El presidente del Consejo Hídrico Federal y secretario de recursos hídricos de La Pampa, Néstor Lastiri, instó a que su provincia y la vecina Mendoza puedan “encontrar una instancia de acuerdo y de consenso para dirimir el conflicto del río Atuel”, mientras otro especialista advirtió que “es todo un ecosistema el que está retrocediendo” en el oeste pampeano como consecuencia de la ausencia de caudal en gran parte del año.
Lastiri dijo que “nunca» quisieron hacer otro juicio contra Mendoza como el que se sustancia hace un año en la Corte Suprema de Justicia por «cese del daño» generado por la ausencia de caudal.
Esa iniciativa judicial surgió “después de largas negociaciones y promociones del consenso, y de la intervención hasta de la Presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) convocando a ambos gobernadores”.
“El río se corta 8 a 10 meses todos los años: nosotros pedimos que se defina un caudal ambiental, que es distinto que el caudal de riego, que tiene una calidad mucho más exigente, pero que para nosotros es como el oro porque permite nutrir las napas de agua, potenciar la flora, la fauna y satisfacer la condición de un río”, agregó.
El funcionario recordó que, en territorio pampeano, “el río sufre cortes desde hace casi un siglo y cuando se hizo (el complejo hidroeléctrico) Los Nihuiles, se terminó de cortar por 25 años y de ahí esta situación se repite a pesar de que ya hubo otro juicio anterior donde se declaró que el río era interjurisdiccional, pero no se cumplen los preceptos dictados por la Corte”.
“Ojalá podamos encontrar una instancia de acuerdo y de consenso para dirimir este conflicto”, dijo.
Por su parte, el doctor en Hidrología e investigador de la Universidad Nacional de La Pampa, Pablo Dornes, aseguró que, como consecuencia de “la alteración del régimen hidrológico” del río Atuel, “es todo un ecosistema el que va retrocediendo”.
Durante el seminario, Dornes presentó un estudio donde se evidencian “las implicancias en la alteración del régimen hidrológico por el uso que tiene el río en la cuenca media”.
“Lo que llega a La Pampa son caudales muy atenuados, no llegan en la época estival sino invernal, no son caudales que vienen de la alta cuenca sino que pasaron a través de la matriz de riego; y todo eso tiene consecuencias ecológicas, hidroquímicas y de interacción con el agua subterránea», manifestó.
“Es decir que el río ya no aporta agua de buena calidad en un ambiente semiárido, no mejora la calidad del río Desaguadero del que es afluente y los productores no pueden hacer uso del río: es todo un ecosistema que va retrocediendo”, dijo.
El concepto de caudal ambiental -que La Pampa reclama para el trayecto del río Atuel que la surca- hace referencia a cuánto del régimen hidrológico natural de un río debería seguir fluyendo aguas abajo para mantener los valores característicos del ecosistema, del cual depende el bienestar humano.
“El concepto de caudales ambientales cuesta implementarlo porque hay situaciones de hecho que impiden su definición. Además, lo que aplicamos acá puede no servir allá”, aseguró Dornes.
Lastiri explicó que los caudales ambientales “están decididamente dirigidos a la preservación del ambiente tanto en la sequía como en el exceso a raíz de algún uso”, y su determinación permite evitar “que un río quede seco porque se usa el agua en riego o por la generación de energía”, así también como los daños que puede acarrear el exceso de agua.