijo la organización en un comunicado. “El ataque podría haber provocado daños colaterales a un centro médico cercano. Este incidente está bajo investigación”.
Por su parte, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter, dijo que se encuentra en marcha una investigación contra el incidente, aunque no confirmó si el ataque había sido llevado a cabo por la Fuerza Aérea de su país. “La zona ha sido escenario de intensos combates en los últimos días. Las fuerzas de Seguridad afganas estaban operando cerca, al igual que los combatientes talibán”, añadió el jefe del Pentágono, quien aseguró no poder confirmar los detalles del suceso.
A través de un comunicado, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó el ataque y recordó que el centro médico atacado era el único que funcionaba a pesar de las difíciles condiciones de la zona. “El secretario general recuerda que los hospitales y el personal médico están explícitamente protegidos por el Derecho Internacional Humanitario. Pide una investigación minuciosa e imparcial del ataque para garantizar la rendición de cuentas”. En el escrito, Ban destacó el valiente trabajo de los miembros de MSF y trasladó su pesar a las familias de los fallecidos y heridos en el ataque. En tanto, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, aseguró que un bombardeo contra un hospital puede ser considerado como crimen de guerra. “El ataque no tiene excusa alguna”, señaló. Como prueba, la presidencia afgana informó que el mandatario Ashraf Ghani recibió la disculpa del general estadounidense John Campbell, jefe de la misión de la OTAN en Afganistán.
El lunes pasado, los talibán tomaron Kunduz en un ataque que sacó a las autoridades de la ciudad, estratégica para las comunicaciones del norte del país, en la victoria más importante de los insurgentes desde que fueron sacados del poder en 2001. Las tropas afganas declararon haber retomado la ciudad el pasado jueves en un contraataque que contó con apoyo aéreo de Estados Unidos, pero desde entonces continúa la batalla en la ciudad, donde aún los dos bandos se disputan los distintos sectores.