El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, justificó los ataques contra la ciudad de Marinka, en el territorio independentista de Donetsk, y volvió a acusar a los separatistas de «romper» el acuerdo de paz firmado en Minsk. En tanto, la Rada (Parlamento) votó la autorización para que tropas extranjeras operen de acuerdo a los mandatos de la ONU y la UE.
De la ley, que fue impulsada por el oficialismo y votada por 240 diputados, se excluye a los países implicados en la «agresión militar contra Ucrania», en alusión a Rusia, acusada por Kiev de armar a las milicias separatistas del este del país. De este modo, Kiev apunta su disposición a aproximarse a la OTAN y abandonar la neutralidad que, según advirtió reiteradamente Moscú, es cruzar una línea roja inadmisible por Rusia.
A tono con lo que fija la Constitución ucraniana, que prohíbe expresamente el emplazamiento de tropas y bases militares de otros países en su territorio, cada iniciativa debe ser analizada, votada y aprobada en cada caso por una ley especial.
En marzo último los diputados ucranianos ya aprobaron una ley que permite el despliegue de tropas de Estados Unidos y Polonia para maniobras militares, tras lo que instructores de esos países y también del Reino Unido operan en el oeste del país.
La ley fue aprobada luego de que, en la víspera, la región de Donetsk fuera escenario de los combates más cruentos entre fuerzas gubernamentales y las milicias independentistas, desde que ambos bandos aceptaran en febrero último un alto el fuego.
En tanto, decenas de personas murieron en las últimas horas cerca de Marinka y ambas partes se acusan de haber reiniciado el fuego. «Los terroristas dañaron brutalmente el acuerdo de Minsk», afirmó el ministro ucraniano de Exteriores, Pavel Klimkin, según el cual los soldados ucranianos «no cedieron ni un centímetro de terreno».