Lo anunció Humberto de La Calle, el jefe negociador, a pesar de que las negociaciones pasan por su “peor momento”, al punto que no descartó que los negociadores oficiales se retiren del diálogo en La Habana.
El gobierno de Colombia “está dispuesto” a pactar un cese del fuego recíproco con las FARC antes de que finalicen las negociaciones por un acuerdo definitivo de paz, algo a lo que hasta ahora se había negado, anunció el jefe de los negociadores oficiales, Humberto de la Calle, quien admitió que el diálogo “está en el peor momento” desde que se iniciara hace más de dos años y medio.
«Estamos dispuestos a aceptar un cese del fuego, aún antes de la firma de un acuerdo», dijo De la Calle en una entrevista concedida al periodista Juan Gossaín y divulgada por la oficina (estatal) del Alto Comisionado para la Paz.
«Si quieren un cese del fuego, el gobierno está dispuesto a anticiparlo, para lo cual son fundamentales las zonas de concentración», insistió el funcionario.
La declaración del ex vicepresidente implica un cambio en la posición del gobierno colombiano, que desde el inicio de las negociaciones de paz que, se realizan desde el 19 de noviembre de 2012 en La Habana, había rehusado acceder a una tregua bilateral.
Las autoridades colombianas fundaban su negativa al cese del fuego recíproco en la hipótesis de que la organización guerrillera podría aprovechar esa situación para fortalecerse, como ya ocurrió durante el frustrado proceso de paz llevado adelante entre 1999 y 2002, durante la presidencia de Andrés Pastrana.
De la Calle advirtió que para que se concrete la tregua bilateral las FARC deben ofrecer «la garantía de que asumen su responsabilidad en materia judicial y verificación nacional e internacional».
Ese tema forma parte del debate de la llamada «justicia transicional», que es central en las negociaciones que buscan acabar con el conflicto armado que lleva más de cinco décadas.
Por otra parte, «aquí hay otras fuentes de violencia, distintas a las FARC, y no podemos decirle a la fuerza pública que se esté quieta», agregó De la Calle.
El jefe de los negociadores oficiales justificó el cambio de posición del gobierno en el estado de la situación, luego de que a partir de fines de mayo pasado recrudecieran los atentados de las FARC y se registrara una disminución del optimismo de la opinión pública en relación con las negociaciones.
La organización guerrillera anunció el 22 de ese mes que suspendía el cese del fuego que había declarado de manera unilateral en diciembre pasado, después de que un bombardeo de la Fuerza Aérea en el departamento Cauca provocara la muerte de 27 de sus miembros.
El presidente Juan Manuel Santos había ordenado en marzo a las Fuerzas Militares que suspendieran los bombardeos a las FARC, con el objeto de facilitar el diálogo, pero al mes siguiente dejó sin efecto esa medida, luego de que un ataque del grupo guerrillero, también en Cauca, dejara 11 uniformados muertos y 20 heridos.
Además de decenas de víctimas, los últimos ataques de las FARC provocaron el derrame de cientos de miles de barriles de petróleo por la voladura de oleoductos y la caída del suministro de electricidad por varios días a amplias zonas del país por el derribo de torres de transmisión.
Según De la Calle, «las FARC están equivocadas contra toda lógica y evidencia» porque «el problema de las FARC no es con el Ejército, ni con los derechistas ni con lo que ellos llaman `la oligarquía´; es con la gente, porque es a la gente a la que están afectando y es lógico que la gente haya caído al nivel más bajo del escepticismo».
«Y nosotros tenemos que tener la honestidad de decirles a los colombianos que el proceso de paz está en el peor momento desde que iniciamos las conversaciones», sostuvo.
«Me parece claro que el proceso está llegando a su fin, por bien o por mal; sea porque logremos un acuerdo, ya que estamos trabajando en la recta final de los temas de fondo, o por mal, si, como está ocurriendo, la paciencia de los colombianos se agota», advirtió, y remarcó que «el riesgo es real».
El ex vicepresidente colombiano subrayó: «Quiero decirles a las FARC con toda seriedad: esto se puede acabar. Algún día es probable que no nos encuentren en la mesa de La Habana. Realmente lo que está ocurriendo es insoportable para los colombianos».