A pocos días de haber aprobado en el Parlamento las primeras reformas y ajustes reclamados por los acreedores de la zona euro, los griegos comenzarán a experimentar un clima menos tenso y políticamente polarizado.
Luego de semanas y meses de una campaña de miedo por un eventual default y una salida de la zona euro, Grecia amanecerá con los bancos abiertos, aunque de ninguna manera desaparecerá la angustia y la incertidumbre por el futuro del país, que tiene garantizado varios años más de recesión y empobrecimiento.
El aumento del IVA del 13 al 23 por ciento se aplicará a productos y servicios como alimentos y bebidas procesadas, así al consumo en restaurantes y bares. Según la prensa local, la lista incluirá alimentos básicos como la carne fresca y congelada, el pescado, el café, té, jugos, huevos, azúcar, cacao, arroz, harina y productos lácteos, así como fertilizantes, preservativos y papel higiénico.
También entrará en vigor hoy un importante incremento de los impuestos al consumo en muchas islas griegas, hasta ahora exceptuadas, informó la agencia de noticias DPA.
Además, tras más de 20 días de cierre, los bancos reabrirán para permitir algunas operaciones en ventanilla como el pago de cuotas y créditos de todo tipo, por ejemplo deudas al Estado, a empresas públicas, a los fondos de pensiones estatales o a seguros privados.
El corralito, que sólo permite la extracción de 60 euros diarios, se mantendrá, pero con la novedad de que se permitirá la retirada acumulativa de 420 euros por semana.
Los griegos tendrán acceso a sus depósitos a plazos y a las cajas fuertes, podrán cobrar cheques, incluidos los que vencieron durante el periodo de clausura de las entidades, mientras que las operaciones con el extranjero continuarán siendo muy limitadas.
La reapertura de los bancos fue posible porque el Banco Central Europeo (BCE) subió el tope de los créditos de emergencias para Grecia, luego de varias semanas de mantenerlo intacto, pese a la fuerte corrida bancaria que provocó la tensión con Alemania y el resto de los acreedores europeos.
Harán falta meses para que se normalice el sistema bancario griego y, principalmente, hará falta que los ministros de Finanzas de la zona euro, más conocidos como el Eurogrupo, terminen de negociar el acuerdo definitivo de ayuda financiera a Atenas para los próximos tres años.
Esta semana que terminó, el Eurogrupo ya aprobó un crédito puente de 7.000 millones de euros para que Grecia pueda cancelar el vencimiento de deuda de 3.500 millones de euros que tiene con el BCE hoy lunes.
Además, este dinero podría ser utilizado para pagar el vencimiento de 1.600 millones de euros que Atenas no pudo cancelar el 30 de junio pasado al FMI. De ser así, la mayoría de esta primera inyección de dinero iría a pagar deuda externa y el resto podría estar destinado a recapitalizar la banca griega, que quedó al borde de la quiebra en el momento más álgido de las negociaciones con las potencias europeas.
El miércoles próximo la tensión volverá a instalarse en Atenas cuando el Parlamento deba aprobar la segunda tanda de duras reformas y ajustes que reclaman los acreedores europeos, principalmente Alemania, para poder sellar el acuerdo final para los próximos tres años.