El presidente ecuatoriano advierte que la oposición planifica un episodio comparable al 30 de septiembre de 2010, cuando quedó a merced de un grupo de policías sublevados. Hay una huelga general para el 13 de agosto.
El presidente ecuatoriano Rafael Correa denunció que las protestas opositoras iniciadas en junio pasado contra su gobierno «están promoviendo un golpe blando», y señaló que «se trata de un episodio que sólo es comparable al del 30 de setiembre» (de 2010), cuando un grupo de policías sublevados lo secuestró y generó un enfrentamiento en el que murieron diez personas. «Esta que estamos viviendo es la crisis política más difícil», dijo Correa. Las protestas comenzaron cuando el presidente elevó al Congreso dos proyectos de ley que crean impuestos a la herencia y a la plusvalía, y que, según el gobierno, alcanzan sólo al 2 % de la población.
Según consignó Tiempo Argentino, las manifestaciones están encabezadas por políticos, empresarios y grupos de indígenas y de las clases media y alta. El mandatario denunció que detrás de las movilizaciones -que incluyen el llamado a un paro general el 13 de agosto- hay una conspiración para sacarlo del gobierno antes de las elecciones de 2017. «Esto es parte de una estrategia continental contra los gobiernos progresistas, apoyada por grupos de extrema derecha de los países hegemónicos. Pero la prensa lo va a seguir negando ¿Quién va a decir `soy golpista y quiero botar al presidente´?», planteó.
El ministro del Interior, José Serrano, calificó a las manifestaciones opositoras como «un segundo intento de derrotar al presidente y destruir la Revolución».
El viernes, el presidente señaló que la mejor estrategia para enfrentar el paro es «trabajar con mucho amor por la patria. Hay que decirles a los mismos de siempre que el pasado no volverá», dijo Correa al término de un encuentro con gobernadores y dirigentes políticos provinciales. El encuentro, que se llevó a cabo en un teatro de Quito, tuvo como objetivo definir las acciones del gobernante movimiento Alianza País (AP) ante las protestas. Correa dijo que el paro nacional se presenta como «un puñado de contradicciones» y llamó a la ciudadanía a responder al mismo con más trabajo. «El 13 de agosto, todos a trabajar con mucho más amor por la patria nueva, y rechazar el pasado de paros y huelgas, que tanto daño nos hizo. ¿Ya lo olvidaron? A cuidar nuestras carreteras, que los mismos de siempre no las bloqueen ni destruyan», agregó.
«Estamos ante un golpe blando -insistió-, hay un proceso continuo de calentamiento de la calle, calumnias, provocar pánico financiero, una guerra psicológica para desgastar al gobierno y trabar la gobernabilidad. Tenemos que estar listos para estas circunstancias», dijo Correa a la prensa al término del encuentro. Durante la cita, a la que acudieron también miembros del gabinete, los asistentes hablaron sobre las experiencias en sus provincias en los diálogos ciudadanos enmarcados en el Diálogo Nacional por la Equidad y Justicia Social, impulsado con el gobierno.
El ministro del Interior, José Serrano, calificó a las manifestaciones opositoras como un segundo intento de derrotar al presidente y destruir la Revolución Ciudadana, al recordar la insubordinación policial de 2010. En tanto, el ministro de Defensa, Fernando Cordero, aseguró que el gobierno no llamará a realizar contramarchas el 13 de agosto próximo, cuando se realice el paro.