El presidente de Bolivia, Evo Morales, acusó este miércoles a la OEA de estar «al servicio del imperio norteamericano», luego que el reporte sobre la auditoría que realizó la entidad multilateral, adelantado el domingo, sobre el proceso electoral contribuyó a la precipitación de los acontecimientos en su contra.
En rueda de prensa con medios internacionales y locales en la Ciudad de México, donde llegó la víspera, luego que el Gobierno mexicano le otorgó asilo político, Morales relató que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, ignoró responder a sus llamados.
El mandatario calificó ese informe de totalmente político, una expresión que en forma indirecta significa que la OEA tomó partido por los sectores que organizaron el golpe de Estado.
«La OEA no está al servicio de los pueblos latinoamericanos y menos de los movimientos sociales, está al servicio del imperio norteamericano», dijo Morales en su primera rueda de prensa.
Morales aseguró que, «si el pueblo lo pide», regresará al país para «pacificarlo». Si el pueblo pide, estamos dispuestos a volver».
El líder boliviano se ha mostrado convencido de que «tarde o temprano» regresará, considerando que «mejor lo antes posible para pacificar Bolivia, que es lo que está pidiento el pueblo
Recalcó que volvería para lanzar un «diálogo nacional» con el objetivo prioritario de «pacificar» la nación suramericana, aunque ha asumido que «va a ser difícil de parar esta confrontación».
Destacó que «nunca» ha pedido a ninguna institución del país que haga «alguna cosa ilegal», negando así la acusación de fraude electoral formulada por la oposición y confirmada por la OEA.
Al profundizar sobre el particicipación de la OEA en el golpe de Estado, Morales criticó que la organización recomendara una repetición electoral, cuando, en su opinión, tendría que haber convocado a una segunda vuelta. «La OEA decidió una opción política, no jurídica ni técnica».
Cuestionó al bloque hemisférico que «sorpresivamente» adelantara la publicación del informe preliminar, que se esperaba para este miércoles y se acabó difundiendo el domingo.
Morales relató que intentó ponerse en contacto directamente con el secretario general, Luis Almagro, para advertirle de que con ello «iban a llevar a una matanza en Bolivia».
«Deberían cambiar el nombre de la OEA para que en lugar de Organización de Estados Americanos sea Organización de Estados del Norte», subrayó.
Sobre su salida del Palacio Quemado, Morales explicó que su Gobierno sustituyó «el programa del imperio» por «el programa del pueblo», enmarcando el «golpe de Estado» en «la lucha ideológica».
«Mi gran delito es ser indígena (…) Mi segundo delito, estoy convencido, es que los grupos que tienen el poder económico no aceptan que saquemos de la pobreza a las familias más humildes (…) y no nos aceptan la nacionalización de los recursos naturales».
En su intervención ante la prensa, Morales pidió a policías y militares de Bolivia que no se manchen con la sangre del pueblo y lamentó que un golpe de Estado esté destruyendo al país.
Las balas no paran las marchas ni la insurrección del pueblo, insistió Morales, quien dejó Bolivia para tratar de pacificar al país; sin embargo, sigue la convulsión social.
Soy enemigo de la violencia, añadió, al recalcar que los pueblos «indígenas venimos de la cultura de la vida y en armonía con la madre tierra».