Alrededor de 200 cadáveres fueron sacados de una fosa común este jueves, en una de las entradas de la ciudad de Raqqa (noreste), Siria.
El entierro clandestino fue descubierto por efectivos del Ejército Árabe Sirio, en las inmediaciones del poblado de Fakhikha, en el acceso sur de Raqqa.
Todos los cuerpos hallados se presume son víctimas del autodenominado Estado Islámico (Daesh, en árabe) que ocupó la ciudad fronteriza con Irak entre 2013 y 2017, y estableció allí la «capital» de su Califato.
Algunos de los cadáveres conservaban los característicos uniformes naranjas que el grupo terrorista imponía a sus rehenes condenados a muerte, informó el jefe del Departamento de Salud en Raqqa, Jamal Issa.
En lo que fue el principal bastión del Daesh en Siria, los extremistas implantaron un régimen de terror, masacrando disidentes y simpatizantes del Gobierno del presidente Bashar al-Ásad.
Durante el periodo de ocupación de la ciudad, sometieron a la población a una rigurosa observancia del Islam y llevaron a cabo la destrucción de importantes sitios arqueológicos y religiosos no sunitas, como la mezquita de Uwais al-Qarni.
Hasta la fecha, fueron sacadas de fosas comunes en todo el país más de cinco mil víctimas que perdieron la vida por la acción terrorista del Daesh y los bombardeos de la Coalición Internacional.