San Luis (LaNoticia) 30-05-2019. Ayer en la Cámara de Diputados de San Luis se vivió un momento muy violento y machista, el diputado Demetrio Alume, agredió con comentarios despectivos y misóginos a María Eva Morel.
Demetrio Alume, es uno de los diputados con más antigüedad, está en su sexto mandato, es decir cerca de 24 años como legislador y hasta compartió bloque con su hijo Karin Alume, hoy diputado nacional.
Pero hablando del episodio repudiable, María Eva Moral, en una de sus alocuciones, notó que sus compañeros de bancas, no le estaban prestando atención y dialogaban entre sí, esto despertó la indignación de la joven diputada que dijo “bueno si no me escuchan, fue, no hablo más” a lo que Alume y Juan Pablo Funes, aplaudieron de manera despectiva, como acentuando que nadie escuchaba lo que tenía para decir sobre uno de los proyectos.
Más adelante en la sesión, el diputado Juan Manuel Rigau, levantó de más la voz, por unos dichos del diputado Luis Martínez (que no tenían nada que ver con el episodio de Morel), pero exaltación de Rigau, hizo que Morel intervienen en ese debate, volviendo a marcar la violencia que se vive y que ella vive en el recinto y en los pasillos, por comentarios sexistas, machistas y despectivos por su condición de mujer joven.
En esa parte del descargo de Moral, volvió a nombrar a Alume, quien saltó de su banca de una manera muy violenta y fue directo hacia la banca de la diputada Morel a increparla, utilizando frases como “nenita tonta”, “tontita”, “pendejita de mierda” entre varios de comentarios despectivos por su condición de mujer, juventud y estura.
Lo triste del episodio, es que esta Cámara, a aprobado leyes contra la violencia laboral, de género, sexting, grooming y tantos tipos de abusos y acosos, pero el adolfista Alume lejos de acordarse de esto, mostró su peor faceta machista.
Párrafo aparte merecen el resto de diputadas, en su mayoría adolfistas, que no dijeron nada sobre el hecho de violencia contra otra mujer, que esto demuestra que la casta política puntana tiene un grado de machismo muy marcado, y triste es el silencio de diputados que dicen “defender” los derechos de las mujeres, como Alejandro Cacace, que venía de festejar la aprobación a la adhesión a la Ley Micaela, ley que nace de una situación de violencia de género, que luego del episodio de Alume, no emitió ninguna palabra en defensa de Morel, ¿será que como hoy el radicalismo aprovecha su convivencia con el adolfismo, no quiso arriesgar esa conveniencia política? Que de ser así, demuestra que Cacace solo hace especulación política de sus proyectos; o también el silencio más incómodo, el de Joaquín Mansilla, quien porta con orgullo el pañuelo verde, pero que ante una situación de violencia misógina, tampoco emitió una palabra.
Federico Capella
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