San Luis (LaNoticia) 27-07-15. «Cuidado en Plataforma Número 1, hace ingreso en este momento tren 565 denominado `EL ACONCAGUA´ procedente de Retiro, que continuará viaje con destino hacia San Juan desde la misma plataforma. A los señores pasajeros mantenerse a distancia prudencial de las vías a su llegada y no correr a la par del tren». Esto se escuchaba en las plataformas del Ferrocarril General San Martin, hace más de 20 años,… en la actualidad solo se escucha el viento en las estaciones o a veces el ladrido de un perro que no está acostumbrado a ver gente en esos lugares que alguna vez eran citas de llegadas y despedidas… Y saben porque ya no se escucha, porque paso esto:
El golpe cívico-militar de setiembre de 1955, tuvo como finalidad primera cambiar el patrón de acumulación de la renta nacional como en la década del 30. Para eso se exigía: 1) una apertura de la economía; 2) la incorporación al FMI, 3) control y reducción de «gastos» 4) liberalización de la economía. Ante este plan, llamado Plan Prebisch (del economista Raúl Prebisch), Arturo Jauretche sacó artículos de polémica primero y un libro después, que hizo historia y se llamó: El Plan Prebisch o retorno al coloniaje (noviembre de 1955). En este marco, el ELEFANTE BLANCO era el ferrocarril. Se discutía que, estatizándolos, se había comprado chatarra a precio de oro a los ingleses, y que era la principal causa de nuestro déficit. Así es que se lanza el «plan Larkin» de despidos y «racionalización». Los intereses multinacionales se estaban preparando. Frondizi asume la presidencia el primero de mayo de 1958, después de un acuerdo electoral con Perón, y desdice y traiciona toda su plataforma electoral. Se pone firme en la concreción de una fase del plan Larkin para ir desarticulando el sistema ferroviario. Todo esto unido a una avasallante propaganda oficial. En lo concreto, Frondizi decretó el cierre de 4.000 Km. de vías, el cierre de media docena de talleres y el despido de 6000 trabajadores. En respuesta a ello hubo huelgas, y Frondizi recurrió a gendarmería y al ejército para conducir las locomotoras y custodiar las formaciones (dándole a los militares funciones de policía interna), y sometiendo a los trabajadores ferroviarios al Código de Justicia Militar a través del plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado). En el año 66, un nuevo golpe de Estado, con las mismas proclamas se pone en práctica el PLAN FLOURET, que es la profundización del plan Larkin. El gobierno de Onganía sigue cerrando ramales, talleres y despidiendo trabajadores del riel. Como contrapartida, los trabajadores luchan y se organizan alrededor de la CGT de los Argentinos. En el ROSARIAZO de setiembre de 1969, oficia de detonante el despido de un trabajador del riel. Los achiques de la dictadura son constantes y con publicidad engañosa, a favor del transporte automotor, donde no se computan los gastos de infraestructura de rutas, que además tiene un impuesto a las naftas y una repartición nacional y reparticiones provinciales con presupuesto para ocuparse de éstas (Vialidad Nacional y Vialidad provincial), y sí se lo hace con el ferrocarril. A pesar de todo, el ferrocarril seguía uniendo pueblos y haciendo patria. Para transportar cargas y personas, la conveniencia siempre y la única alternativa a veces, hacían del ferrocarril un transporte ineludible y más eficiente que el automotor. Llegó entonces el golpe genocida cívico-militar de marzo del 76 y con él, Martínez de Hoz (hombre de la extrema derecha terrateniente y a la vez que director del complejo siderúrgico ACINDAR a punto de integrarse). Fue entonces que el flamante ministro de economía tomó dos decisiones. Primero: elevar el costo del flete de trenes artificialmente, dos o tres veces más que el del flete automotor; esto hizo que se despoblaran inmediatamente todas las estaciones de carga del ferrocarril. Segundo: desguazar todas las locomotoras a vapor (aún nuevas o recién reparadas) cortándoles la caldera y fundiéndolas en ACINDAR, para que no hubiese marcha atrás; y no reponer el equipo y dejar unas pocas locomotoras petroleras, a más de seguir con el cierre de «ramales ineficientes».
Pero el golpe mortal lo da el presidente Menem, elegido por el voto popular y contradiciendo -igual que Frondizi- todas sus propuestas electorales («si decía la verdad, no me votaban»), que desguazó totalmente el ferrocarril. «Ramal que para ramal que cierra», dejando a pueblos inermes (muchos hoy fantasmas) y al país desintegrado totalmente y entregando los corredores «jugosos», en concesiones privadas, a los dueños económicos del país, que así integraron y multiplicaron sus negocios privados. Para colmo de males, y para ver la intrincada relación que hay entre deuda pública y privatizaciones y desguace del Estado, el menemismo sacó créditos para indemnizar los despidos y sanear las cuentas de cada actividad que regalaba a los privados.
Esto último es historia reciente y todos nos quedamos callados, muy pocos salieron a luchar ferroviarios y familiares de los mismos, pero el grueso de la gente, no dijo ni mu, quien escribe estaba convencido de que los trenes eran solo “una pérdida” frase que los medios nos metieron en la cabeza mientras el gobierno reducía el presupuesto ferroviario, sin renovar coches, sin mantener las vías y toda la infraestructura, para que aumente el desprestigio de los trenes entre la gente para justificar el futuro despojo. Casi todos los actores de esta historia reciente todavía están vigentes y con ganas de que los ferrocarriles nunca más vuelvan a surgir.
Esto es clarísimo y esta vez no me voy a quedar callado en aquella época tenía veintipico y la vil campaña publicitaria para desacreditar los trenes me comieron la cabeza y no hice nada, pero claro mi visión fue únicamente los trenes urbanos, no conocía lo que significaban realmente para el interior. Ahora no tengo, no tenemos escusas, en lo que a mí respecta aunque más no sea con mi pluma no voy dejar que los trenes vuelvan a sufrir la devastación. Porque, a no dudarlo Cavallo que manifestó su preferencia por un «candidato» presidencial no va cambiar de idea lo lleva en la sangre. Y tampoco olvidemos que «ese» candidato manifestó cuando le preguntaron por Menem, «que menen era un visionario y el que lo llevó a la política».
La gente espera noticias sobre los trenes que últimamente están esquivas y para colmo casi todo lo que se hizo fue para Buenos Aires, pero al menos se estuvo haciendo algo, pero si las políticas de los 90´ vuelven tengan la plena seguridad que esta vez ni las vías van a quedar.
Así que atentos y hagamos memoria ¡¡¡NO DEJEMOS QUE VUELVA A PASAR!!!
Daniel Pons