El ex jefe de las FARC está cumpliendo una condena de 60 años de cárcel en los Estados Unidos. Quiere que se lo siga juzgando en su país.
En las últimas horas salió a la luz el contenido de una misiva que envió en agosto el jefe guerrillero de las FARC, Simón Trinidad, quien está cumpliendo una condena de 60 años de prisión en Estados Unidos.
Según informa El Espectador, en el texto, Trinidad le pide al Gobierno que considere la posibilidad de trasladarlo a Colombia para realizar los 15 juicios que se adelantan en su contra en el país y que, según él, si se llevaran a cabo en Estados Unidos implicarían costos altos debido al traslado desde de Colombia de jueces, delegados de la Procuraduría, testigos y los abogados defensores.
«¿Mis defensores de confianza, los doctores Oscar Emilio Silva Duque y José Ramiro Orjuela Aguilar obtendrán sus visas para poder participar en las audiencias? Al doctor Orjuela Aguilar la embajada estadounidense en Bogotá le ha negado la visa solicitada para venirse a reunir conmigo en tres oportunidades», señala el guerrillero.
El mismo periódico consigna que Simón Trinidad se pregunta si le garantizarían privacidad con sus abogados para tratar una estrategia de defensa en su proceso, pues relata que cuando el abogado Silva Duque estuvo en Washington visitándolo por más de una hora, estuvo presente en todo momento un agente del FBI tomando nota de los temas que trataban.
Ricardo Palmera, alias Simón Trinidad, se encuentra cumpliendo una sentencia de 60 años de prisión en una cárcel federal de máxima seguridad en Colorado tras ser capturado en Quito en enero de 2004 y luego ser extraditado a Estados Unidos.
A Trinidad se le abrieron cargos por participar en el tráfico de drogas y secuestrar personas. En los tribunales, sin embargo, los jurados no lograron acuerdo en ninguno de los cuatro juicios por tráfico de drogas que pesaban contra él. Entonces, después de esos cuatro intentos, se le retiraron los cargos de tráfico de drogas, y alias Simón Trinidad fue condenado por su participación en la conspiración para secuestrar a tres contratistas estadounidenses de una empresa militar privada.