“En toda confesión habrá un grupito de fundamentalistas cuyo trabajo es destruir en aras de una idea, no de una realidad. Y la realidad es superior a la idea”. El Pontífice también se refirió a su encíclica Laudato Si.
Francisco advirtió sobre los fundamentalismos religiosos y el maltrato a la creación, expresó su rechazo a la cultura de la enemistad que degrada al otro para tener una posición más poderosa y admitió haberse sentido usado por gente que se presentó como amiga. “Los fundamentalistas alejan a Dios de la compañía de su pueblo, lo desencarnan, lo transforman en una ideología y, entonces, en nombre de Dios, matan, atacan, destruyen y calumnian”, afirmó el Pontífice, que consideró que ninguna religión es inmune a sus propios fundamentalismos. En el reportaje concedido a la emisora de radio FM Milenium de Buenos Aires, y difundido el domingo, Jorge Bergolio insistió: “En toda confesión habrá un grupito de fundamentalistas cuyo trabajo es destruir en aras de una idea, no de una realidad. Y la realidad es superior a la idea”.
El Papa también destacó que las sociedades tienen, en la actualidad, una mala relación con la creación y que, por ganar dinero, desplazaron al hombre del centro de la vida. En la entrevista, Francisco se refirió a su encíclica Laudato Si para cuestionar las deforestaciones, el mal uso del agua y los métodos de extracción de minerales con elementos como arsénico o cianuro que terminan enfermando a los pueblos. “Me viene una expresión muy porteña, no sé si es apropiada en boca de un Papa: porque nos pasamos de rosca y no cuidamos la creación para poder explotar mejor la minería; deforestación para hacer el monocultivo, cuando la tierra necesita el cultivo variado”, manifestó. “Cuando estudiaba química, eran tres años de maíz, dos años de alfalfa, es decir todo el proceso de nitrogenación de la tierra. Ahora, monocultivo hasta que se agote la tierra”, cuestionó.
El pontífice argentino insistió en advertir sobre una incultura que provoca el hombre cuando se apropia con suficiencia y soberbia, más allá de los límites que la misma naturaleza le está dando, y dijo que la energía atómica es buena, aunque cuando se mira a Hiroshima y Nagasaki se ve lo que es transformar esa cultura en incultura.
“Se trata de cuidar la creación para este momento, ya que estamos al borde de lo irreversible y es trágico esto. Por otro lado, aunque se llegue a la catástrofe, yo creo en la tierra nueva y en los cielos nuevos, tengo esperanza y sé que la creación va a ser transformada”, vaticinó. En otro momento de la charla, el Papa dijo que en diferentes situaciones, desde que comenzó su pontificado, se sintió usado por gente que se le presentó como amiga y a quien quizá no había visto más que una o dos veces en la vida, y que usó ese contacto para sacar provecho.
En la entrevista, Francisco aseguró que la amistad es un acompañar la vida del otro desde un presupuesto tácito, y sostuvo que, en general, las verdaderas amistades no se explicitan, se dan y se van cultivando. “Yo nunca tuve tantos amigos entre comillas como ahora. Todos son amigos del Papa”, comentó con ironía. También dijo que frente a la cultura de la enemistad, hay que trabajar por una cultura del encuentro, es decir de una fraternidad. “Los hombres, por nuestro pecado, por nuestra debilidad, fomentamos la cultura de la enemistad. Desde la guerra hasta los chismes de los barrios, o en el lugar de trabajo. Donde uno degrada, calumnia o difama al otro con mucha libertad, como si fuera lo más natural, aunque no fuera verdad, con tal de tener una posición más poderosa o alguna otra cosa”, sostuvo.
El jefe de la Iglesia Católica concedió la entrevista el 25 de agosto en la casa Santa Marta del Vaticano a Marcelo Figueroa, un referente de fe evangélica con quien junto al rabino Abraham Skorka compartieron en Buenos Aires un programa de televisión sobre reflexiones de la Biblia.