El pistolero de Charleston, Dylann Roof, que la semana pasada masacró a nueve personas en una iglesia de la comunidad negra, se inspiró en un líder supremacista estadounidense que donó decenas de miles de dólares a las campañas electorales de varios republicanos.
Así lo informó el diario estadounidense The New York Times, que precisó que Earl Holt, líder del grupo racista «Consejo de Ciudadanos Conservadores» (CCC), contribuyó a las campañas de estos políticos con un total 65 mil dólares.
El propio Cruz, senador por el estado de Texas, anunció que devolverá cerca de 8.500 dólares recibidos en donaciones de Holt a través de un portavoz, según informó la agencia de noticias Europa Press.
Los equipos de campaña de Santorum, un ex senador del estado de Pennsylvania, y de Paul, senador de Kentucky, no se pronunciaron por el momento acerca de estas donaciones.
El CCC y el propio Holt sirvieron de inspiración ideológica para Roof, de 21, años, según consta en el manifiesto colgado en la página web del joven asesino, reproducido profusamente por la prensa estadounidense.
La agrupación es considerada un grupo supremacista y extremista que describe la mezcla racial como una afrenta religiosa y que tilda a los negros de «raza inferior», según el Southern Poverty Law Center, una de las principales autoridades en crímenes de odio.
Holt también entregó donaciones a otros congresistas y ex congresistas republicanos, entre ellos los senadores Jeff Flake y Rob Portman, la ex miembro de la Cámara de Representantes Michele Bachmann, el miembro de la Cámara de Representantes Steve King, y el ex miembro de esta cámara, Todd Akin.
Roof, de 21 años, que la semana pasada permaneció durante una hora rezando con feligreses en la iglesia metodista antes de abrir fuego contra ellos, se encuentra en prisión preventiva por el Magistrado Jefe, James Gosnell, y enfrenta una posible condena a pena de muerte.
La matanza de Charleston es la más reciente de una serie de cruentos tiroteos en masa perpetrados en Estados Unidos, país donde este tipo de violencia reaviva de modo recurrente un debate nacional sobre el control de armas, y donde no son pocos quienes defienden un acceso irrestricto a las armas de fuego, algo que reivindican por estar constitucionalmente protegido bajo la Segunda Enmienda.