El presidente del Consejo Federal de Enfermería de Brasil (Cofen), Manoel Neri, alertó que el sistema sanitario de esa nación podría verse afectado próximamente por la carencia de implementos médicos, así como de equipamientos de protección personal (EPP) requeridos por los trabajadores de la salud para combatir la pandemia del nuevo coronavirus.
En entrevista al medio Sputnik, Neri aseguró que si bien el país suramericano aún se encuentra al inicio de la crisis ya enfrenta “problemas muy serios, que se agravarán en abril y en mayo».
El titular del Cofen ha denunciado también la falta de aislamiento de enfermeras, técnicos y asistentes que forman parte del grupo de riesgo; además, ha enfatizado la necesidad de asumir nacionalmente la producción de máscaras, gafas, guantes y delantales para el personal sanitario que se encuentra en la primera línea contra el Covid-19.
«Es necesario alentar a la industria brasileña a producir equipos de protección individual, principalmente porque siguen una línea de producción más simple», advirtió Neri en una entrevista con el medio Jornal Nacional.
Según un balance del Cofen, más de 15 enfermeros han fallecido a causa del nuevo coronavirus, mientras que se registran más de 374 profesionales contagiados y cerca de 2.800 apartados de sus puestos por probables contagios.
Asimismo, el Cofen aseguró que han recibido más de 2.600 reclamaciones de enfermeros, técnicos y auxiliares de enfermería por la falta, escasez y restricción de unos siete tipos diferentes de materiales como guantes, alcohol o gorros.
Además, declaró que han recibido solicitudes para que los profesionales sanitarios puedan adquirir por sus propios medios materiales de protección, así como poder reutilizar los medios desechables.
De acuerdo con el Ministerio de Salud brasileño, este miércoles el país recibió un vuelo con 159 respiradores y 300.000 máscaras N95 adquiridas por una empresa nacional en el sector de la pulpa y el papel. De estos implementos, serán donados a la institución unos 20 respiradores y 90.000 máscaras.
Sin embargo, según refiere Neri, Brasil tendría que haberse preparado con antelación pues ahora se está «cosechando un fruto muy amargo, tanto por el número de muertos, que ya es muy alto, como por el número de profesionales que están siendo contaminados y apartados».