Frente a las narices de Laura Alonso se armaron algunas de las operaciones más grotescas que perpetró el Grupo Macri. No es únicamente la causa por los aumentos y compras de Juan José Aranguren.
A Autopistas del Sol se le reconoció un insólito resarcimiento de 500 millones de dólares y se le renovó el contrato por la Panamericana sin justificación alguna. A eso debe agregarse un increíble aumento de los peajes. Con semejantes ventajas otorgadas por Mauricio Macri, las acciones de Ausol multiplicaron su valor por 40 y ahí el Grupo Macri –o sea Mauricio Macri– vendió su parte.
Alonso ni objetó ni se presentó como querellante en el expediente en el que se investiga semejante negociado.
Lo mismo ocurrió con los parques eólicos. La empresa Isolux, tradicional socia del Grupo Macri, había ganado la licitación por seis parques eólicos en Chubut. Sin embargo, la compañía española estaba en una fuerte crisis por las denuncias de corrupción en su país de origen y no desarrolló cinco de los seis parques. En esa circunstancia apareció el habitual contador del Grupo Macri, Mariano Payaslián, y armó varias sociedades que compraron los parques, una operación que debió ser impedida por el estado comandado por Macri justamente por los incumplimientos de Isolux. Lo cierto es que las sociedades compraron los parques en 25 millones de dólares y vendieron cinco a una empresa china y uno a una empresa argentina en 73 millones. O sea, el Grupo Macri, escudado en sociedades constituidas en Luxemburgo, se quedó con 48 millones de dólares en un pase de manos. Nada dijo Alonso sobre el tema.
También ante la mirada quieta de la titular de la OA se hizo el acuerdo en el que, según denunció la fiscal Gabriela Boquín, se intentó perdonarle al Grupo Macri casi toda la deuda del Correo. Se trató de «un acuerdo ruinoso para el Estado». Alonso fue denunciada por su inacción.
El listado podría continuarse: tras la concesión de Macri de rutas aéreas, Macair, Macri Air, se vendió a Avianca. Se calculaba que la aerolínea tenía aviones valorados en 1.200.000 dólares, y la venta se hizo en 10 millones. Fueron tantas las irregularidades que el negocio nunca terminó de perfeccionarse y, además, hubo un festival de low–costs de la mano de otros amigos del gobierno. El negocio no dió y los trabajadores de Avianca–Macair hace nueve meses que no cobran. De Alonso no hubo ni noticias.