San Luis (LaNoticia) 27-08-15. Nuestra vida diaria está relacionada en mayor o menor medida al desplazamiento de un lugar a otro, con el fin de cubrir nuestras necesidades de alimentación, trabajo, educación, recreación, etc. La vía pública se convierte en sitio habitual para miles de seres humanos que de igual forma sienten la necesidad de desplazarse.
El hombre ha diseñado medios para facilitar dichos desplazamientos y en función de nuestra inteligencia, estos movimientos se hacen de manera ordenada y convivencia, con el objetivo de disminuir los efectos negativos que conllevan esta infinidad de procesos. Es necesario conocer y cumplir las reglamentaciones del tránsito para evitar accidentes.
La Cultura en seguridad vial consiste en la prevención de accidentes de tránsito o la minimización de sus efectos, especialmente para la vida y la salud de las personas, cuando tuviera lugar un hecho no deseado de tránsito. También se refiere a las tecnologías empleadas para dicho fin en cualquier medio de desplazamiento terrestre (ómnibus, camión, automóvil, motocicleta, bicicleta y a pie).
Sin embargo, según Zigmun Bauman, la cultura ya no es signo de crecimiento, superación, conocimiento, refinamiento; es decir la cultura como progreso “ha dejado de ser un discurso que habla de mejorar la vida de todos para convertirse en un discurso de supervivencia personal… No pensamos el progreso en el contexto de elevar nuestro estatus, sino en el de evitar el fracaso… El tiempo pasa y el secreto está en seguirle el ritmo. Si no queremos ahogarnos, tenemos que seguir surfeando: es decir, seguir cambiando, con la mayor frecuencia posible, el guardarropa, los muebles, el empapelado, la apariencia y los hábitos; en resumen, nosotros”.
El consumismo, pues, hace que la cultura no se conciba como un medio para satisfacer necesidades sino en crear necesidades nuevas, y a la vez garantizar la permanente insatisfacción de las que ya están afianzadas.
Extrapolado a la nuestra cotidianeidad con la seguridad vial, sólo nos interesa sobrevivir a los tiempos que corren, sólo queremos evitar una multa, un castigo y no nos interesa prevenir un siniestro, nos interesa zafar de las reglamentaciones, haciendo diez millones de artilugios creativos para seguir adelante y ni siquiera nos preocupamos por controlar el nivel de fluidos de nuestro vehículo.
A esto último el sociólogo Zygmunt Bauman explica lo que él llama el “síndrome de la impaciencia”, un estado de ánimo que considera como abominable el gasto del tiempo. Así, el consumismo característico de estos tiempos no se define por la acumulación de las cosas, sino por el breve goce de éstas. Desde esta visión se ve a la educación vial como un producto, más que como un proceso. Así la educación vial parece abandonar la noción del conocimiento útil para toda la vida, para sustituirla por la noción del conocimiento de “usar y tirar”.
A tal efecto creo que el castigo, llámese multa, instalación de radares, etc, sólo tienen un principio recaudatorio, y no evitan un accidente. El vigilar y castigar del sistema panópticos, también está delimitado por el mercado del pago de multas y la corruptela que genera. A mi criterio esto no sirve para nada. Veamos un ejemplo, una repartición pública que está en el último piso, y así yo voy a ese lugar a pagar mi multa, el Estado construye escaleras y ascensores para que yo pueda llegar a ese lugar. Lo mismo debería hacer con la seguridad vial, invertir en infraestructura para evitar los accidentes y no que realice obras de infraestructura para pagar una multa…
No solo prohibición, sino producción.
Según Foucault, la sociedad disciplinaria, cuya representación o modelo es el panóptico, aparece por la extensión progresiva de los dispositivos de disciplina entre los siglos XVII y XVIII.
Esto, a su vez, esconde tres procesos más profundos:
• A. Deja de ser un modo de hacer obedecer, tiene como efecto el incremento de la habilidad (para producir sistemas de recaudación a través del radar, por ejemplo).
• B. Se desinstitucionalizan y se expanden, imbricándole en la malla de relaciones sociales.
• C. Se desprivatizan, y pasan a ser instituciones públicas y hasta estatales: llámese órganos que controlan, por ej la grúa, cepos, etc.
En función de lo expuesto, debemos considerar que el castigo y la vigilancia constante, no están dando resultado. Y debemos aplicar que la seguridad vial es respeto, y lo más importante, es que debemos entender que todos somos un importante engranaje de la misma y en consecuencia es responsabilidad de todos nosotros.